Me da la impresión de que ciertos malentendidos se hacen presentes en el artículo del camarada Edwin Aguirre en torno a las ideas de Dieterich.
Ciertamente el pensamiento de Trotsky constituye uno de los desarrollos marxistas de mayor vigor y honestidad intelectual. Pero muchas veces se puede decir lo mismo sin utilizar la misma terminología, y en lo que se refiere a la comunicación, el criterio de la efectividad es el que se impone. Veamos si en el fondo la exposición de Dieterich choca o pasa por alto nociones como la de la revolución permanente, o el desarrollo desigual y combinado.
Dieterich, al señalar que las tres dinámicas (la lucha anticolonial, consolidación de la revolución burguesa y estado de derecho, inicio de la construcción socialista), coexisten, destaca que lo hacen de manera desigual. Las tareas fundamentales de la revolución bolivariana, o la revolución democrática, deben ser consumadas en gran medida para ofrecer condiciones objetivas para la revolución socialista, aquellas son: desarrollismo endógeno, o desarrollo de las fuerzas productivas en el marco de un capitalismo de estado; avance desde la justicia de clase hacia el estado de derecho, o igualdad ante la ley; conformación de un bloque regional de poder. Claro que estas tareas de la revolución burguesa, llevadas hasta sus últimas consecuencias, son inviables en el marco del capitalismo, y en este sentido conducen hacia el socialismo, en la medida en que el proceso social rebase el marco legal-institucional burgués.
"La revolución más cercana a nosotros, la cubana, fue dirigida por el Movimiento 26 de julio con un programa democrático burgués: democracia, reforma agraria, estado de derecho, salarios justos, etc. En la lucha por garantizar estas tareas mínimas la dirección cubana y el pueblo toman el poder, rompen con el imperialismo, con el capitalismo e inician la construcción de un sistema no capitalista-no socialista."
Acá señalas que el programa es democrático burgués, pero luego señalas que este programa se traduce en el inicio de la construcción de un sistema no-capitalista, no-socialista. Sería entonces una tercera vía. Pero la tercera vía nace históricamente con el fascismo, el cual reivindicaba para sí la no adscripción al capitalismo o al socialismo. Esta afirmación sólo podía tener valor propagandístico, por supuesto, en la práctica el fascismo no fue otra cosa que la extensión de la lógica de funcionamiento de la empresa privada, que es esencialmente militar, a todo el orden social. Es decir, era el capitalismo llevado hasta sus últimas consecuencias políticas.
El programa inicial de la Revolución Cubana estaba enmarcado de una economía de capitalismo de estado, o economía social de mercado.
Coincido en que las revoluciones se hacen en la medida en que se entienden por la mayoría del pueblo como la única dinámica social en cuyo marco se pueden satisfacer necesidades esenciales de la población oprimida. Es la consciencia de un destino de clase, más allá del destino individual, el instrumento fundamental de la revolución social. La única justificación de la revolución es el paso a un modo de organización social y económica para la satisfacción de esas necesidades humanas, y la liberación del impulso creativo humano.
"... el socialismo científico del siglo XXI – y de Dietrich, digo yo-, no necesita del partido revolucionario, del internacionalismo, de la utilización de las fuerzas productivas a nivel mundial, sino de la teoría matemática de Leontiev, los libros de él y sus compañeros y la digitalización de todo el proceso. Con estas herramientas es posible construir el socialismo en Venezuela."
Bueno, en realidad esto no se desprende del discurso de Dieterich.
Uno de los diagnósticos más dramáticos hechos por el profesor fue precisamente la ausencia de cuadros medios que estén capacitados para impulsar el proceso venezolano de acuerdo con las directrices trazadas desde la dirección estratégica de la revolución. Esto atañe al aparato burocrático en el sentido más amplio, es decir, también a la burocracia del partido. El profesor Dieterich ha señalado que sin estos cuadros medios no es posible alcanzar los objetivos de la revolución.
Del internacionalismo, Dieterich ha sido enfático, a más no poder, diría yo, en la necesidad un bloque regional de poder, para la supervivencia del proceso revolucionario en Venezuela. Parafraseando el debate soviético, ha dicho que no sólo no es posible el socialismo en un solo país, es que ni siquiera es posible el capitalismo nacional de estado en un solo país. Así que también es falso que Dieterich desdeñe el internacionalismo, pues no concibe el marco de acción de la revolución dentro de los límites del estado-nación.
Los avances de la ciencia en el siglo XX, y lo que va de este siglo, pueden y deben ponerse al servicio de una concepción científica del socialismo en el siglo XXI, esta es una verdad de cajón que a nadie debería escandalizar. ¿Podría hablarse de socialismo científico en el siglo XXI si este se concibe apegado a paradigmas del siglo XIX? Traicionamos el espíritu de Marx si hacemos de su obra un catecismo, y pretendemos transformar la sociedad actual parados teóricamente en la sociedad que analizó y criticó con gran genialidad Karl Marx. Entre los avances de la ciencia y la tecnología cuyas potencialidades valora más positivamente Dieterich están aquellos que se señalan.
Sólo con la ciencia actual es posible situarnos, hoy, en nuestra realidad histórica concreta, y definir medios adecuados a los fines de construir una economía democráticamente planificada en la que rija el valor y no el precio. Se trata de herramientas poderosas en las manos de una auténtica consciencia socialista, que en todo caso será la que de forma al Socialismo en el presente siglo.