Las bases populares de la Revolución Bolivariana han crecido de una
manera asombrosa desde que se inició el proceso constituyente, en 1999.
El soberano ha asumido valientemente, ante las diversas coyunturas
políticas y sociales, un rol protagónico, como se evidencia en las
numerosas organizaciones que se han articulado- y afirmado- en los
últimos once años. El pueblo ha reclamado el auténtico poder que le
otorga la Constitución Bolivariana para desarrollar sus potencialidades y
para transformar sus condiciones de vida, dentro de un marco de equidad
y justicia.
A pesar de este hecho poderosamente revolucionario, tenemos que asumir,
no obstante, que heredamos una estructura burocrática en los distintos
poderes e instancias públicas, que limita y entraba la capacidad de
respuesta que debe dar el Estado a ese pueblo organizado, que demanda
cada día mejores condiciones de vida y dignidad.
Si bien estamos conscientes de la deuda infinita que tenemos con el
pueblo venezolano, se ha hecho necesaria una actuación acelerada que
permita la refundación efectiva de las instituciones del Estado, pues la
Constitución Bolivariana establece que todas las instancias locales,
regionales y nacionales deben propiciar, socialmente, un proceso
democrático, protagónico, participativo, deliberativo y cogestionario.
Los principios fundamentales de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela dibujan una ruta de navegación precisa para la
construcción de la sociedad justa. Nuestra Carta Magna es la fuente
doctrinaria que sustenta la tarea común de construir el socialismo del
siglo 21, tal como lo ha propuesto el Presidente de la República, Hugo
Chávez Frías. Se trata, sin duda, del proyecto sociopolítico más
desafiante que se ha planteado nuestra Revolución, y que requiere la
imaginación y la participación de todas las organizaciones populares, de
las instituciones públicas, y, principalmente, de todo el pueblo
venezolano, sin distinción de raza, de género y de cultura. Otro mundo
es posible, otra sociedad es posible.
Es por ello, que aceptamos este reto, y propongo al debate político e
ideológico sobre la forma en que se debe hacer la refundación de los
órganos y entes públicos, con miras a la creación de un modelo flexible,
dinámico e interactivo, que le permita al pueblo organizado
relacionarse productivamente, con el Estado Bolivariano. Esto se llama
poder para el pueblo.
La democracia protagónica y participativa obliga a grandes
transformaciones. Creo que los planteamientos que haré a continuación
son un valioso aporte para esta discusión, ya que han servido de guía
práctica en los numerosos cambios internos y externos que se han
iniciado en nuestras instituciones desde hace once años. Venimos
transformando aceleradamente sus estructuras administrativas y
operativas, para adecuarlas a la relación estrecha y horizontal que
debemos promover con el pueblo organizado. (Continuará...).
*Abogado, Analista Político y miltante del Partido Socialista
Unido de Venezuela (PSUV). Moderador del Programa Informativo y de
Opinión "Micrófono Abierto" transmitido de lunes a viernes de 12 m a 2
pm por la Emisora Comunitaria "Llovizna" 104.7 FM. www.juanmartorano.blogspot.com
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