ALCASA 02 de diciembre de 2011.
SEÑOR MINISTRO MENÉNDEZ.
Muy acertada la decisión del Comandante CHÁVEZ, de la creación del Ministerio de Industrias, que las agrupa a todas y refuerza al Plan Guayana Socialista 2009-2019, como también a las corporaciones de hierro-acero y aluminio, más aún colocando a RICARDO MENENDEZ a la cabeza, hombre comprometido con el proceso revolucionario y con reconocida solvencia moral, elemento fundamental en el campo de la batalla política, para la construcción del socialismo.
Ahora bien, desde el nombramiento de los trabajadores-presidentes de las empresas básicas el 15 de mayo de 2011, hasta la fecha, tenemos que hacer un balance, desde la teoría crítica radical, de la situación actual.
Entonces, tenemos que en lo político; existe una participación y protagonismo de la clase obrera limitada por los tecnócratas, que se amparan en la jerarquía, que es donde se cultiva en su máxima expresión el burocratisno existente.
Esto también impide el desarrollo de la contraloría social obrera, que debe atacar el peor de los males heredados de la Cuarta Republica, como lo es la corrupción.
En lo técnico-operativo; siguen nuestros obreros y técnicos fajados, colocando lo mejor de sí, reparando lo que haya que reparar para seguir produciendo, ya que no llegan a tiempo los insumos y repuestos necesarios que garanticen el proceso productivo; esto porque se gerencia desde Caracas a control remoto y no se tiene conocimiento real de la situación.
Además, en ocasiones las corrientes existente dentro del gobierno, sabotean y atrasan la llegada de los recursos, por retaliaciones personales y por mezquindad política, aunado a tener estos padrinos en las esferas del gobierno central.
En lo económico o en la comercialización, desde mi óptica, creo que es aquí donde está el nudo critico de la situación, es aquí donde el control obrero no existe, pero ni en lo mas mínimo. Fíjense, el control obrero sirve para comprar o para aprobar algunas cosas menores, pero a quién se le vende, y en qué condiciones y a dónde va parar lo que se vende, eso es caca, ya que lo manejan los mismos de siempre. Más aún, tenemos contratos de venta de aluminio a futuro con las transnacionales hasta el 2015 y que este año, fueron alargados hasta el 2018. Esto tampoco fue consultado a la clase obrera y lo más grave es que del 100% del aluminio que producimos entre ALCASA y VENALUM, menos del 20% se queda en las transformadoras estatales y el resto es para las transnacionales y los transformadores nacionales privados, que por cierto no transforman nada, ya que el gobierno no tiene los mecanismos, para saber qué se hace con este aluminio.
Entonces… ¿como vamos las empresas a alcanzar los benditos puntos de equilibrio y generar ganancias, si producir una tonelada de aluminio nos cuesta entre 6 y 7 mil dollares y la vendemos a 2.500 dólares? Este precio lo colocan en Londres (LME).
A esta situación, le agrego lo más peligroso, ya que las transnacionales y las nacionales, tienen operadores políticos en el país y la región, que se encargan de corromper y manipular a punta de dólares a los tecnócratas y cuando alguien se atreve a salirle al paso a esta racionalidad burguesa, nos llaman radicales y retóricos. Es impresionante el grado de corrupción y manipulación en la comercialización de nuestro aluminio.
Señor Ministro: los trabajadores honestos de Guayana, que somos la mayoría y que construimos el Plan Guayana Socialista, tenemos fe y esperanza que usted mande obedeciendo los postulados establecidos en este plan y que lo fundamental, por ahora, es que centralicemos nuestra economía y poder garantizarle a todas nuestras empresas transformadoras nacionales, el aluminio necesario para que, elaboren productos terminados y que generen los beneficios para garantizar el buen vivir de todos los venezolanos.
Viene un proceso eleccionario, donde debemos colocar nuestro mayor esfuerzo para garantizar el triunfo del Comandante el 7 de octubre de 2012. Pues, entonces, véngase a Guayana, que juntos lograremos consolidar nuestro proceso revolucionario y la reelección del comandante-presidente.
LA REVOLUCIÓN ES MI FE Y ESPERANZA.