Primarias del PSUV: ¿qué alcaldes y consejales queremos?

Estos son días de mucho movimiento a lo interno del PSUV. Se reactivan y se ponen a millón los patrulleros y responsables del 1 por 10. Las mensajerías de textos pidiendo y dando apoyo para postulaciones se avivan. Estadales, municipales y parroquiales en vilo. Como no estamos curados de vicios y ahora es que falta para contar con lo del “hombre nuevo”, también se pone a flor de piel la demagogia y el proselitismo, para lo cual no hay reglamento que los controle ni antibacterial que los aplaque.

No hay manera de negar nuestras debilidades si están a la vista. Con primarias por muy democráticas que parezcan o por cooptación, hemos corrido riesgos en la selección de candidatos que a la postre son electos a los cargos de representación popular para volverse puro “buche y pluma”. Si quieren pruebas, ha sido el mismo Chávez quien recuerda las sorprendidas palabras y recomendaciones de Fidel en la oportunidad de recorrer el país y presenciar como miles de compatriotas entregaban papelitos y exigían peticiones a sus problemas, ante los cuales las autoridades locales se hacían la vista gorda.

Antes de continuar, ubiquemos el comentario en contexto, reconociendo que hay representantes populares que se parten el lomo por hacer las cosas bien. Los hay consecuentes, honestos, eficaces y extremadamente vinculados a sus pueblos. También los hay holgazanes, prepotentes, individualistas y a quienes les importa un pito los consejos del Presidente Chávez, de las direcciones del PSUV o de algún compatriota preocupado ante tanto pata e’ rolismo. Para éstos lo que suele llamarse crítica es ofensa y la autocrática es puro gamelote.

Como estamos a las puertas de primarias en las filas Bolivarianas y posterior elección de los gobiernos locales el venidero 16 de julio, es preciso el momento para reflexionar, repensar, revisar o como se quiera, acerca de las opciones (mujeres y hombres) que presentaremos para alcaldías y concejales. Pareciera que el problema no es de mayoría, minoría, tendencias, parcelas o “liderazgo” a lo interno del PSUV. La cosa va más allá porque precisamente la motivación, hasta ahora, no enfoca en el compromiso con la ciudadanía.

Si bien es cierto que la aspiración es legítima y constitucional, también es cierto que la representación de un colectivo nos convida a revisar una serie de exigencias que van desde la formación hasta la ética, que deben ser conocidas por los electores. Esto nos obliga a una exhortación de exigencia extrema a quienes votamos, con el propósito de evitar seguir eligiendo a quien tenga más pendones o quien crea embobar o envolver con discursos y promesas trilladas e inalcanzables... En fin, para la discusión: ¿qué concejales y alcaldes queremos? O en todo caso, ¿para qué este tipo de alcaldía? En el PSUV, esta discusión que era para ayer, está pendiente. ¿Es o no es así?



revolcones76@yahoo.com.ve


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Juan Azócar


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