Habrá un nuevo liderazgo mundial o será que este ya ha quedado establecido. Algunos creyéndose imperios lamentarán sus abusos. Las ilegalidades han acelerado sus pérdidas en todas las áreas. En el último siglo con quien menos ha existido piedad es con el planeta en especial hacia las regiones de América Latina y el Caribe.
Ahora, ciento treinta y cuatro naciones, que representan más de seis mil quinientos millones de habitantes, es decir, el ochenta por ciento de la población mundial, invitan a reflexionar. Cuando las cifras en daños ambientales comprometen a ciento noventa millones de ciudadanos, sólo en América Latina y el Caribe, esto representa un treinta por ciento de su población imbuida en huracanes, terremotos, sequías, volcanes, derrumbes, incendios, todos reunidos en no menos de mil quinientos desastres ocurridos desde inicios del nuevo siglo hasta completar un espacio de veintitrés años.
Estas catástrofes han quedado reveladas en un nuevo informe de Naciones Unidas. Pero lo peor es que ocurren en zonas de pobreza, inseguridad alimentaria, desigualdad, migraciones, desplazamientos, violencia, involucrando a millones y complicando la extensión de la desigualdad.
Una alta densidad más un desordenado urbanismo impredecible han arruinado su ambiente colocándolos en un obligado cambio climático. Esto ha incitado desplazamientos que están al borde de perder identidades enteras al ser intermedia la degradación ambiental. También sus recursos naturales van comprometiendo recursos minerales obligando a sus poseedores a entregarlos.
Buena parte del planeta, incluyendo nuestro continente, atraviesa enormes riesgos. La amenaza de huracanes en el Atlántico activa la desnudez de un final de año 2023 catastrófico el cual hace temer que pueda repetirse el colapso como el vivido recientemente en Libia donde un potente huracán ha dejado en un primer recorrido más de doce mil fallecidos.
Advertir que la nueva tradición de tragedias por tormentas será convertida en huracanes hace prever a todos los eventos climáticos que estos traerán con ello pobreza, desigualdad, hambre, inseguridad de todo tipo y violencia. Es una situación que amerita tomar medidas inmediatas.
Devastaciones siniestras soportadas en Asia han dejado a esta región expuesta. Las próximas pérdidas humanas y materiales en sus proyecciones ya se encuentran cerca. El clima seguido de sequías y tormentas se han convertido en eventos cíclicos y con ellos una mayor intensidad.
Por eso las conclusiones del Grupo de los 77 más China dejarán una agenda especial en este contexto. Deben buscarse mejores condiciones de vida hacia nuevas oportunidades económicas. Estos escenarios son la agenda de esta organización la cual debe encontrar cambios representados en nuevas comuniones geopolíticas para los pueblos.
Hasta más pronto…