Perspectivas del Socialismo del Siglo XXI

Luego de las elecciones del 26 de sept., en nuestro país se deberá dar un debate sobre el derrotero del PSUV y de la teoría ideológica que soporta el gobierno del Presidente Chávez; en paralelo y como consecuencia de ello, seguramente se modificará la estructura actual del gabinete –equipo de gobierno- de cara a la redimensión de la propuesta socialista que hemos denominado del siglo XXI.

Nuestro proceso “evolutivo” en lo político que se supone supere la propuesta nacida en el siglo XX, aun se encuentra por definir y su derrotero dependerá de los cambios que se suceden consecuencia de las presiones de factores exógenos adversos; lo cual nos obligará seguramente, a convertimos en una autarquía –especie de isla- para concretarnos y consolidarnos, o por el contario, pasamos a retozar el juego de terceros que indefectiblemente atrasarán el crecimiento y concreción de la propuesta política, económica y social que encarna el máximo Líder de la Revolución Bolivariana.

El dilema que se presenta, lo refiero a la sustentabilidad que sus premisas deben resistir y que como tal, se enfrentan a concepciones decimonónicas que se niegan a “morir”. Los conceptos y praxis económica –es decir, la visión del mercado y no del trabajo o de la planificación popular- y en lo política –la concepción de la democracia: participación vs. la representación- aun se expresan mundialmente en forma mayoritaria y no evolucionan, como quisiéramos, como paradigmas a ser superados.

Una cosa es la esencia ética del discurso del Comandante Presidente y otra, el accionar de terceros para la concreción de su pensamiento, sea en el plano del gobierno nacional, regional o local. Es por ello que para algunos, el ciudadano Presidente aparece como hegemonizando las actuaciones en sociedad y es cierto. De no hacerlo, sería inevitablemente derrotado vista la incompetencia de quienes en la estructura jerárquica deben soportar las “cargas del enemigo”.

Aparentemente, el accionar del gobierno es disfuncional; por tanto, lo que nos fue enérgico antes ya no es eficaz hoy, a lo cual habría que revisar las variables que direccionan el sistema político y económico como propuestas o de lo contrario podría devenir en un colapso. Aspectos endógenos activados por acciones exógenas, como la inseguridad o la inflación, podrían ser detonantes que junto a una posible disminución del ingreso económico del Estado, consecuencia  de los vaivenes de la economía mundial o de la baja del precio del petróleo, trastocaría e incluso pondría en peligro la direccionalidad del proyecto.

(*) Politólogo e Internacionalista venezolano

     Magister en Seguridad y Defensa


monlan2001@yahoo.com



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Manuel José Montañez Lanza (*)


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