La indetenible espada

La Independencia tuvo cuna en Caracas, y la semilla hecho raíces en la América Ibérica. Del mismo modo -sin que se ofendan los hermanos cubanos por lo que voy a decir- la Revolución nació en Venezuela bajo la inspiración de la espada de Bolívar que indeteniblemente camina por América Latina. Con emoción patriótica y revolucionaria celebramos el triunfo de la compañera Kirchner, reelecta Presidente de Argentina, y el de recién electo Presidente de Nicaragua, el compañero Ortega.

Nadie niega la admiración que se han ganado Cuba y los héroes cubanos, liderizados por los hermanos Castro, luego de medio siglo de combate. Honor a quien honor merece.

Del mismo modo, nadie podrá negar que la siembra del Socialismo en América, y su robustecimiento manifestado en El Socialismo del Siglo XXI y la Alba, son un logro de la Revolución Bolivariana que, nacida en Venezuela, se expande por el Continente; ni el imperio mismo podrá evitarla, allá llegaremos también, y el noble pueblo estadounidense luchará por su democracia auténtica, por su Socialismo redentor.

A demás de Cuba y Venezuela, como ya dijimos, está Argentina, donde Cristina Fernández de Kirchner ganó en primera vuelta la reelección presidencial con el cincuenta y dos por ciento (52%) de los sufragios. También está Nicaragua, donde Daniel Ortega recibió sesenta y tres de cada cien votos de los nicaragüenses, para su reelección como Presidente de la Revolución Nica. Qué decir del noble pueblo boliviano que avanza hacia su liberación económica y social, bajo la conducción de un hombre sencillo, de un indígena convertido en Presidente revolucionario de su pueblo, el camarada Evo Morales. Qué decir de la consentida de Antonio José de Sucre, de Ecuador, donde están enterrados sus restos, y donde el Presidente Correa siembra Revolución pareja en el campo, en la fabrica, en las universidades y en la ciudad.

La semilla anda por todos lados; no hay país en América Latina o en nuestro Caribe convulsionado, donde no se estén constituyendo mayorías de hombres y mujeres que luchan por el cambio; de trabajadores aguerridos, de jóvenes y mujeres dispuestos, de indígenas que después de siglos de retraso, olvido e injusticia inaceptable, se lanzan al ruedo como protagonistas, en búsqueda de su propio destino.

¿Qué ven en Venezuela los hombres y mujeres de nuestro sub- Continente? ¿Por qué aman y ven con admiración al Comandante Presidente Chávez, quien empuña en su mano la espada de Bolívar para hacerla una vez más triunfadora en América Latina? Ven en nuestro país un ejemplo de justicia y lealtad; ven en el Presidente Chávez un líder que vale la pena seguir.

La tesis del Socialismo está planteada desde hace muchos años. La inmensa virtud del Comandante ha estado en ajustarla plenamente a nuestra realidad, en actualizarla y darle el toque latinoamericano que ella requería. Ahí está la diferencia, en el acento nuestro que le imprime el Comandante. Por supuesto que la diferencia la hace el liderazgo personal de quien nació para ser conductor de su pueblo, y a quien nada detiene; ni siquiera la enfermedad ha podido con él, al sobreponerse por la voluntad de Dios, y por la inmensa voluntad que el propio Chávez le ha puesto. El Comandante está consciente de que América lo requiere, de que Venezuela lo necesita.

Los cambios institucionales que ha promovido la Revolución en Venezuela fortalecen las estructuras para el progreso. Las misiones concebidas para privilegiar al pueblo, son un logro vital que, más allá de darle popularidad y fuerza al gobierno del cambio revolucionario, son actividades de justicia que el pueblo aprecia y agradece profundamente. Adelante Comandante. La indetenible espada avanza.



cesar.dorta62@gmail.com



* Luchador social y político


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César Dorta (*)

Luchador social y municipalista

 cesar.dorta62@gmail.com

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