Volviendo a América Latina y el Caribe, todos sus saberes y experticias en cuanto a sus productos energéticos tienen la radiografía a colores del último siglo y medio de explotación de sus recursos.
Estos, asumidos como verdad indiferente han tomado la orientación hegemónica de universalidad, neutralidad, racionalista, social y cultural como una verdad robotizada para producir espasmos en serie.
Estos segundos en la vida política mundial son una pequeña opinión de cualquier nación para convencer hacia un canon académico, formativo del cual el intermedio no es hacerse a un lado o pausarse, hablamos de la intermedialidad como factor inicial del cambio de cosas hacia extremos que han marchado muy mal.
Pero el tiempo se agota hacia una pérdida desde lo global o lo local. Se extingue la paciencia al ver cómo para algunos en diversas sociedades de pensamientos planos no representan las chispas que se ven en las calles en el medio de necesidades al igual que todos.
Pero por más que los intereses corporativos logren disimular, siempre la geopolítica de las energías nuevamente dará más pasos al descubrimiento de tratar de manejar sus funciones contra los intereses convertidos en ganancias económicas por encima de la necesidad social.
Los recientes retos para las energías emanan de dolores contaminados, separados en sus realidades de desarrollo. Tras el cierre, comienzo o desarrollo de cada año sus intereses aumentan y tras estos van acompañados graves acontecimientos de guerras los cuales se hacen interminables.
Lamentablemente debemos habitar un momento en el cual las energías sufren capturas oscuras por los intereses de quienes quieren habitar sus servicios. Con esto vamos a un oscurecimiento global el cual se agitará prolongadamente. Hoy, más de ochenta millones de kilómetros en líneas de cables son necesarias para poder seguir calentando las demandas y necesidades del planeta.
Hasta más pronto…