¡ Revolución !


No es una palabra fácil. Su significado ecuménico no lo encontremos a la vuelta de la esquina. Aunque mucho más difícil es hacerla realidad, e infinitamente más complejo y agotador es lograr que sea exitosa. Ya es casi una utopía que ella se mantenga victoriosa, ondeando su belleza y su alegría por muchos años. Es harto complicado mantenerla sustentable y sostenible en el tiempo, sin transigir con los valores y principios que le dieron origen.

Pues, al igual que a los seres humanos, a las revoluciones les ocurre lo que ya Ortega y Gasset anunció en la “Rebelión de las Masas”. Las revoluciones son ellas y sus circunstancias. El contexto o el escenario las condiciona y algunas veces las determina. Ellas están emparentadas con los hombres y mujeres que las conducen, frente a un entorno que a veces les es adverso y en otras ocasiones les es favorable. Recordemos la Revolución Francesa, las “revoluciones” de la Urss y el bloque soviético y; más cerca de nosotros: la Revolución mexicana, la Revolución nicaragüense y la experiencia fallida y dolorosa de una revolución pacífica y democrática, como la que intentó Salvador Allende y la Unidad Popular en Chile.

Pacíficos fueron también los esfuerzos revolucionarios de Mahatma Gandhi y Martin Luther King, quienes practicaron lo que predicaron: la no-violencia. Y, paradójicamente, murieron violentamente asesinados. Por eso, toda revolución, si es verdadera, tarde o temprano deberá decidir entre ¡Vivir o Morir! La Revolución cubana, bajo el liderazgo de Fidel Castro y la Revolución norcoreana, bajo el liderazgo de Kim Il Sung y ahora de Kim Jong-il, han logrado mantenerse incólumes y vigorosas, a pesar de las grandes dificultades que han lidiado, sin traicionar los sueños e ideales que las impulsaron. Ojalá se mantengan hasta que se cumpla la profecía de la ¡Revolución mundial! Y también, ¿por qué no?, que siga su marcha indetenible la ¡revolución permanente! de la que tanto nos habló Trostky.

El término revolución proviene del latín revolutnis, que significa: “Acción y efecto de revolver o revolverse. Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación. Cambio rápido y profundo en cualquier cosa”. Del análisis de este concepto hemos llegado a la conclusión que la palabra revolución finalmente se asocia a la palabra que le da sentido, sustento y dirección a todo el lenguaje humano, la palabra: Ser. Que es esencia o naturaleza de las cosas.

Leyendo aquí y allá, relacionando términos y palabras, consultando con revolucionarios de siempre, auscultando y reflexionando sobre la historia de las “revoluciones”; en Venezuela (guerra de independencia, revolución de las reformas, revolución de marzo, revolución azul, guerra federal, revolución legalista, revolución liberal restauradora, revolución libertadora, golpe de octubre de 1948, 23 de enero del 58, revolución bolivariana y el golpe del 11A y 8D de 2002) y de otras revoluciones mundiales y particularmente latinoamericanas y caribeñas, he llegado a la conclusión y la someto al debate público, que una revolución es: Un conjunto de operaciones y acciones, espontáneas y/o planificadas, generalmente violentas (rebelión, sedición, alzamiento, golpe, guerra, motín, levantamiento, sublevación) que se hacen como consecuencia de una o varias causas, internas o externas, que le dan origen; con la finalidad de producir cambios rápidos y profundos en las estructuras (geno y fenosituacionales) de un ser (animado o inanimado, inmaterial o material) o entidad (corporal , espiritual, natural, artificial, real o abstracta) con la intención de lograr una verdadera transformación que le agregue mayor valor o utilidad. ¿Es entonces la revolución bolivariana venezolana una verdadera revolución?

Experto en Planificación


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Hugo Moyer Agostini/Publicado en Panorama Digital

Ing. Químico (1975). Postgraduado en Macroeconomía, Planificación y Creatividad Aplicada Total. Profesor Titular jubilado de LUZ (1997). Presidente Honorario de la Escuela Latinoamericana y Caribeña de Ciencias y Técnicas de Gobierno (ESCOLAG). Ha sido el primer Director del Instituto Zuliano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IZEPES) y del Centro Latinoamericano de Altos Estudios de Gobierno (CELAEG) Ha sido asesor de Rectores de varias universidades, Alcaldes y Gobernadores, así como de la Presidencia de PDVSA y PEQUIVEN. Vive para la POLÏTICA y se resiste a vivir de la política.

 escolagzulia@gmail.com

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