Según Rystad Energy, la industria petrolera necesita reemplazar 34.000 millones de barriles de crudo al año pero en el 2015 tan sólo se alcanzaron los 8.000 millones de barriles debido al drástico descenso de las inversiones en exploración y producción mundial. La producción actual de petróleo proviene en más de un 60% de campos maduros,(que tienen más de 25 años de ser explotados de manera intensiva) por lo que las nuevas prospecciones se realizan en regiones más remotas (Ártico, Amazonas) con mayor coste productivo (120 $) y menor rentabilidad, amenazando en muchas ocasiones a reservas y parques naturales (Ártico, Alaska, Amazonas) y siendo el desfase entre el consumo mundial y los descubrimientos de nuevas explotaciones abismal (en una proporción de 4 a 1).
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en un informe titulado "Perspectivas mundiales de inversión en energía", advierte que será necesario invertir 48 Billones $ hasta el 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el abrupto desplome del precio del crudo hasta los 50 $, imposibilitó a los países productores conseguir precios competitivos (rondando los 80 $) que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones, por lo que no sería descartable la escasez de petróleo en lel próximo Quinquenio al concatenarse el final de la pandemia sanitaria con la recuperación económica de las principales economías tractoras, (EEUU, UE, China).
Así, el aumento de la demanda energética mundial cercana a 1,5 millones de barriles al año aunado con el recorte de producción pactado entre Rusia y la OPEP y la falta de resolución del contencioso iraní han provocado un déficit diario de 1 millón bpd, la escalada del crudo hasta los 70 $ el barril y tasas de inflación desbocadas en EEUU, China y UE que tendrán como efecto colateral el incrementos del precio del dinero por parte de los Bancos Centrales y la asfixia económica de incontables países con una Deuda Pública estratosférica. Todo ello, originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo hasta niveles del 2008 (rondando los 100 $) que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que, aunado con inusuales sequías e inundaciones en los tradicionales graneros mundiales y la consecuente aplicación de restricciones a la exportación de commodities de dichos países para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial .