La ciudadanía comenta con preocupación lo que ha venido ocurriendo desde hace aproximadamente tres años hacia acá en materia de suministro de energía eléctrica en buena parte del territorio nacional; como defensor de las asertivas políticas en materia de desarrollo económico, de protección social, educativas, en salud, deportivas y desarrollo en general, que he sido a nivel de mis modestas opiniones; pues como siempre lo aclaro, solo soy un experto en docencia y administración dentro del proceso educativo; por tanto cuando emito opiniones públicas que puedan estar implícitas entre otras acciones del que acontecer nacional e internacional que no son de mi completo dominio, lo hago tal y como lo lo hace cualquier ciudadano común.
Una vez hecha esta pertinente aclaratoria, paso a comentar lo que es voz populi en el ciudadano común, en relación a lo que ha venido ocurriendo con las cíclicas interrupciones del suministro en el servicio de energía eléctrica en Ciudad Guayana, en el Estado Bolívar y en el resto del País; cuando se desarrolló el terrible verano que azotó con una gran sequía a nuestra nación el año pasado, el cual produjo gran afectación en los complejos hidroeléctricos ubicados en el Estado Bolívar, concretamente en el “Raúl Leoni Otero”, que funciona con el agua suministrada por el gran lago artificial “Guri”, el cual redujo su caudal de agua a niveles alarmantes; además afectó a otros complejos hidroeléctricos ubicados en el resto del territorio nacional.
Esta inesperada situación obligó al Comandante Presidente Hugo Chávez y al resto del gobierno revolucionario socialista, a decretar la “Emergencia eléctrica Nacional”, que como es bien conocido, se indujo a la ciudadanía a que asumiera una adecuada conducta de estricto ahorro en el consumo de energía eléctrica; pero mucho antes que ocurrieran estos acontecimientos, e incluso en tiempos de la llamada “IV República”, ya se venían sucintado en las barriadas populares de San Félix y Puerto Ordaz, constantes interrupciones del servicio de energía eléctrica, ocasionando a la ciudadanía grandes pérdidas, al dañárseles permanentemente sus artefactos electrodoméstico, sin que las empresas que suministran dicho servicio asuman la responsabilidad de resarcir los daños económicos ocasionados fundamentalmente al pueblo humilde.
Decir que el Estado revolucionario socialista, no ha hecho nada para buscarle solución a esta problemática a corto, mediano y largo plazo, es una absurda mezquindad, pues son bien conocidos a lo largo y ancho del territorio nacional, los esfuerzos realizados por el gobierno revolucionario socialista y muy específicamente la actitud asumida por el Comandante Presidente Chávez y el gabinete de energía dirigido por el Ministro Alí Araque, orientados corregir esta anormalidad en el suministro de energía eléctrica; para tal fin se han venido haciendo grandes inversiones en aras de adquirir e instalar plantas termo eléctricas en la mayoría de los Estados, construir o terminar la construcción de complejos hidroeléctricos o eólicos en los estados de la República que tengan condiciones geográficas e hídricas, muchas de las cuales ya están en pleno funcionamiento; un ejemplo es el Complejo Hidroeléctrico “Caruachi” en el Estado Bolívar y el “Santo Domingo” en Barinas.
Pero todos estos reconocidos esfuerzos tienden a disiparse cuando se cometen descuidos o errores administrativos y técnicos por parte de quienes tienen la responsabilidad optimizar el mantenimiento funcional de la infraestructura eléctrica y la prestación del servicio a nivel del consumo industrial, comercial y doméstico urbano, e incluso en materia de protección y seguridad de la infraestructura (Plantas generadoras, acumuladores, transformadores y reguladores ubicados en las sub estaciones), torres y líneas de transportación, reposición de transformadores, líneas de suministro y distribución del fluido a nivel doméstico y alumbrado en calles, avenidas, auto pistas y las diversas edificaciones administrativas de los entes del Estado; entre algunas observaciones anormales tenemos: el ciudadano común aprecia que en el día no se apagan las lámparas del alumbrado de calle y avenidas, un altísimo porcentaje de las barriadas populares no cuentan con medidores que permitan controlar el consumo doméstico y por lo general no pagan el servicio eléctrico que derrochan a placer; buena parte de las edificaciones administrativas del Estado no se les controla el consumo y que por lo general no lo pagan además lo derrochan.
Todas estas anormalidades inducen a la ciudanía “Medalaganista” a preguntarse ¿Por qué yo debo ahorrar energía eléctrica si los primeros que la derrochan son los funcionarios públicos al servicio del Estado? ¿Por qué yo tengo que cancelar la corriente eléctrica que consumo, si a la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas que residen en los sectores humildes no la cancelan y la derrochan?.
Otra anormalidad que se aprecia con preocupación, es que se contratan a empresas “Franquicias” para supuestamente garantizar la seguridad de los complejos hidroeléctricos, termos eléctricos u otros, están gerenciadas por personas enemigas políticas del proceso revolucionario, que pudieran estar desarrollando acciones de sabotaje contra la normal funcionalidad del sector eléctrico; no se pude obviar que estamos en periodo post electoral y los factores políticos reaccionarios fascistas históricamente han demostrado que para retomar el poder gubernamental son capaces cometer cualquier atrocidad.
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