Las modas ideológicas1, caracterizadas por el uso recurrente de conceptos abstractos como "buenas/malas vibras", "mal aspectado", "bien aspectado", elementos de astrología, entre otras terminologías coloridas que aluden a un camino de crecimiento espiritual metafísico, en el contexto de una situación de crisis económica, política, social moral, se convierte en una fuente de alivio ante la incertidumbre de un porvenir que, si se analiza desde sus determinantes objetivas, presenta escenarios catastróficos.
Wilhem Reich en su libro "Psicología de masas del fascismo" describe que, en la sociedad alemana previa al ascenso del nazismo, existían esas modas metafísicas. Aquella sociedad estaba sumida en una crisis asombrosa, con tasas de devaluación de su moneda altísimas, no había liderazgos, la población clamaba por un gobierno de "mano dura". Y ante la falta de certeza respecto a como salir de esa situación, la población, desde un punto de vista psicológico, se refugió en discursos de corte religioso/espiritual que ofrecían un alivio de aquella angustia existencial.
Este cuadro psicológico de las masas se acentúa, explica W. Reich, sobre todo en las capas de la clase media, que, por su condición de aspirante a ser de clases superiores y terror de caer en la pobreza, sufren con más fuerza de tales angustias existenciales.
En cambio, las clases más bajas asumen con más fuerza las corrientes metafísicas tradicionales, representadas en general por el cristianismo (especialmente las corrientes evangélicas) tal vez justamente porque reconocen la inminencia de una catástrofe ("el juicio final", "la llegada del mesías", etc.). Conocimiento antropológico básico de cualquier Tanque Pensante2 del sistema capitalista y por lo tanto instrumentalizados como herramienta de dominación sumamente efectiva.
Ahora bien, ¿cómo es que un planteamiento ideológico que aparentemente aboga por la armonía y "las buenas vibras" sirve, no solo a la perpetuación del sistema capitalista, sin que alimenta futuras corrientes fascistas?
Un elemento principal que caracteriza estas corrientes es el individualismo exacerbado, negador de la importancia de las determinantes colectivas y sociales. El dictado es "solo tu puedes salvarte", y si no logras el tan ansiado bienestar y prosperidad es "tu culpa" por no haber sido lo suficientemente eficiente, no haber tenido suficientes "buenas vibras". Como se ha dicho, la convicción que se pone en estas premisas está determinada por el miedo, la incertidumbre, la angustia y la desesperación. Por lo tanto, es un sentimiento de convicción muy potente, extremadamente alienante. Y cuando este cuadro psicológico se apodera de las masas las posibilidades de que surja un "gurú", un "gran mesías" es cada vez mayor, ¿y que tiene que ofrecer este mesías? Abundancia, prosperidad, bienestar, como todo político, pero en clave individualista, cada quien tendrá la oportunidad de ser rico, hasta famoso, ¿y cuál será el contexto de todo este bienestar?: La "libertad" del libre mercado.
¿Cómo se convierte esta ideología, fundada en la angustia, en fascismo?
Cuando se somete al debate de ideas y se confronta con la realidad y con el razonamiento. Dado que surge de motivaciones emocionales no puede superar una crítica concreta, objetiva, conllevando a la frustración, negación y su manera de imponerse es con la violencia, primero da la orden de hacer silencio, luego… escala en la medida que tenga poder para imponerse a la fuerza, azuzados por el "miedo al despojo"3, este fenómeno se manifiesta de manera destacada en los elementos típicos de la clase media, no dudan en actuar para eliminar aquello que amenaza sus aspiraciones de superación.
En el caso venezolano, cuya sociedad tiene un estamento de clase media con mayor heterogeneidad en el origen de clase y por lo tanto de condiciones fenotípicas (blancos, morenos, negros), esta conducta protofascista tiene una amplitud de base no definida por la clásica estratificación social, vinculada a condiciones de desarrollo de un capitalismo industrializado, sino por un capitalismo mejor definido por su subordinación a los centros de poder hegemónicos, desde una economía determinada por las relaciones de dominación propias del imperialismo, atravesada por categorías como la de superexplotación (en términos del marxista brasilero Mauro Marini).
1: Entendiendo ideología en su acepción de falsa conciencia, esto es, el mundo de la idealización subjetiva (solo existente en la mente).
2: Un Tanque Pensante (Think Tank) en materia de psicología de masas es una organización o grupo interdisciplinario que investiga, analiza y propone soluciones o estrategias relacionadas con el comportamiento colectivo y los fenómenos psicológicos que surgen en grupos grandes. Su objetivo es comprender cómo las dinámicas de masas influyen en la toma de decisiones, la opinión pública, las creencias sociales y las acciones colectivas, utilizando este conocimiento para asesorar en políticas públicas, comunicación, marketing, gestión de crisis o movimientos sociales. (Fuente: DeepSeek 2025).
3: En el ámbito de la psicología de masas, el "miedo al despojo" se refiere a un temor colectivo arraigado en la percepción de que un grupo o individuo puede perder algo valioso, como recursos, estatus, identidad, derechos o seguridad. Este miedo suele activarse en contextos de incertidumbre social, económica o política, y puede ser explotado o amplificado para movilizar a las masas, generar cohesión grupal (contra un "enemigo común") o justificar acciones extremas. (Fuente: DeepSeek 2025).
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