Contra el poder

¿Socialismo?, ah socialismo

La palabra socialismo se desdibuja por la ambigüedad en las personas que manejan el concepto, aunque también por la hipocresía de quienes descalifican o promueven el término. Tanto desde la izquierda como desde la derecha se han evitado acciones francamente socialistas. Para la derecha el socialismo es cualquier acción del Estado que no sea de su agrado. Y la izquierda tergiversa acciones socialistas, alegando que es necesario para el funcionamiento de la libre empresa. El término socialismo, técnicamente hablando, como lo hicieron el Wall Street Journal o el profesor Milton Friedman, vamos a utilizarlo para designar una posición por el Estado en la estructura de capital o en el régimen de una industria o empresa, lo bastante importante para producir o anunciar una esencial influencia o control social. Éste es el verdadero socialismo, para citar nuevamente a Jhon Kenneth Galbraith.

Cuando el Estado interviene de manera directa en esa estructura de capital, se producen acciones socialistas. Por eso el presidente Chávez anuncia la orientación al socialismo, más no como un régimen autoritario, sino como el contralor social a través de una serie de instrumentos políticos y jurídicos que ofrece el Estado. Vale mencionar dentro de esos instrumentos los Consejos Locales de Planificación que aprendan a ejercer la contraloría social.

Veamos otro ejemplo, cuando el Gobierno destina recursos en una agenda social para mejorar la vida de los pobres se le califica en forma despectiva como “populismo”, en cambio cuando esos mismos recursos se destinan a multimillonarios créditos a fondo perdido concedidos a empresarios, se le llama “inversión”.

En ambos casos, la participación directa del Estado con su capital y su posterior control, es socialismo. Por eso la necesidad de controlar PDVSA, pues siendo la empresa estatal que genera la mayor cantidad de divisas del país, no puede obviarse si se habla de socialismo. El gobierno de Estados Unidos lo sabe, y por eso se esfuerza en mantener el control sobre la industria petrolera venezolana. En Bolivia lo saben los indígenas, y por eso están en la calle exigiendo se apruebe una Ley de Hidrocarburos.

Cuando Marx advirtió que era la crisis capitalista la que daba su oportunidad al socialismo, estaba prediciendo muchos sucesos posteriores. Estados Unidos aplicó acciones socialistas cuando el presidente Nixon, permitió que el Estado interviniera con su capital en empresas privadas vitales como la industria de ferrocarriles Penn Central, irónicamente la ayuda era promovida por los empresarios y no los trabajadores. Nixon también permitió que el capital de Estado socorriese a la empresa de armamento Lockheed. Eran medidas socialistas que de manera hipócrita le restaban su importancia porque contradecían de manera contundente las bases ideológicas del capitalismo.

Pero no llegó a ser socialismo, porque el corazón del capitalismo no eran esas empresas, sino la Bolsa de Nueva York, el Everest de las alturas dominantes. Y allí nadie permitió que el Estado metiera sus narices. It if not yourf business.
Ahora en Venezuela, Fedecámaras se sienta con el mismo Gobierno que intentó derrocar, ¿necesitan capital?, ¿permitirán el control del Estado cuando reciban recursos del pueblo venezolano?, ¿podrán convivir con estas acciones socialistas?, ¿podrán compartir esos recursos, en su mayoría provenientes de PDVSA, con los programas sociales que adelanta el Gobierno?, ¿podrá el Estado controlar esos recursos destinados no solo a programas sociales sino también a sectores privados?, ¿podrá el Estado independizarse de la estructura financiera cuyo corazón sigue siendo la Bolsa de Nueva York?. Amanecerá y veremos. Mientras tanto, seamos útil y mejores, y mucho menos egoístas.


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David Javier Medina


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