Hace 35 años, algo más de una generación, se sucedió la primera rebelión popular contra las recetas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Guatire población del estado Miranda aledaña a Caracas, lo que se denominó "El Caracazo", por su extensión a la capital de la república y otras ciudades importantes del país, fue la chispa para la transformación crítica de lo político y sustituir el orden político vigente de entonces, cargado de desigualdades, injusticias y exclusiones, evidenciada en un 62% de pobreza de una Venezuela de unos 25 millones de Venezolanos. Fue el día que el pueblo "bajó de los cerros" y que como dice la letra de nuestro Himno Nacional, "…seguid el ejemplo que Caracas dio…" muchas capitales de países de Nuestramérica, continuaron el ejemplo del Caracazo, ante las recomendaciones neoliberales del FMI.
No debe extrañarnos que por el pensamiento de las minorías oligárquicas y opulentas de nuestra Patria, pasó la idea y se pronunció el discurso colonial de polarización política de las oligarquías criollas de Nuestramérica, que pululan desde hace 531 años de "civilización o barbarie", no es inocente la expresión el 27 F de 1989, "el pueblo bajo de los cerros", es decir, los incivilizados o bárbaros que viven en los cerros de Caracas y ciudades aledañas de la periferia urbana, se alzaron y rebelaron, como evidencia cotidiana empírica de las cartografías socioterritoriales de injusticia, desigualdad y exclusiones existentes en nuestra Patria.
Esa rebelión popular y plebeya de los cerros de Caracas y otras ciudades del país, para analistas y opinadores de oficio, fueron comportamientos incivilizados de un pueblo que para algunos científicos positivistas, sin bases sólidas, desde la conquista tiene una "herencia psicopática selectiva", mientras una minoría selecta, "no heredó esa insanía mental", ¡Qué casualidad!
Realizar un análisis político a la distancia de ese hecho histórico contemporáneo desde la Salud Mental Decolonial, implica que recordemos que desde nuestra perspectiva empírica, teórico vivencial, la salud mental es el encuentro entre las subjetividad/intersubjetividades del Ser/Amar/Tener-Estar, como hipercomplejidad de la condición humana y la decolonialidad como reivindicación del reconocimiento de "otro y el nosotros", ese pueblo que bajó de los cerros el 27F de 1989, como sujeto colectivo e histórico, enmascarado, ocultado, no reconocido desde 1492 (Enrique Dussel, 1994).
Para analizar políticamente ese evento histórico, recurrimos a las 20 Tesis Políticas de Enrique Dussel (2010) y su dialéctica de poder político constituyente del pueblo como (potentia) y poder político institucional constituido, poder delegado (potestas), para gobernar "obedeciendo al pueblo", transformar críticamente y sustituir el orden político vigente de entonces, que se había corrompido y fetichizado.
Para Dussel, el ser humano es un ser viviente que originariamente es comunitario, configura una comunidad política, constantemente asediada por la vulnerabilidad y la muerte, por tanto debe tener una tendencia instintiva de voluntad de vida, como facultad o capacidad para ser poder constituyente (potentia), que le permita crear las instituciones públicas poder constituido (potestas) que le permitan cubrir sus necesidades humanas, reivindicaciones sociales y le garantice la vida y la salud. Esta dialéctica potentia/potestas, da origen a un ejercicio de poder constituido obediencial, es decir, gobernar obedeciendo al pueblo.
Esta dialéctica poder constituyente (pueblo) y poder constituido (institucionalidad pública), en oportunidades se fetichiza, es decir, se corrompe y gobierna alejándose del pueblo y acercándose a sus propios intereses crematísticos y corporativos, originándose tensiones políticas entre el pueblo como sujeto colectivo histórico y el gobierno como un poder, una facultad y capacidad corrompida, ejercicio de poder autoritario, que perdió el rumbo de su acción política estratégica.
Al fetichizarse el poder institucional (potestas), se convierte en un gobierno que comete fechorías, el fetichismo es una inversión autoritaria, es un modo de ocultamiento de la realidad social, ideologizante, creador de falsa conciencia de clase en la subjetividad de los pueblos, lo que Ludovico Silva (1970), denominó "plusvalía ideológica", como "instrumento intelectual imprescindible para poder realizar verdaderamente un análisis marxista del capitalismo actual y del subdesarrollo actual" (p,195), ",,,la base de sustentación ideológica del capitalismo imperial se encuentra en forma preconsciente en el ser humano medio de nuestra sociedad…que se ha formado al contacto diario y permanente con percepciones acústicas y visuales suministrados por los medios de comunicación…el capitalismo no suministra a los seres humanos cualquier ideología, sino concretamente aquella que tiende a preservarlo, justificándolo y presentarlo como el mejor de los sistemas posibles", (p 213 y 214).
En las líneas que siguen revisaremos los momentos de la política (lo conceptual) según Dussel (2010): a) la acción estratégica, b) las instituciones del orden público para satisfacer necesidades humanas, reivindicaciones sociales y garantizar derechos, c) la normativa necesaria, para la legitimidad política. Toda acción política es una actividad humana que se lleva a cabo con propósitos emancipatorios, libertarios o propósitos de dominación. Cuando la potestas, el bloque histórico en el poder (Antonio Gramsci, 1975), no logra satisfacer las necesidades, reivindicaciones y garantizar los derechos del pueblo, pierde su capacidad hegemónica resolutiva, es decir, su capacidad estratégica y sigue dos caminos, revisa, rectifica, reformula las políticas públicas para gobernar obedeciendo al pueblo (potentia) o se corrompe fetichiza y utiliza el poder que le delegó el pueblo, como dominación, como patrón ideológico, denominado colonialidad del poder.
El Caracazo fue una consecuencia de no escuchar al pueblo, de no gobernar obedeciendo al pueblo, sino dominándolo y la tensión creada por necesidades humanas y reivindicaciones sociales del pueblo y la obligación del gobierno de satisfacerlas se rompió, no hubo el consenso necesario entre el gobierno que entregaba y el gobierno que recibía, éste último escuchó los cantos de sirena neoliberales del FMI y no las necesidades humanas, reivindicaciones sociales y derechos del sujeto colectivo e histórico, es decir, el pueblo.
Las instituciones del orden político vigente de entonces, lo público y privado como intersubjetividades y la institucionalidad pública fracasaron, llegaron a una situación de entropía de su capacidad resolutiva, que requería su transformación en ese momento de inflexión política de la potestas, de finalización de un gobierno e inicio de otro gobierno, ambos fueron rebasados por las promesas gubernamentales y electorales incumplidas. Lo que éticamente era válido, no fue legitimado políticamente; se perdió el consenso político necesario para mantener la gobernabilidad y gobernanza.
En esta entrega nos hemos referido a lo conceptual de la política para explicar el Caracazo a 35 años de su acontecer, la próxima semana ascenderemos de lo abstracto (lo político conceptual), de esta semana, a lo concreto de la política, la praxis sociopolítica, para la transformación del orden político vigente. Hasta la próxima semana.
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