El enorme esfuerzo realizado por varios países exportadores de petróleo para incrementar el precio del crudo, que ha disminuido en menos de año y medio en alrededor de un 120 %, se vio frustrado en la reciente reunión celebrada en Doha, Qatar, al no poder firmarse entre los asistentes, un acuerdo para la reducción de sus cuotas de extracción.
A la capital qatarí acudieron casi todos los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) excepto Irán y Libia, además de media docena de no miembros. La producción global de los participantes en el cónclave representa casi el 60 % de la producción mundial de crudo, o sea, unos 47 millones de barriles diarios. Al evento no asistieron otros importantes productores como Estados Unidos, Canadá, Brasil.
La reunión en Doha tenía como objetivo discutir un acuerdo que estabilizara la producción en los niveles de enero hasta octubre. Pero el pacto colapsó cuando Arabia Saudita exigió que Irán también participara, pese a que Teherán había dicho que no lo haría hasta que alcanzara los niveles de producción que tenía antes de la imposición de sanciones internacionales.
Aunque el resultado de la reunión en Doha podría afectar la recuperación del petróleo, el mercado no caería tanto como a comienzos de año, cuando el Brent tocó mínimos de doce años al llegar a casi 27 dólares por barril a fines de enero.
El antecedente al mitin de Doha fue el acuerdo alcanzado entre Arabia Saudita, Rusia, Venezuela y Qatar el pasado febrero, que estipulaba congelar la extracción del crudo hasta octubre venidero. Eso permitió que en unos días, el petróleo alcanzara los 40 dólares el barril. Ese cambio en la percepción del mercado animó a esos cuatro países a intentar ampliar su pacto.
En ese momento, resultaron variadas las reacciones al respecto como la del presidente ecuatoriano, Rafael Correa que consideró que a mediano plazo el precio del petróleo se podría disparar.
"Siempre ha sido nuestra postura, dijo Correa, la de reducir la producción de crudo. No se entiende esta competencia por producir más, que ha desplomado los precios del petróleo y hasta la propia Arabia Saudita tiene problemas, tiene déficit fiscal; ha tenido que ajustar el precio de la gasolina, ellos que nunca lo ajustaban".
Ya antes del cónclave de Doha, el príncipe Mohamed Bin Salmán, viceheredero y máximo responsable de la política petrolera saudí, informó a la agencia Bloomberg que su país no iba a congelar su producción a menos que Irán hiciera lo mismo y a continuación significó que Riad podría aumentar la extracción en un millón de barriles diarios de forma inmediata.
Esa postura puso en crisis desde los primeros momentos, las previsiones que se habían alcanzado en días anterior y que auguraban un concenso para no incrementar las extracciones.
En cuanto a la República Islámica, desde hace 10 años se encontraba fuera del mercado internacional de petróleo debido a las sanciones impuestas por Occidente y en especial por Estados Unidos por el programa nuclear, netamente pacífico que realizada.
Tras alcanzar varios convenios al respecto, a Teherán les fueron levantadas las medidas coercitivas y por lo tanto, trata de volver a elevar sus extracciones y recuperar las cuotas de que disponía en el mercado.
Al respecto, las autoridades iraníes afirmaron que estaban dispuestas a apoyar el plan de la OPEP pero que en estos momentos no tenían condiciones para participar pues si congelaba su producción de crudo no podrían beneficiarse del levantamiento de las sanciones.
Para que se tenga una idea de cómo ha sido la caída del precio, entre el primero de abril de 2014 y el 31 de marzo de 2016, el barril Brent bajó desde 106,14 dólares hasta 36,25 dólares y según varios analistas, no volverá a alcanzar entre 70 y 100 dólares hasta 2017.
En la actualidad, existe una superexplotación debido a la indetenible extracción de crudo por los países que cuentan con grandes yacimientos, así como el incremento de la producción en Estados Unidos por la técnica del fracking, mientras se produjo una reducción de la demanda motivada por la ralentización económica en numerosos países emergentes (especialmente en China y Brasil) y en la Unión Europea.
Arabia Saudita, principal productor de la OPEP ha mantenido, y hasta aumentado su techo en cerca de los 11 millones de barriles diarios, tras las disminuciones que padecieron Irán (por las sanciones) y Libia (por la guerra).
En décadas anteriores, cuando los precios del crudo caían, Riad disminuía la oferta. En el último período, ningún miembro de la OPEP,(al no ser los que han padecido dificultades), ha disminuido sus extracciones, al igual que no lo han hecho otros no pertenecientes al grupo como Rusia India, Estados Unidos, Gran Bretaña.
Los OPEP, en marzo de 2016 tuvo una extracción total de 32,35 millones de barriles diarios, 500 000 barriles más que en el mismo período de 2015. Arabia Saudita llegó a 10 700 millones e Irán a 3,3 millones de barriles, un aumento de 400 000 barriles respecto a enero, cuando se le retiraron las sanciones internacionales, pero aún lejos de los 4 millones que extraía anteriormente.
Esa organización la integran Angola, Arabia Saudita, Argelia, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irak, Kuwait, Nigeria, Qatar, Irán, Libia y Venezuela.
Los analistas señalan que los intereses de países individuales han empezado a diferenciarse de los de la OPEP de forma muy drástica lo cual puede continuar aumentando en los próximos meses.
En los últimos tiempos se visualiza que aquella mínima cooperación existente entre sus miembros se ha ido deteriorando y pone en crisis a la organización.
Los especialistas han afirmado que el fracaso en la reunión de Doha se debe a las presiones que ejerció Estados Unidos que junto a su aliado saudí, insisten en debilitar a naciones con gobiernos no afines como son Rusia, Irán Venezuela y Ecuador para Washington, e Irán y Rusia para Riad.
Claro que mientras los productores ven afectadas sus economías con los bajos precios, la gran mayoría de los países que no cuentan con yacimientos, se benefician con esa situación.
La próxima reunión de la OPEP, fijada para el mes de junio de este año, tratará de llegar a un acuerdo razonable y una solución sería llegar a un convenio de estabilidad en los precios que sea aceptable para los exportadores y asequible a los importadores, a la par de que se busque impulsar nuevas fuentes de energía renovable que ayuden al mundo a detener el cambio climático y a las futuras generaciones a librarse de la contaminación ambiental.