La Revolución suele
llegar de dos formas: Por la vía de las armas o por la vía de la conciencia.
En Venezuela una conjunción
de violencia popular reprimida con esporádicos sucesos tuvieron su
punto álgido en lo que se llamo el caracazo de 1989, tres años mas
tarde en 1992, otro violento episodio en dos actos de golpe, 4F y 27N,
dieron pie a una auto regulación de la sociedad para dar paso a nuevas
formas de gobierno que culminaron con la victoria del actual Presidente
Hugo Rafael Chávez Frías. Podemos decir entonces que el actual proceso
revolucionario es la suma de los distintos modos de llegar a la revolución
sin haber llegado al clímax o punto de quiebre necesario para transformar
la sociedad en otra mas humana y cónsona con los tiempos y esto
se debe, fundamentalmente, a que ni los hechos violentos que la precedieron
ni la toma de conciencia colectiva, fue tal, que permitiese formar
un Estado auténticamente revolucionario de manera inmediata sino
de empezar su construcción desde el mismo aparato de Gobierno.
Pareciera entonces
un guion mal dirigido para que las cosas tornen a su punto de partida
sino fuese por la leal, valiente y titánica tarea que asumió el Presidente
al deslindarse absolutamente de la derecha y asumir la construcción
de un Estado Socialista.
Pocos son ya los que
promueven la vía de las armas y de la coñaza. Por una parte los afectos
al gobierno, chavistas cambureros, con ausencia de formación clasista
y revolucionaria promueven esta formula, por cierto nunca se les vio
en armas cuando se planteo esta vía, ahora es muy fácil salir a promoverla
cuando no tienes la CIA a tus espaldas; y por la otra, los apátridas
y afectos al oposicionismo; rancios, vencidos y vendidos, mismos torturadores
y fascistas de siempre, perfectamente identificados. La sociedad suele
deslindarse de los primeros y vomitar su asco en los segundos. Unos
y otros en su disfraz, sobreviven hasta que alguien tiene la valentía
de señalarlos.
Estamos de acuerdo
en que en el momento histórico actual, la sociedad toda reclama un
consentimiento en torno a un Plan de Vida que le permita disfrutar las
bondades de pertenecer a un país inmensamente rico en recursos
y esto da pie a la toma de la revolución por la vía pacifica y de
consenso.
Los frentes sociales
van a la vanguardia de los cambios necesarios para establecer el cambio
basado en el <Hombre Nuevo>; son estos frentes quienes conforman
el gran Frente Nacional que propondrá la direccionalidad del país
en una propuesta colectiva, revolucionaria, de altos valores éticos
y morales y donde acabe de una vez la EXPLOTACION DEL HOMBRE POR EL
HOMBRE.
¿Conformara el PSUV
el polo patriótico con quienes ya lo apoyan? o ¿utilizara la inteligencia
y la dialéctica junto a los recursos audiovisuales actuales para demostrar
y convencer a la gran mayoría de los venezolanos escépticos que su
participación en esta propuesta es lo que definirá un mejor presente
y futuro para el y para sus hijos?
Convencernos a nosotros
mismos es una práctica autocomplaciente y hedonista, salir a bregar
el voto conciencia tal y como lo hicimos en la alborada, es de trabajo
y sudor. Enquistados “Dirigentes” mercantiles del partido, tal
y como lo han venido demostrando en los últimos comicios, trataran
al electorado de manera clientelar, pero esa política de regalar tapas
de zinc, propio de los adecos también será asumida con toda la fortaleza
del capital que tienen los oposicionistas y ahí perderemos.
Solo la conformación
de un gran polo patriótico dirigido por auténticos revolucionarios
y hombres y mujeres de avanzada, con peso especifico dentro de la sociedad
toda, permitirá captar la voluntad de esos venezolanos a la espera
del convencimiento. Poner a una vetusta y acomodaticia dirigencia clientelar
y mercantil, misma que trae los vicios del MVR, a direccionar este movimiento
traerá fracaso, deserción y decepción, igual rastra que ha
resultado de poner fichas de la derecha en los puestos públicos, de
cogobierno o de dirección del partido.
Soto Rojas ha
sido un gran comienzo, debe el identificar quienes tienen la responsabilidad
de direccionar los movimientos sociales en cada una de las regiones
para instruir y direccionar o para tomar los correctivos a tiempo. Quien
trate de convencer a los escépticos, incluso a los apáticos,
debe tener un claro conocimiento de la percepción social del momento
y los argumentos éticos, morales, espirituales, de trabajo y lucha
para convencer y sumar.
Ya no estamos en la alborada, tenemos el sol a medio cielo. Dura tarea la de Soto Sojas y la de todos nosotros.