La Oposición de Izquierda, el PSUV y el Proceso Bolivariano

El desarrollo del proceso venezolano(autodenominado Bolivariano y Socialista) ha sido más complejo de lo que la mayoría de los analistas se atreven a decir, y a decir verdad dudo mucho que se crean una sola palabra de lo que ellos mismos declaran en prensa o en televisión.

A los ojos del público común y de los que nos interesamos en conocer lo que acontece en el país mediante los medios convencionales, todo parece centrarse en la contienda política entre los chavistas y el bloque heterogéneo de oposición; el conflicto es ciertamente muy real, eso no puede negarse y aún más, sería una insensatez perderlo de vista por un instante, pero la verdad es que hay otros elementos de igual importancia en el acontecer del proceso que vive el país. Fuera de esa oposición a ultranzas y enajenada, muchos creen que en el país no existe una auténtica oposición que se enfrente al actual gobierno. No obstante, debemos corregirlos, pues en eso están equivocados, sí existen y está dentro de las propias filas del “proceso”. Son algo que, para encontrar una analogía con otros procesos de similar naturaleza en el mundo, podríamos llamar como “Oposición de Izquierda”.

El chavismo es, ante todo, masa; no hay hombres en él, sólo un conjunto de masas humanas que se desplazan entre los límites de un espacio político. No por su naturaleza debe despreciársele ni subestimársele, su papel ha sido determinante. Dada toda la actividad política de la reciente década y la irrupción de nuevas posturas en los medios de comunicación masivos (los del gobierno), lentamente se ha dado un brote continuo de individuos que despiertan a la conciencia e irrumpen en los espacios políticos con posturas que tienden hacia la izquierda en el espectro. Estos hombres, la “moderna izquierda venezolana”, son lo más cercano a una vanguardia revolucionaria que tiene el proceso.

No son intelectuales o pensadores, ni son lanza piedras o fosforitos alborotadores o “come candelas”, son hombres y mujeres de estrato medio–bajo o bajo que se hacen concientes de su situación, de su posición y de lo que está en juego; defienden no la esperanza de una vida mejor para ellos y los suyos, sino una posibilidad que para ellos es totalmente real y cercana, concreta. En sus mentes hacen aparición retazos de conciencia de clase, aunque muy primitivos y apenas insinuados.

Aún cuando el proceso lleva unos nueve o diez años efectivos en el poder, este “brote de conciencia” no empieza a cristalizar en una conducta comprometida y, hasta cierto punto, revolucionaria, sino hasta durante y después de la poderosa ofensiva de la derecha fascista venezolana de 2003-2004; ofensiva que el común denominador de la población, la masa, empieza a borrar de sus recuerdos ya.

El proceso venezolano, conciente de que sólo la izquierda se arriesgaría por él, le ofrece prebendas y un muy limitado poder de acción. La burocracia del chavismo(especie de nueva versión metamorfoseada de la burocracia del bipartidismo de la segunda mitad del siglo XX, también conocido como pacto de punto fijo) cumplió con esta última misión. He aquí donde la izquierda venezolana, ajena al proceso, entra a formar parte de él ejerciendo el papel de una vanguardia primitiva, y este era un paso necesario en el devenir del “proceso bolivariano”, pues ese papel sólo la izquierda podía haberlo cumplido.

El chavismo, como representante de la transformación burguesa necesaria(revolución burguesa), se apoya en la fuerza de las masas y en el ejercito. Ambos elementos eran incapaces de la lucha política en las condiciones actuales, apelar a la izquierda fue solo cuestión de tiempo. Las condiciones de la izquierda venezolana para ese momento no eran muy buenas, el apoyo que le tiende el chavismo ha sido determinante para que esta se levantara de nuevo un poco más. La izquierda venezolana había recibido duros golpes, no solo políticamente e ideológicamente(con poderosas campañas en los medios de comunicación y en los espacios culturales), sino físicamente: las persecuciones de los años 80 y 90, las cacerías de brujas de fechas terribles como el 27 de febrero del 89 y los golpes de estado del 92, en los que la DICIP eliminó a una buena parte de la “vieja guardia”.

Esas fechas son también un reflejo en la población del conflicto intestino de la burguesía venezolana(es un pensamiento, y a mi juicio muy acertado, clásico del marxismo aquel que reza que la ideología de una sociedad es la de la clase dominante). El conflicto cristaliza y alcanza un nuevo nivel con el ascenso del chavismo y la revolución burguesa. Como en todo proceso de esta clase, los pasos radicales y determinantes, las acciones políticas de vanguardia, sólo pueden ser llevadas a cabo por la izquierda. La ultra derecha se guarda un papel igual de determinante en la dinámica de la revolución burguesa, pero esta sólo existe como elemento político importante a condición de las acciones de la izquierda y en función de estas.

El proceso toma un nuevo rumbo cuando se anuncia un nuevo camino: el socialismo del siglo XXI(¿?). El viraje hacia la izquierda es, aparentemente definitivo. No obstante, esto también puede interpretarse de una forma: la coyuntura burguesa alcanza tal punto que la presión ejercida sobre el proceso bolivariano le obliga a recurrir a la izquierda y aún más: a ciertos elementos del pensamiento de izquierda. Es decir, el chavismo y el proceso bolivariano no habrían tomado esta dirección solos y por su cuenta, las condiciones lo determinaron. En parte se debe a que el pensamiento bolivariano es insuficiente para tiempos como estos: es una ideología muy rudimentaria, necesitaba hacerse del socialismo y del pensamiento de izquierda una nueva ideología para las masas chavistas, que empezaban a tener mayores aspiraciones.

El surgimiento del PSUV(funcione este o no) resulta en todo un hito en la historia del país, simbólicamente. No obstante, el PSUV carece del correcto funcionamiento de un partido, y de hecho, no se comporta como uno, sino más bien como una alianza para las elecciones. La conformación del partido tuvo el grabe problema de heredar toda la escoria de adecos disfrazados, los partidos de avanzada medianamente desarrollada o ya desarrollada(como los elementos revolucionarios del PPT o el mismo PCV) quedaron reducidos a una minoría dentro del PSUV, lo mismo todo aquel elemento consciente y de avanzada que, no contento con la organización política, no se había adherido a ninguno de los partidos.

La burocracia del PSUV es completamente infuncional, y prueba de ello dan dos hechos: las elecciones de la asamblea nacional(en donde se estuvo muy cerca de la derrota, y la campaña del PSUV fue casi nula), y el referendo de la reforma constitucional, una derrota rotunda que marcó un techo(por ahora) para el chavismo y sus victorias. Ambas contiendas estaban en manos del PSUV y de ellos dependía.

No obstante, esto no quiere decir que Chávez y el proceso no posean un auténtico partido. Hay una organización establecida en todo el país que se comporta como debería comportarse un verdadero partido de cuadros: las misiones. Ejemplos como el de la misión C1ultura(en algunos estados) y las misiones Ribas y Sucre, dan fe de ello. En las misiones se da un debate constante, un proceso de formación y adoctrinamiento político bien constituido y, a pesar de todos los defectos que pueda achacárseles, muy efectivo. Los cuadros del PSUV deben tener un sistema de debates continuo, no obstante no es así como ocurre. Solo en tiempo de elecciones se nota la presencia del partido en la calle, ¡Y ESO ES UN ERROR IMPERDONABLE! Eso le ha costado al PSUV(que no posee la confianza total de la población) su desempeño en las contiendas mencionadas.

Esto es consecuencia de la organización y formación del partido. El discurso de Chávez tampoco ha sido de mucha ayuda para mejorar la situación. Se pide una crítica interna que se hace imposible de dar. La burocracia del PSUV no permite la crítica, inmediatamente se vuelve en un conflicto interno que termina con el descredito del que emite la crítica(se desconfía de la crítica!), pues se le califica no de escuálido ya, sino de anti-revolucionario o de radical-quinta-columna. Por otro lado, no existe un órgano que permita el surgimiento de la crítica dentro del partido, se hace apremiante un congreso permanente del partido en donde los cuadros puedan debatir realmente. Los órganos de prensa están en manos de la burocracia que impide el surgimiento de facciones auténticamente revolucionarias.

En este sentido, la Oposición de izquierda, que habíamos referido antes, se haya en la necesidad de irrumpir en el partido, hacerlo fuera de él sería un acto reaccionario que solo dividiría el proceso revolucionario del chavismo que se hace esencial para conquistar las posiciones necesarias para una autentica revolución. Debe propiciarse un verdadero debate que conduzca a la reestructuración del PSUV y conformar una autentica vanguardia de izquierda, evitar a toda costa que sigamos siendo “oposición de izquierda”. ¡Pasar de ser un grupo que apoya el proceso mientras puede y mientras este coincida con sus ideales a ser un elemento activo que lo presione y que determine su rumbo!



Máximo Briceño

12 de octubre de 2010

Correo: máximo_briceno@hotmailcom


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