Auditórium

Revolución si; patuque no

 

“Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos”

José Saramago… 

Las revoluciones para que se sostengan en el tiempo,  tienen que resistir  la crítica implacable contra el neo-burócrata burgués. Los revolucionarios buscan liberar al pueblo de la ingenuidad del  sistema salvaje. El pueblo debe saber las causas de su miseria; debe repropiarse de su historia y comprender los principios que la mueven, y rigen a la sociedad que los oprime. La conciencia del pueblo no puede seguir siendo manipulada sino auto-educada. Las nuevas ideas pregonadas por la revolución bolivariana  influyen, pero el aprendizaje de conciencia necesita del auto-convencimiento; de la crítica. ¿De que forma podemos  seguir explicando para que muchos comprendan la necesidad de defecar sus miserias mentales para su propia liberación? Trascender los mecanismos de la enajenación de la bisutería revolucionaria, requiere de hacer que nuestro pueblo piense por si mismo; sea crítico. Las revoluciones  son hechas de conciencia crítica. ¿Podría machar una revolución sin el ojo avizor crítico de su pueblo? ¡Quiénes objetan la crítica se oponen a la revolución!

Un gobierno en manos de necios es corruptor por excelencia. El atornillamiento  en el poder, y los privilegios alcanzados por algunos pata en’ el suelo (Hugo Chávez, dixit) degenerados los lleva, naturalmente, a reprimir la crítica, aislar a los revolucionarios, y a buscar alianza con el enemigo de clase del pueblo emergente, son sus apéndices, la pequeña burguesía corrompida; los “especialistas asesores” opositores infiltrados saben muy bien que, una revolución en manos de gente con formación ideológica sensata, acabará con todo el derrape legal, y estructural-organizativo que favorece a sus intereses.

Las revoluciones como una paradoja se nutren de sus errores. La crítica permite conocer y comprender los errores. Quizás, a lo mejor lo que ha faltado en la revolución bolivariana es profundizar, más, en la conciencia crítica de los ciudadanos, y de los funcionarios del Estado venezolano, acción que sólo se logrará creando los mecanismos necesarios para que ella se exprese de forma natural, sin las restricciones que imponen los burócratas de turno. Es esto, un reto para el PSUV. Carlos Marx dijo que la crítica es el combustible de toda revolución verdadera. La Revolución Bolivariana no esta construyendo el socialismo con extraterrestres, ni con extranjeros. Los ministros, gobernadores, alcaldes, etc., son todos hijos de este pueblo. Una revolución no se construye con las mismas personas formadas o influenciada por el sistema a cambiar, muchos de ellos contaminados con los vicios del capitalismo; el egoísmo y la corrupción. Pero la crítica, y la vigilancia oportuna de los ciudadanos organizados se podrá disuadirlos, y detener las perversiones de algunos degenerados.

Sabemos que existen numerosos problemas, y desviaciones en ciertas  instituciones del Estado venezolano, no es menos cierto que la permanencia del Presidente Hugo Chávez, con su verbo crítico y transformador, es a  veces garantía de los cambios necesarios. Chávez viéndolo sin la adulancia rastrera, es el primer crítico de la revolución bolivariana. Pero la crítica de una sola persona no es suficiente para hacer una revolución. 

Falta mucho control político interno que coadyuve a  una  eficiente acción de gobierno. El  viejo estado cuarto republicano se niega a morir, ayudado en esa agonía vegetativa por una burocracia que obstaculiza una eficaz acción de un gobierno que sea coherente, introduciendo un conjunto de aberraciones  que generan en la población rabia y descontento. La actuación de Elías Jaua, y Tareck El Aissami en los sucesos de la Cárcel del Rodeo dan pena ajena, pacatos con la delincuencia: ¿Qué pensará en sus adentros el general Benavides, ante la muerte de los efectivos de la –GNB- por parte de esa Hampa Común que actúa impunemente; para esos delincuentes; su consigna sin contemplación  general: “La cárcel o el cementerio”? Todo esto lo sabe la oposición, y con sus estrategias políticas, están llevando un plan propagandístico que afectara duramente al gobierno revolucionario, es hora de prestar la atención debida,  a fin de ejercer un duro control político sobres estas instancias de gobierno para que marchen, no entender que el problema es de alta política: y no ¡Andar buscando  a dios por los rincones! La revolución bolivariana no puede seguir siendo blandengue  con la delincuencia, los malos servicios públicos y la infraestructura publica etc. Que se esta comiendo  los cimientos del proceso de cambios.                                                                                                                                                                                                    

Para erradicar este patuque se requiere de un experto equipo socio/político, capaz de empujar hacia campos abiertos  en donde la ineficacia sea derrotada; no hay una cosa más perversa, y contrarrevolucionaria  que la constitución de camarillas mafiosas que se asocian en bandas, no para impulsar la revolución en la aplicación de unas medidas políticas efectivas, sino para controlar cargos directivos en el partido, y en las instituciones  que retardan el proceso. Que generan descontento,  desconfianza hacia las instituciones del estado (Ejemplo: CORPOELEC) por parte de la población. El daño de estos grupúsculos, generalmente dotados de un discursillo orillero, y de una bisutería revolucionaria roja rojita, exagerada, y ridícula que raya en lo estúpido, con muy poco en la bola: “ Como muy bien lo dice el Profesor, y Filosofo  Dorcey  ‘Chichi’ Boada”, que les  permita opinar en base a criterios políticos, terminan usando el proceso con  una fraseología hueca, jalándole a personas con poder,  utilizando esas relaciones para lograr sus objetivos,  llevándose en  los cachos a quienes critiquen  el control institucional. Mientras Hugo Chávez exige profundización, y ‘repolitización’, estas bandas se dedican a enredar todo para terminar jodiendo a los militantes más débiles. El modus operandi de estos ‘revoltucionarios’ es “la conchupancia” con el poder económico establecido, en el fondo sueñan con ser unos ricos burgueses, quieren regresar al cuarto republicanismo, para seguir picando de la gorda, para ellos en Venezuela no hay revolución sino una terrible pesadilla. “Jijijiji dijo el loco”.

Percasita11@yahoo.es


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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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