En el Aló Presidente
pasado nuestro comandante compartió con algunos de los compatriotas
que pusieron su fe de tener una vivienda en manos de las empresas inmobiliarias
que los estafaron. De un conjunto residencial que empezó esta algarabía
inmobiliaria el gobierno asumió de manera correcta salir a defender
el derecho vulnerado de muchos otros compatriotas en las garras de innumerables
empresas de la construcción que los sometían a una estafa continuada.
Una respuesta contundente de nuestro gobierno en defensa de venezolanas
y venezolanos de la clase media que inmediatamente ha sido manipulado
por los medios lacayos y vendidos de la oligarquía nacional. El estado
ha expropiado e intervenido a las empresas denunciadas y no ha hecho
otra cosa que garantizar sus derechos y su dinero a las personas afectadas,
de la misma manera que hace poco lo hizo con muchos clientes de bancos
en manos de ladrones.
Una de las cosas que me llamó
la atención y que celebro del programa de nuestro comandante fue la
intervención de una de las afectadas que dijo en su alocución que
el color de la patria era el tricolor. Esta es una verdad que debemos
asumir con verdadera autocrítica, pues la política de inclusión que
es bandera de nuestra revolución no es solo para los afectos al gobierno
de nuestro comandante, la inclusión y la revolución no es roja rojita,
es tricolor, es decir, es de todas y todos los venezolanos que habitan
nuestro país. Decir todas y todos debe pronunciarse con la aclaratoria
de que no se puede incluir en esta totalidad a los ladrones apátridas
que han estado robando a estos compatriotas muchos de ellos no afectos
al gobierno revolucionario.
Estas políticas tricolores
deben servir para abrir un camino de reconciliación a nuestra Venezuela
polarizada, a lograr que la clase media, que a pesar de ser golpeada
brutalmente por la clase oligarca, pueda entender la voluntad inclusiva
que profesamos. He visto a este mensaje del tricolor repetirse en los
medios de comunicación que apoyan nuestro proceso y esto debe llamarnos
a todos los que militamos en la revolución a entender que el trabajo
que tenemos por delante no es convencer a quien ya está convencido
sino ir a hablarle con la convocatoria de hacernos entender a todas
y todos los que hemos excluido por no estar de nuestro lado.
Los hechos valen más que las
palabras, las políticas que llevemos adelante de manera clara y patriota
por esa gran cantidad de compatriotas que no se pliegan a nuestra lucha,
serán decisivas en el destino de nuestra marcha hacia cambios que impidan
el regreso a la cuarta república.
El pueblo de Venezuela se caracteriza
por tener su propio lenguaje, su propia voluntad. Tantos y tantos años
de engaños le han hecho tener una piel curtida ante la manipulación
y el engaño, venga de donde venga. Bastante daño nos han causado aquellos
que vestidos con nuestras banderas lo volvieron a engañar y lo manipularon
para enriquecerse, esa es una cuenta que nadie le va a enseñar a sacar
al glorioso pueblo de Venezuela, por tanto es la hora de que sepamos
asumir la autocrítica que nace de esta lucha librada contra las mafias
inmobiliarias en donde el mismo pueblo nos dice que Venezuela tiene
dos colores además del rojo, el amarillo y el azul y que muchas y muchos
venezolanos no quisieran o esperan otra cosa que ser incluidos, solo
por ser venezolanos y no por otra cosa dentro de las luchas que libramos,
muchas y muchos esperan, más allá de su color político castigo para
quienes roban y explotan, engañan y manipulan sean del color que sean.
Un gran apoyo al comandante
y a todos los revolucionarios que están con él en esta lucha que comienza,
esta enseñanza, nacida de la atención a los compatriotas estafados
por la burguesía debe perdurar en nuestra madurez revolucionaria: Venezuela
somos todas y todos, o casi todos y perdón por mantener un pequeño
margen de exclusión: esa minoritaria y mínima clase adinerada que
no pasa del 5 por ciento de quienes aquí vivimos, esos que roban con
las ofertas inmobiliarias y otros negocios genocidas y los otros, los
que vestidos de rojo rojito, escupen la ética de nuestra revolución,
esos si no son ni podrán ser ni venezolanos, ni rojos, ni tricolores:
son traidores sin patria alguna que los merezca.
Adelante
Comandante, sigamos venciendo.