A casi un año de la implementación y puesta en practica de los programas sociales tales como el método Yo si puedo, que colocó a Venezuela libre de analfabetismo; la aparición de la red de distribución de alimentos, el impulso decidido a la creación de cooperativas de carácter productivo y el nacimiento de las Empresas de Producción con características sociales, escribíamos sobre el impacto que ello generaría en el seno de la economía. Para ese momento, el Banco Central de Venezuela así como el Instituto Nacional de Estadísticas, carecían de una metodología apropiada para considerar dicho impacto fundamentalmente por tratarse de nuevas variables que rompían las tradicionales formas de recoger los datos por ejemplo de las encuestas de hogares o el Indice de Precios, comenzabamos a ver características de índole económica y social fuera de los tradicionales parámetros de la economía tal cual los hemos conocido.
La economía venezolana hasta el año 2008 creció durante 17 trimestres consecutivos, los niveles de consumo alcanzaron cifras record en ventas de rubros como nunca había sucedido, ejemplo de ello, la venta de vehículos y bienes de capital, esto ocurría en el contexto de una política social profunda en áreas tan importantes como la educación y la salud, el impulso de programas muy precisos y de impacto directo como barrio adentro, la construcción de centros de diagnóstico, salas de recuperación y de alta tecnología rompieron el esquema en la construcción de centros de salud y se convirtieron en la red sino sustitutiva, complementaria de la red hospitalaria tradicional, mejorada en infraestructura y dotación; a su vez, la educación recibió como política de estado, la construcción y mejoramiento de planteles y la inauguración de universidades a nivel nacional, la matricula escolar a todos los niveles se incrementó, reduciendo de manera ostensible la deserción escolar; a la par se estableció una política agroalimentaria de gran penetración, generando la creación de una red nacional de distribución y venta de alimentos nunca vistos en el país, surge Mercal y sus derivados de gran impacto para el consumo de las clases bajas y medias de la población, más tarde con algunas variantes se crea Pedeval bajo el patrocinio de Pedevesa que conlleva a posesionar al Estado como el mayor distribuidor individual de alimentos a nivel nacional, con la finalidad de combatir los altos precios y la especulación.
En este contexto, la inflación refleja números razonables en el ámbito del histórico conocido, no obstante, considerar que este fenómeno es de origen estructural, dados los niveles de oligopolio y monopolio aún existentes en nuestra economía y agregándole el alto contenido especulativo inmerso en su seno, aunque no lo reconozcan los sesudos opinadotes de oficio de la oposición, podríamos entonces concluir con respecto a ella, que el combate realizado por estas dos fuentes de suministros disminuyó el efecto inflacionario sobremanera sobre las clases más bajas de los estratos D y E y en menor grado en C, lo que representó lo que no quieren o no han visto los “especialistas” del mercado capitalista.
A partir de 2009 y luego de la influencia de la crisis económica y financiera del capitalismo que indudablemente nos afectó, señalamos que el impacto pudo haber sido de mayor consideración s i no se hubieran establecido estos programas de alto contenido social y económico, lo que representó ventajas comparativas con otros países del área e introdujo para el análisis, estudios y resultados toda una gama de información que por supuesto, comienzan a ser recogidos por los entes de la materia, de no ser de esta manera, la calidad de vida no hubiera alcanzado los niveles reconocidos por la FAO como organismo adscrito a la ONU, los niveles de nacimientos de niños sanos, la reducción de los niveles de desnutrición y otros elementos que colocan a Venezuela en el cumplimiento de las Metas del Milenio.
Ahora bien, a partir del año 2009 y con mayor fuerza en el 2010, se refuerzan todos estos programas y se aceleran la creación de empresas de producción social, se amplía la red de distribución a través de los abastos Bicentenarios y la creación de cientos de centros de consumo al detal propios de la misma red. Adicionalmente, y como suplemento de estos programas se incentiva la creación de empresas denominadas socialistas, lo que apuntala la participación y el protagonismo del pueblo en la generación de sus propios ingresos y contribución a la producción de bienes y servicios en el seno de la economía.
Venezuela se convierte de esta manera en el adalid y bastión de una nueva economía al servicio del pueblo y no de un pueblo al servicio de los capitalistas bajo la explotación y desmejoramiento social, lo que nos convierte en un país de oportunidades para su gente y no de ventajas para el capital financiero nacional e internacional. Incluso el caso de la intervención de bancos y unidades financieras explotadoras reflejan ese mundo distorsionador y ajeno a la paz y el verdadero desarrollo de los pueblos
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