Mientras el presidente Hugo Chávez planteó en el marco de la XXXV Cumbre de Mercosur un fondo derivado del petróleo a fin de producir alimentos, nos hace pesimista el progresivo avance del proyecto de convertir el maíz, la soya y la caña de azúcar en biocombustible, para el funcionamiento de motores de combustión interna.
En mi opinión, primero se debe pensar en resolver el desabastecimiento mundial de alimentos, para después dar otro destino a estos cultivos.
Sin embargo, hay proyecciones las cuales indican que ante la imparable escalada de los precios del petróleo, para 2020 los biocarburantes estarían supliendo 10 % de la energía en el mundo, un equivalente a 8,2 millones de barriles del hidrocarburo por día.
No es de extrañar entonces, que en un corto plazo, una arepa full inyección, por ejemplo, sea el plato recomendado de los restaurantes exclusivos de muchos países, donde la población de menos recursos no tiene siquiera acceso.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en una cumbre en México calificó de "pecado mortal" hablar de elaboración de biocombustibles ante la escasez y los altos precios de los alimentos. Se mostró además preocupado por la producción de frijoles y de caña en su país, al tiempo que criticó que se piense más en las ganancias que en los pueblos.
Otras opiniones de prensa dan cuenta de que un informe del Gobierno británico sobre política alimentaria dice que la relación entre la demanda por biocombustibles y el alza internacional en los precios de los alimentos debe ser estudiada con más atención.
Explican que los biocombustibles elaborados mayormente con cultivos de trigo, maíz, caña de azúcar y aceites vegetales, son vistos como una manera de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global, mientras los críticos señalan que el uso de la tierra destinada a estas cosechas para producir carburantes, es una de las causas del incremento del valor económico de los comestibles en el mundo.
Pero en Brasil está de moda el agrocarburante, pese a que los analistas sostienen además que con la producción de esta energía se pone en peligro la reserva del Amazonas. Las gasolineras costarricenses también venderán a partir de octubre gasolina y diésel mezclados con etanol.
Por eso, la propuesta del presidente Chávez en el Mercosur son signos del auge que toma el asunto. De modo, que no debe ser sorpresa que en cualquier momento alguien llegue a un restauran lujoso y le presenten en el menú la suculencia de unas empanadas de 91 0 95 octanos y las ricas arepitas full inyección, a costa del hambre de la gente humilde.
¡Ojo!, y este planteamiento no se trata de simple humor negro o jocosidad maracucha. Según los expertos, en 10 años se podrán producir 12 mil litros de combustible por hectárea de maíz. Así las cosas, ¿quien se pone a desgranar mazorcas para la elaboración de harina? Pareciera inevitable entonces que se siga acentuando el problema de alimentación de los pueblos pobres del planeta.
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