Leyendo al experto Pablo Varela en su artículo “Electricidad, emergencia y soluciones del día 13 – 11 – 2009, en Aporrea, no podemos menos que quedarnos estupefactos, sobre todo quienes somos legos en esta materia, pero no tanto como para no pensar y preguntarnos ¿Es posible que nos estemos ahogando en un vaso de agua? ¿Si existen todas las alternativas que señala este planificador energético jubilado del MEMPET, como es que los planificadores del desarrollo nacional a lo largo de la vida del servicio energético en el país no llegaron a enterarse? ¿Con gente como Pablo Varela, en Venezuela, obviamente un revolucionario, porque aun cuando no se proclama rojo rojito sale con una propuesta tan diáfana, como es que estamos atollados en el fango eléctrico? ¿Si esos estudios y proyectos de investigación existen porque no desempolvarlos y enfrentar el problema de una manera holística evitando seguir alimentando a los peces gordos, como lo plantea en su propuesta?
La pelota está en el campo y solo falta ponerla en juego Pablo Varela ha puesto el dedo donde tiene que colocarse. Ha lanzado un reto a quienes desde diferentes trincheras estamos defendiendo nuestra industria eléctrica y que estamos de acuerdo cuando plantea que solo el pueblo con su sabiduría la puede salvar y potenciar.
Pero para ello hace falta que particularmente los trabajadores del sector eléctrico, usuarias y usuarios y demás venezolanos en un solo frente, con una unidad y voluntad férrea digamos presente. Un presente de lucha, no para buscar cargos burocráticos, que a la larga lo que hacen es enfermar la moral obrera y anular la capacidad de lucha de la clase trabajadora.
Ya lo hemos visto en el pasado y en el presente, donde la participación burocrática pequeño burguesa de la “representación obrera” en los directorios de la empresas, en ministerios en corporaciones no ha hecho otra cosa que debilitar los principios proletarios, porque con la burocratización y el aburguesamiento del representante, que no es nada raro, cuando lo atrapa el mundillo de la burocracia y de los negocios, el trabajador y la trabajadora pierde la confianza en los postulados proletarios y se desmoraliza y luego vienen esos letargos, como el que aún existe en nuestro medio.
A estas alturas de la revolución todavía predominan las mafias que chantajean y persiguen al colectivo para lograr sus aspiraciones de encumbramiento en las obsoletas y corruptas cúpulas sindicales, que militen o no en la CTV conservan las mismas rémoras que ese caparazón vacío tanto física como moral.
Sino que nos digan si han renunciado a los TC sindicales, que representan el primer síndrome de la venta, las costas sindicales, que aplican durante los periodos de discusiones contractuales, si mantienen una Web, con las cuentas claras de las finanzas producto de las cotizaciones, a la que trabajadora y trabajador puedan accesar y saber en que se invierte la gota de sudor que quincenal o semanalmente le arrancan por nómina, de su esfuerzo.
Por estos razonamientos pensamos que los colectivos de trabajadoras y trabajadores de las diferentes empresas del sector deben unirse para como una sola fuerza vigorosa y de empuje exigir la participación en la recuperación de la industria, pero no con secretos bien guardados, como aquella cuña turística de la IV República, sino con propuestas claras,como la de Pablo Varela, quien para que no quede dudas de su convicción expresa: “No se trata de generar cada vez más energía, sino de hacerla llegar a quien la necesite. La energía está ahí, no para producir ganancias, sino para obtener la mayor utilidad social posible.”
Los trabajadores como colectivo debiéramos apelar al conocimiento, a la franqueza y al sentido patriótico de Varela, para que ese esbozo publicado en aporrea, lo profundice y junto a este pueblo que cada día puja por asegurar un sistema eléctrico de calidad, podamos aplicar a la electricidad como palanca revolucionaria.
Periodista* cd2620@gmail.com cadiz2021@yahoo.es
CNP 2414