Sentirse universitario

Ser universitario piensan algunos es inscribirse como alumno regular de la universidad, SENTIRSE UNIVERSITARIO significa: esfuerzo, lucha y sacrificio por el triunfo de las hermosas ideas juveniles que laten constantemente en la mente del estudiante. Implica sostener febrilmente la espiritualidad de las cosas buenas y útiles para la Venezuela de hoy y del mañana. Llevar en la sangre ese torrentoso palpitar de la vida y la conciencia universitaria. Oír claramente el doloroso tormento de la angustia universal. Quejarse si golpean la estructura básica de nuestra nacionalidad (como voltear nuestra Bandera). Sonreír si es feliz nuestro terruño y, sobre todo, confundirnos con el mundo de esperanzas que tiene el Alma Mater.

Quienes concurren a los claustros universitarios únicamente a pasear su abulia y sus actitudes de arribistas dispuestos a medrar, no contribuyen jamás a sembrar en la raíz del pueblo la misión social de la universidad. Olvidar las desdichas del espíritu en el mundo contemporáneo por un mendrugo de comodidad, tampoco constituye la mejor aspiración de un hombre de fibra universitaria. Por el contrario, SENTIRSE UNIVERSITARIO es llevar en el corazón y el pensamiento el amplísimo concepto de universalidad, de humanidad, de libertad y justicia social.

La universidad no tiene por finalidad convertirse en una matriz fecunda de hacer doctores sin conciencia venezonalista. No es ese su ideal. Su propósito consiste en señalar rumbos, descubrir horizontes, formar hombres cargados de sueños realizables, de proyectos. Ella no puede ni debe modelar individuos irresponsables, egoístas, ajenos al drama de su pueblo, a la tragedia del universo.

Apenas la vileza de tanto joven que mira con indiferencia el tremendo desastre que causa la erosión de nuestro suelo; que desprecia el grave problema de la infancia abandonada; que mira de reojo al pobre para excluirlo, que sierra los ojos para no ver la verdad o lo falso que son ellos. La miopía mental lo cubre con horroroso sudario de indiferencia. Traiciona las enseñanzas y las orientaciones dadas por la universidad.

Universitario auténtico es aquel venezolano desprovisto de individualismo secos e inútiles; aquel en cuyo ánimo no caben los resentimientos negativos. En él bulle armoniosamente la inquietud de las realizaciones fecunda y, por ello percibe los falsos problemas, que crean o inventan algunos sectores convirtiéndose en urgentes y difíciles, y que con muy mala intención caminan vertiginosamente a lo largo y ancho en la mente de aquellos que dicen llamarse universitarios, para enfrentarlo y darle solución, aunque este pequeño grupo de estudiantes que dicen llamarse universitarios pongan todo su empeño para desestabilizar al país.

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José Antonio Velásquez Montaño


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