Abrí la ventana, respiré el aire fresco del amanecer las cuatro estaciones de Vivaldi, luego con lentitud amorosa comencé a mirar las fotos tuyas bajo aquella lluvia tormentosa, la tarde que cerraste tu campaña admirable, Para tenerte un poco más cerca y para acompañarte un rato en este invierno de soledades y volar con tu rostro sobre los violines de la vida.
Hay batallas que se dan en la soledad de los desiertos, soledades en que enfrentamos a gigantes, a dioses y enemigos diabólicos. A nuestra propia vida.
No son fechas para fotos ni discursos, son días de la vida en que nos basta con nuestra presencia. La intimidad terrible de los grandes espíritus.
Nacer y morir son las puertas de entrada y de salida, es lo que menos nos importa, ya la muerte no es nada para quienes nos enamoramos de la vida, sé que eso no te preocupa para nada. La vida y el futuro sin nosotros, el camino abierto para la felicidad de todas y todos los que queden y los que vengan seguramente tiene más sentido.
Mirar la patria desde la ventana inflamada de amor, de furia, de huracanes que giran escribiendo la historia necesaria, nos llena los bolsillos de alegría suficiente para volar a donde nos lleven los vientos indomables del destino con la misma fuerza que siempre vivimos, leer estas letras, ojalá, mirar la cara de cualquier madre, de un niño, escuchar el silencio tan digno con que tu pueblo te espera basta para seguir hacia donde nos disponga el destino.
Sentir en las venas latir la furia de los pueblos desatada e invencible bastarían para saber que ya no somos imprescindibles y que sin nuestra presencia todo seguirá la marcha hacia la gran victoria es el sentir que se hace sonrisa dulce como la de tu última foto, que le dice a la vida y a la muerte que ya somos inmortales porque nos convertimos en pueblo.
¡Que honor ser tu soldado!
Mientras la luz de la mañana nos despierte estaremos dispuestos a aferrarnos a la vida, para respirarla hasta la última vez que podamos, Sé que eres similar a este soldado que te escribe, que te busca, que te ama.
Abrí la ventana y escuché tu soledad decirme que nos cantas y nos amas desde el invierno que atraviesas, desde el olimpo donde conversas con el Dios del tiempo arropado con nuestro manto de amor.
¡Patria Independiente y Socialista, Viviremos y Venceremos!
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