Revolución e intelectualidad

Decía Marx que los filósofos tratan de “interpretar” la sociedad, cuando de lo que se trata es de cambiarla, ¿esto aplica a los intelectuales de izquierda? 

Raúl Bracho. 

Una visión mecanicista del hombre fue aquella que dividió a los intelectuales separándolos de la clase trabajadora por el simple hecho de trabajar solo con el “intelecto” y no con sus músculos. En una visión organicista debemos abordar el trabajo intelectual como una mas de las partes que conforman el todo, que no es otro que la misma sociedad y aceptar que todo trabajo manual genera una comprensión intelectual y viceversa: que el trabajo intelectual, es decir el pensamiento colectivo, de alguna manera determina en alguna medida el desarrollo de la historia; de forma tal que no se puede separar a la ”intelectualidad” como a “ese sector de opinadores de cafetín” que pretenden criticar desde “afuera” a las fuerzas que están promoviendo los cambios.  

En la modernidad del siglo XXI, en donde los medios alternativos ofrecen una capacidad extraordinaria de comunicación, de difusión de ideas y de expresión individual y colectivo a través de la red global de Internet, se visibiliza de forma contundente el pensamiento de todas y todos, estas visiones se retransmiten a un universo de receptores por medios veloces y globales como mensajes por las innumerables redes existente. Los blog agrupan de forma natural a toda la población y se convierte la comunicación informal en un territorio que logra afectar el pensamiento colectivo. Al unir esta forma de comunicación al proceso histórico de nuestra sociedad en crisis, no se puede dejar de  tomar en cuenta que las fuerzas en pugna se enfrentan igualmente en este terreno, que hay expresiones regresivas y expresiones revolucionarias, así como de forma muy solapada una terrible fuerza que se infiltra en estas redes con la intención de desinformar, confundir y manipular estas expresiones en servicio del predominio imperial, en los países en donde hay crisis políticas hay laboratorios que operan para desvirtuar la fuerza transformadora que deben de generar formas de comunicación tan sorprendentes como las actuales. 

El verdadero trabajo intelectual, debe comprenderse desde la participación en la vida social, los colectivos o personas que opinan o critican, no tendrán sentido si sus “ideas” no están conectadas con la realidad de cualquier forma, los medios alternativos deben preservar la capacidad de ser la voz de los pueblos en su lucha por la nueva sociedad, mas humana y solidaria, sin cabida a la explotación del rico sobre el pobre, sin el dominio de un país poderoso sobre los países débiles, el mundo nuevo y socialista. No se puede perder, desde los “intelectuales de izquierda” la visión de la importancia de los objetivos que socialmente se buscan en la lucha por la liberación, de la lucha política mundial en la que hay un enemigo poderoso, el imperialismo. 

Las recientes experiencias suscitadas en el medio oriente y África deben alertarnos. El poder imperial ha aprendido a manejar la opinión publica, ha logrado que se confunda mucha gente y termine defendiendo lo que ha ellos les conviene, generan matrices de opinión para desestabilizar a nuestros lideres y a nuestros procesos,  generan conflictos maquillados para que se dude, para que nos confundamos y debilitemos. Mas allá del derecho a la critica, que debe siempre enmarcarse en la critica constructiva, se debe mantener claro el objeto final de la lucha: derrotar a una forma de vida inhumana, explotadora y cruel que destroza a nuestra humanidad y a nuestro planeta. 

El pueblo es el gran protagonista de los cambios, su pensamiento debe ser la fuerza que resista y logre vencer un imperio muy diestro en el engaño y la manipulación, la sociedad de consumo existe afuera y dentro de los seres que conforman la sociedad, por tanto el dialogo y la expresión comunitaria debe apuntar a la liberación exterior e interior de la especie humana.  

No tiene cabida una corte de “analistas” e “interpretadores” como si fuese la gran corte celestial que determine lo bueno y lo malo, no es ese el trabajo comunicacional, es el generar política, acción en lo social, conciencia en las clases dominadas, despertar la rebelión ante un modelo perverso que nos amenaza con la extinción.  

La gran batalla de las ideas debe abrir las puertas a la conciencia planetaria, a la unión de la humanidad que lucha por un nuevo orden mundial de libertad y justicia, de igualdad y solidaridad. 

Venceremos.

brachoraul@gmail.com


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Raul Bracho


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