Louis Mc Henry Howe…
La actual situación económica y social de Venezuela es bastante complicada debido al desgaste por las expropiaciones y las confiscaciones al sector productivo. Todo esto ha provocado un deterioro de la situación interna, y de la capacidad de productividad de algunos sectores privados de la economía. Pero ante estos hechos los más notorio, es el surgimiento de una corriente crítica formada por intelectuales y políticos afectos a la revolución bolivariana, corriente que se proclama socialista y revolucionaria, definiendo que se necesitan cambios profundos en el sistema político y económico venezolano debido precisamente a que el camino recorrido desde el año 2002 hasta el presente no tiene nada que ver con el socialismo. Las medidas tomadas hasta ahora son potencialmente catastróficas para el pueblo venezolano, ya que están dejando a miles de venezolanos desempleados y lanzándolos a la llamada economía informal.
Hay numerosas opiniones que suelen publicarse en destacados
medios del internet alternativo y de la prensa privada, porque
la oficial no le da cabida, que contrastan con los escasos artículos
en el sistema público de comunicación social que aparecen defendiendo
las políticas oficiales que se vienen desarrollando en Venezuela desde
el 2002 hasta hoy.
Las críticas siempre parten de unos planteamientos uniformes: opiniones altamente críticas de las políticas y del sistema socioeconómico actual en Venezuela, que no tienen nada que ver con el socialismo, con una percepción catastrofista de la situación política, económica y social del país. Muchos defienden un “estado social de derecho y de justicia” contra el “Estado estalinista” y la “burocracia paralitica”. Y teniéndose la convicción de que el conjunto de problemas que tiene Venezuela son única y exclusivamente de carácter interno. Venezuela tiene un grave problema, un problema terminal del que dependen todos los demás, el actual modelo económico, político y social, que se sustenta en la propiedad del estado y el trabajo asalariado, burocrático, centralista y direccional, heredado del estalinismo, no es más que un capitalismo monopolista de estado disfrazado de socialismo, que estanca el avance del proceso hacia una verdadera democratización de la propiedad.
Hay una marcada diferencia de lo que proclaman ciertos funcionarios en el gobierno, y la prensa oficialista, aquí no existen factores externos que estén creando graves problemas, aunado al deterioro notable en la economía, junto al desmejoramiento del nivel de la calidad vida de la población. Esto se ve más bien como unas justificaciones de la llamada nomeklantura estalinista bolivariana, que impiden realizar los cambios sociales imprescindibles que supuestamente debe hacer el gobierno bolivariano de forma democrática. Como una receta para construir un socialismo auténtico incorporando sin demagogia la democracia participativa y protagónica, la autogestión, destruyendo a la burocracia parasitaria, y minimizando al Estado, suprimiendo el papel dirigente del PSUV en la economía.
Venezuela está atravesando una situación de grave escasez de bienes y servicios, que hacen muy dura la vida cotidiana para la mayoría de la población. Esta situación esta provocando la descomposición moral, la pérdida de valores, el crimen organizado, la corrupción y un alejamiento al proyecto revolucionario por parte de muchos sectores sociales que a mediano plazo ponen en peligro la continuidad de la Revolución bolivariana (como muchos dirigentes denuncian continuamente en una forma de autocrítica). No hay que negar que existan dirigentes políticos y directores de empresas corruptos en todos los niveles del gobierno bolivariano, al igual que muchos comportamientos antidemocráticos que frenan la participación popular, y es muy evidente que en los once años de la revolución bolivariana se han cometido garrafales errores políticos/económicos graves, muchos achacables al voluntarismo.
El cooperativismo, la propiedad privada, el mercado suelen ser necesarios en la construcción del socialismo democrático, siempre y cuando se controlen los efectos negativos: de los monopolios, el acaparamiento, la especulación etc. Pero lo que estamos viendo, entre lo que propone lo nomenklatura bolivariana, y el socialismo existe una diferencia abismal.
“La pretendida dictadura del proletariado” no puede ser la dictadura de unas claques de políticos que actúan en su nombre para destrozar al pueblo y a la revolución. Con un pretendido partido único que no llega a ser dueño de las bases, no se puede pretender actuar en nombre del pueblo, y menos el querer adueñarse de sus esperanzas, porque a estas alturas del desarrollo global no se puede considerar lo falaz para un cambio.
En el gobierno bolivariano se instauro la política del reciclaje, funcionarios hasta con cuatro cargos entrando en una zona de alto riesgo donde prevalece la ineficacia, la corrupción y la anti-ética.
A los ‘marxologos, marxistas o marcianos’ bolivarianos, hay que recordarles que Carlos Marx en su época desconfiaba del estado por sus intromisiones, siempre abogó por la desaparición del estado ‘politiquero’, ya que los gobiernos eran una fachada de la economía burguesa, de los horrores judiciales que permitían la corrupción, favoreciendo el burocratismo y frenando la participación popular…Los dogmatismos ideológicos a estas alturas de la humanidad no tienen razón de ser sino consulten las obras de Ludovico Silva, los fanáticos doctrinarios.
Percasita11@yahoo.es