“Ante esta situación, ante la inaudita difusión de las tergiversaciones del marxismo, nuestra misión consiste, ante todo, en restaurar la verdadera doctrina de Marx sobre el Estado”.
Lenin, El estado y la revolución…
Los ojos del mundo se vierten sobre Venezuela. En la década de los noventa se observó a los países del “bloque socialista” derrumbarse. Sacudidos por crisis económicas, luchas de masas por la democracia, gobiernos y revoluciones populares que colapsaron. Para sobreponerse a los fracasos del sistema burocrático: “La Guerra Fría terminó y hemos triunfado”, proclamaron los teóricos del capitalismo.
El sistema estalinista, y no el marxismo fue lo fracasado, así como la no interpretación de la sociedad moderna como guía para la acción revolucionaria. La meta marxista del comunismo se tiende a visualizar en el mejor de los casos como la ideología de unos pocos utópicos bien intencionados. Más aun, como la alternativa ofrecida hoy por los rusos y chinos, como es la importación de métodos capitalistas que los revolucionarios una vez buscaron derrotar, el marxismo revolucionario parece hoy en día haber perdido toda su validez.
El marxismo es capaz de examinar hasta sus raíces lo que hace a las sociedades capitalistas funcionar como lo hacen: la lucha entre la explotada clase productora, y las clases dominantes.
El marxismo pudo prever la inevitable decadencia del estalinismo. Al no poder reparar las contradicciones al corazón del sistema, que lo hizo colapsar.
La estructura social y económica que surgió de la degeneración y derrota del estado obrero revolucionario soviético. Demostró que la sociedad estalinista fue fundamentalmente capitalista, y subordinada del imperialismo internacional.
Los estalinistas soviéticos pervirtieron no solamente la revolución soviética sino al mismo marxismo. El método dialéctico fue abandonado. Lo mismo le ocurrió a la base analítica del marxismo, la critica de la economía política que desenmascaraba las contradicciones internas, y la inpermanencia del capitalismo. Por lo tanto el “marxismo” fue transformado en una ideología contrarrevolucionaria.
Hay que empezar a destruir una serie de mitos negativos, que se han incrustado sobre la realidad de la revolución bolivariana.
Para los marxistas la prueba de la teoría es la práctica. El estalinismo en la URSS condujo a la corrupción de los partidos comunistas, y de los “movimientos progresistas” del mundo. Los levantamientos revolucionarios de la clase obrera estaban encadenados a la preservación del capitalismo bajo la dirección de los colaboracionistas de clases. El nacionalismo reemplazó al internacionalismo. Los auténticos leninistas dirigidos por León Trotsky fueron asesinados. La victoria de la burocracia estalinista en la Unión Soviética envió un poderoso mensaje que compaginaba con las actitudes sociales de una porción mayoritaria de los profesionales y burócratas de clase media de todos lados. El imperialismo como fuese descrito por Lenin, había dado vida a una aristocracia laboral cuyo punto de vista reflejaba sus intereses materiales en la sociedad capitalista. Muchos se abrazaron al “experimento soviético” cuando se divorció totalmente de la dirección proletaria.
Podrá el pueblo venezolano del presente alcanzar este destino. No como son ahora, sino como serán cuando en el curso de la construcción de la revolución socialista, se preparen para tales hazañas. Hay que empezar a destruir el cinismo sofisticado de la actual burocracia bolivariana sobre la capacidad de pensamiento del venezolano que es la MAYORITARIA. Todo esto en defensa del intelecto, y en un abierto desafió de aquellos que en su arrogancia se han apoderado del poder libertador de las ideas bolivarianas.
Percasita11@yahoo.es