Las ideas que se exponen a continuación es material de un artículo presentado a la Escuela de Planificación del Gobierno, de la república Bolivariana de Venezuela durante un Seminario con a cargo del Profesor Carlos Potellá, sin más damos inicio a un ciclo para dar a conocer dichos contenidos, a su vez se presentó a centro de investigación CESYC (Centro de Estudios Sociales y Culturales de la Universidad Bolivariana), esperando ser discutidas tales ideas en contribución a la investigación nacional, sobre todo de un problemas que me preocupa a lo largo de mi experiencia docente como profesor de la materia Geopolítica de Hidrocarburos. Esperemos que sea del interés de los lectores. Iniciamos.
La política energética es la política fundamental del país, la base de la política económica, es decir, la columna vertebral del país, su factor dinámico de la que el Estado venezolano goza de ventajas comparativas, de manera que la definición de las "acciones estratégica" de la política de hidrocarburo es vital para el país, para el desarrollo del proyecto nación, por lo que debe ser parte de pensamiento estratégico global. Se trata de tener una visión para orientar la economía petrolera al servicio del desarrollo social y económico del país, de allí que nos compenetremos con el pensamiento petrolero, en las estrategias que se configuraron no sin resistencia, bajo condiciones determinadas del extractivísmo, las concesiones, el entreguismo, así como el abandono de la soberanía, fraudes, engaños, pactos negociados incluso, la resistencia de "no más concesiones" hasta llegar a la nacionalización negociada, contratos de servicios fraudulentos, privatizaciones, etc., en medio de una lucha con el capital extranjero para alcanzar algún beneficio nacional dentro del pensamiento liberal.
El pensamiento estratégico petrolero
El pensamiento estratégico petrolero venezolano no surgió como acciones políticas espontáneas, sino que es una visión consciente del desarrollo a largo plazo que se fue construyendo poco a poco, orientándose a crear un horizonte con la explotación petrolera, paso a paso en el logro de objetivos económicos, así como soluciones a los problemas estratégicos industriales dentro de un contexto histórico nacional e internacional. A finales del siglo XIX y comienzo del siglo XX no existía propiamente una visión clara, estratégicamente definida para implementar de manera planificada, el proyecto industrial petrolero y el desarrollo nacional, sin embargo existía la necesidad de explotar el petróleo y con ello, la creación de una industria en el largo plazo con repercusión en el proyecto nacional de país, proceso que se fue materializando gradualmente durante la lucha del Estado por arrancar los beneficios de la renta petrolera frente a las compañías petroleras.
¿Qué entendemos por pensamiento estratégico? El conjunto de ideas que se concretaron durante un proceso histórico de largo plazo, la forma de cómo se fueron concibiendo y tejiendo las decisiones estratégicas de la explotación petrolera y el modo de cómo se asumieron en la administración pública de la República y el Estado, alcanzando el objetivo final, la creación de una industria petrolera con repercusión nacional, de acuerdo con el grado de consciencia política, habilidad o destreza técnica y tecnológica disponible para aquel momento, lo cual posibilitó a futuro la creación de la bases industriales del desarrollo petrolero, de un proyecto nacional cuya administración estaba consciente de estar sujeta al juego del poder político, del poder territorial sobre la renta del suelo, del poder del petróleo, subordinada al inicio, el negocio petrolero a las tecnologías foráneas, como también dependiente del capital y la experticia requerida.
Hagamos historia, en los tiempos posteriores a Bolívar se desata la lucha encarnizada por poseer el poder del Estado, "el botín público" en el último siglo XIX, la renta de la tierra, de las minas y principios del siglo XX, la renta petrolera, de las tierras públicas usurpadas del Estado, para quienes los caudillos o autócratas van a librar una lucha incansable, convirtiéndose en cabeza o líder, con el propósito de dirigir el gobierno nacional, trazar planes de conservación del poder, implementar decisiones públicas de "orden y progreso" teniendo como misión administrar la República y sus instituciones nacientes en conformidad con un "ordenamiento legal" amoldado a sus intereses particulares, la propiedad territorial y de la renta surgiendo desde aquí un pensamiento del poder político, una idea poder-Estado que facilitara la explotación de la tierra con repercusión social.
El Poder Petrolero
A principios del siglo XX, surge entonces la idea del "Poder Petrolero" asociado al poder político, al poder del Estado y al poder económico de las empresas concesionarias petroleras en conjunción con el presidente de la República. Mendoza, Potella refiere que: "Cuando hablamos del Poder Petrolero nos referimos a la conjunción de cúpulas gerenciales públicas y sus asesores transnacionales con una reducida elite empresarial nacional e internacional, para el trazado de líneas de acción, en materia de política petrolera, favorables a sus particulares intereses grupales. Es decir, que no incluimos dentro del concepto a toda la gama de técnicos de la industria, quienes ocupan posiciones gerenciales, de supervisión y coordinación, pero que están lejos de participar de las decisiones políticas que se concentran en el ápice directivo." (Mendoza Potella, Carlos, 1995).
El pensamiento estratégico petrolero nace pues, de esa "conjunción de cúpulas gerenciales públicas y privadas" donde los asesores transnacionales en esa interacción de cúpulas que van a configurar el pensamiento petrolero, las acciones estratégicas, "el trazado de líneas de acción permitido" en materia de política petrolera, favorables a particulares intereses grupales, tanto de la economía política pública como de la empresa privada, abriéndose paso ese forcejeo a lo largo de los siglos, el Estado y gobiernos de turno para lograr mejores beneficios de las Minas como motor del desarrollo del país al final del siglo XIX y comienzo del XX, sustituyendo paulatinamente a la agricultura de una economía mono exportadora agrícola a otra mono exportadora minera, trayendo como consecuencia la deformación estructural de la economía y una cultura del trabajo improductiva.
Base del Pensamiento Estratégico Petrolero: Decreto de Minas del Libertador
Ya antes Bolívar dentro de su pensamiento intuitivo estratégico, originario y promisorio sentó las bases para un precedente para el desarrollo de las minas, el fundamento de "la Legislación de Minas", lo que sería a futuro el fundamento del desarrollo petrolero soberano, el Decreto de Minas del Libertador del 24 de octubre de 1829, pronunciado en Quito; dice el Decreto: ….conforme a las leyes, las minas de cualquier clase corresponden a la República, cuyo gobierno las concede en propiedad y posesión a los ciudadanos que las pidan bajo condiciones expresadas en las leyes y ordenanzas de minas y con las demás que contiene el Decreto" (Salvador de la Plaza, 2014).
El "Decreto" estaba orientado a tomar las primeras decisiones políticas estratégicas con respecto al desarrollo de la economía nacional mediante "concesiones a ciudadanos" a quien se le otorgaba la gestión de la propiedad pública y a su vez posesión temporal. Quiere decir; que El Libertador reservaba las competencias estratégicas del desarrollo de la Nación, por la República dentro de su pensamiento analítico asignando al Estado, el ejercicio de la soberanía minera, la disposición de las minas del subsuelo bajo un "régimen de contratación", y que ellas serán concedidas sin renunciar a la soberanía.
Basado en esta idea del desarrollo estratégico, --explica Salvador de la Plaza--: "En 1845 el Congreso de la República sancionó el primer Código de leyes de Minas y en 1855, en su Reglamento fue ratificada esa propiedad al establecer: "La propiedad de las sustancias designadas en el artículo anterior-metálicas, combustibles o piedras preciosas-corresponde al Estado y ninguno podrá beneficiarse sin concesión del poder ejecutivo en la forma que se dispone en las Leyes del Código de Minas…., quedando así establecidas las bases del régimen de concesiones que caracterizo la legislación minera de Venezuela: La nación, por ser propietaria del subsuelo, puede explotar directamente las minas o, previo cumplimiento de disposiciones contenidas en las leyes, otorgar a un particular la concesión a explotar" (Ídem).
Legislación de Minas y el Pensamiento Estratégico
Con la anterior legislación minera se fundamentaba a la par una visión estratégica originaria del desarrollo, donde el papel del Estado viene a jugar un rol decisivo, siendo propietario inalienable del subsuelo, para explotar directamente o indirectamente las minas previa regulación por las leyes de la República y que viene a marcar referencia y pautas para ulteriores negociaciones petroleras a lo largo del siglo XX y XXI. Sin embargo; la legislación minera que nos han regido desde entonces indica Salvador de la Plaza, "….a pesar del silencio en que, a través del tiempo transcurrido, lo han mantenido las clases dominantes con fines de lucro inconfesables. Hasta 1896, por ejemplo el Código Civil, violando ese Decreto, estatuía que el propietario del suelo lo era asimismo del subsuelo. Ninguna de las Constituciones, incluida la de 1961, consagró categóricamente la propiedad exclusiva de la Nación sobre el subsuelo" (Ídem), de esta manera queda en evidencia la complicidad de los caudillos, de los dictadores e inclusive de los legisladores, asimismo, representantes de la democracia puntofijista de conculcar al pueblo, sus derechos soberanos sobre el petróleo, del derecho a disfrutar de las gracias de la tierra, de las bendiciones del petróleo el que las compañías nos echaron una maldición al desarrollo del país.
Desde entonces; el pensamiento estratégico de la economía política para el desarrollo petrolero arrastró un tratamiento sesgado, de interpretaciones distorsionadas del papel de las concesiones petroleras, de la venta y transferencia de las mismas por criollos a las compañías extranjeras, imponiéndose de parte de emprendedores capitalistas, la traición al desarrollo nacional, la cultura parasitaria rentista, el aferramiento de las compañías extranjeras de no soltar las riendas de dominación sobre el petróleo, de continuar con la hegemonía de los mercados petroleros a despecho de todo, inclusive al precios de golpe políticos de Estados.
La lucha por la soberanía nacional petrolera y la configuración de un verdadero pensamiento estratégico nacional
Por último; la lucha por la participación en los beneficios petroleros, es una constante en la historia de la formación del pensamiento petrolero, el rentísmo, "el fifty Fifty", el desarrollismo, la no concesiones, del cambio de las concesiones a la nacionalización petrolera tutelada, las propuestas populistas, los contratos de servicios, de infiltración de la industria petrolera, la reprivatización de la industria, la apertura petrolera, el neoliberalismo procurando socavar el ideal bolivariano de soberanía con la apertura, --el espíritu del Decreto de Minas del Libertador-- por parte de los intereses privados que defendía la propiedad privada sobre la tierra, la libertad de los negocios privados por encima de los intereses nacionales de desarrollo, derivando como siempre, en planes de desestabilización para hacerse del "botín petrolero", de usurpar la soberanía nacional, la renta petrolera y conculcar el derecho de los pueblos al desarrollo.
Con la revolución bolivariana y chavista 1999-2013, el pensamiento estratégico petrolero cambió, modificó el patrón del pensamiento económico, la economía política del desarrollo petrolero, transformó la visión del manejo de la industria petrolera, las ideas estratégicas para el desarrollo del proyecto nacional de país con la perspectiva de responder a las necesidades sociales nacionales postergadas desde el inicio de la explotación petrolera. Giuseppe, Andrés (2014) señala que a diferencia de la pasada Constitución de 1961, "El 20 de diciembre de 1999, la Asamblea Nacional Constituyente, proclama la nueva Constitución, la cual en su artículo 12, establece que los yacimientos de hidrocarburos son bienes del dominio público, inalienables e imprescriptibles. Asimismo; en el artículo 302 se declara reservada la actividad petrolera en manos del Estado y, en el artículo 303 se establece que la Nación conservará la totalidad de las acciones de PDVSA (Giuseppe, Andrés, 2014). En esta se recoge el espíritu soberano del Decreto de Minas del Libertador, se pone fin a la traición histórica al monopolio de los "criollos" que revendía las concesiones acorde a las ideas liberales extranjeras, y el que la República que no terminase de acrisolar un pensamiento estratégico firme que apostase al desarrollo independiente y soberano.