La religión es el alivio de la criatura oprimida

Creo importante sumar a la batalla de ideas que se lleva a cabo en Venezuela, el tema de la Religión; como alienación de la sociedad, como ilusoria esperanza de resolver las condiciones de miserabilidad que impone el capitalismo.

Venezuela se liberó del yugo español, tán solo hace 200 años, por eso arrastramos muchas costumbres impuestas por el colonialismo español; desarrolladas y perfeccionadas tras el neo-colonialismo de hoy. Nos cuesta ser nosotros, reconocernos, identificarnos entre la diversidad. Por eso en Barquisimeto se baila la “Zaragoza” y se venera la “Virgen Española de la Divina Pastora”. Más de tres millones asisten para venerarla todos los años, para pagarle “favores”, para depositar su “fe” en su figura de yeso hecha por el hombre. Cuando el ser humano libere su conciencia de las creencias de un ser superior que ya estableció como debemos vivir en la tierra, empezará a liberarse de si mismo, de todo el sometimiento que impone la neo-colonización.

A continuación les dejo una crítica irreligiosa hecha por Carlos Marx, en su escrito: “Crítica de la Filosofía del Estado de Hegel”.

“El fundamento de la crítica irreligiosa es: el hombre hace la religión, la religión no hace al hombre. Y ciertamente la religión es autoconciencia de sí y de la propia dignidad, como la puede tener el hombre que todavía no se ha ganado a sí mismo o bien ya se ha vuelto a perder. Pero el hombre no es un ser abstracto, agazapado fuera del mundo. El hombre es su mundo, estado humano y sociedad; estado y sociedad que producen la religión, la cual es conciencia invertida del mundo, porque ellos son un mundo al revés. La religión es la teoría universal de este mundo, su compendio enciclopédico, su lógica popularizada, su pundonor espiritualista, su entusiasmo, su sanción moral, su complemento solemne, su base general de consuelo y justificación. Es la realización fantástica de la esencia humana, puesto que la esencia humana no existe en la realidad. Por tanto, la lucha contra la religión es indirectamente una lucha contra ese mundo al que le da su aroma espiritual.

El sufrimiento religioso es al mismo tiempo la expresión del sufrimiento real y una protesta contra el sufrimiento real. La religión es el alivio de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado. Es el opio del pueblo.

La superación de la religión como felicidad ilusoria del pueblo, es la reivindicación de su felicidad real. El llamado para que el pueblo se deje de ilusiones acerca de su condición, es el llamado a que termine con un estado de cosas que necesita ilusiones. La crítica de la religión es ya, en embrión, la crítica del valle de lágrimas, santificado por la religión”.


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Adal Hernández


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