Ha
transcurrido un tiempo importante y han
sido muchas las ideas y los aportes al
debate que varios compañeros y camaradas
hemos realizado con relación a los
problemas que traban la buena marcha de la Revolución Bolivariana. La necesidad del
debate crítico es aceptada por muchos. Decía Marx que "toda revolución
se nutre y se profundiza bajo el fuego implacable de la critica y la
autocrítica", que "la lucha de clases y la batalla de ideas
son el combustible de toda verdadera revolución". Las 3R (Revisión,
Rectificación y Reimpulso) han sido nuevamente planteadas. Esta vez,
elevadas al cuadrado. Pero muy poco,
o nada,
se ha concretado. Debemos reconocerlo, ¡Estamos parados!
Algunas declaraciones encontradas, otras opiniones, un cambio ministerial y nada más, parecieran simplificar la acción necesaria. Quizás, pocos se percatan de que la traba fundamental que detiene la acción revolucionaria de las 3R² es el hecho que no existe, en la práctica, una dirección funcional del partido. Todos los cuadros miembros de la dirección del PSUV se encuentran atrapados en las tareas de Estado. He allí uno de los primeros y mas grandes problemas de debemos resolver para la buena marcha del proceso de las 3R². Lo hemos dicho y lo reiteramos. En estos momentos de grandes confrontaciones; de intensificación de la lucha de clase en el país, no es práctico, ni humanamente posible, que la dirección del PSUV se encuentre conformada por ministros y otros responsables de Estado. Debido a las complejas tareas administrativas y burocráticas -propias del Estado burgués heredado por la revolución-, nuestros ministros no tienen espacio de tiempo disponible para dedicarlo a la política del partido; para la batalla de las ideas; para la reflexión serena y profunda. Es sabio el refrán popular que expresa: "quien mucho abarca poco aprieta".
El mismo problema se ve repetirse en todas las instituciones del Estado burgués, cuando un mismo ministro, además de pertenecer a la dirección del PSUV; de ser vicepresidente del PSUV para cada una de las regiones del país; de ser vicepresidente del Consejo de Estado para la División Territorial, etc., también, concentran para sí la presidencia de algunas empresas del Estado y varias direcciones en las que se divide la estructura gerencial de esas empresas. No bastando con ello, permiten que otros de sus más cercanos “amigos” y colaboradores realicen lo mismo. Las consecuencias de esta aberración de acumular poder, las conocemos, son: la degeneración y la reproducción de lo peor del burocratismo, la ineficiencia y la corrupción. Todas ellas inciden en la desmoralización del pueblo y los trabajadores, por ende, en la desmovilización.
Para comenzar con buen pie debemos crear una dirección del PSUV, distinta a la dirección del Estado; con verdadero poder e influencia sobre el Estado y libertad de movimiento; una vanguardia que tome como banderas las ideas propuestas por el compañero Reinaldo Iturríza: partido-movimiento y radicalización democrática del pueblo. Pero, sobre todo, una nueva dirección conformada por los mejores cuadros revolucionarios blindados de moral y ética.
basemtch@gmail.com