“Vivir en contradicción con la razón propia, es el estado moral más intolerable”.

León Tolstoi…



Las presidenciales del 14-A, a raíz de la muerte del presidente Hugo Chávez, esta generando en: “ciertos sectores de la revolución una intolerancia desmedida”; obligándome esto a escribir estas líneas nuevamente. Y el motivo no es la critica persé a la dirigencia bolivariana como ideal revolucionario, sino el hacer visible lo absurdo, y peligroso de ciertas personas de tratar de construir mitos acríticos e irracionales, y un exacerbado culto al personalismo en lo que algunos sectores de la izquierda bolivariana quieren edificar alrededor de su figura, con una idolatría acrítica, ya que el no fue un dictador, sino un socialista humanista, y cristiano como muchas veces lo manifestó.

Muchos “ateos” de la izquierda dogmatica tratan de santificar al comandante, y convertir al proceso bolivariano en una religión. Muchos oportunistas, con un irreal conocimiento de lo que debe ser el socialismo bolivariano. Otros tratan, los más sinceros, y honestos intelectualmente en mi humilde parecer, buscan contrarrestar con sus opiniones la perversa demonización de Chávez, por parte de los opositores que utilizan los grandes medios de comunicaciones nacionales e internacionales para este fin.

Aunque siempre noto en ciertos personajes opiniones que dejan una duda, en la idolatría hacia su persona, y al proceso revolucionario, donde los argumentos planteados no son nada coherente.

La diatriba surge cuando salen a flote otras opiniones, acertadas o equivocadas, posibles o imposibles, dentro de este proceso. El que opine lo contrario ahí mismo es ‘etiquetado’ de derecha, fascista, escuálido, sin estudio etc., y por lo tanto se demoniza cualquier opinión critica sobre el socialismo que se quiere para el siglo XXI, o se es un radical ultroso de izquierda, y se idolatra al presidente Chávez, y se sigue como un borrego el discurso oficial de la nomenklatura, dejando en claro que no puede existir otra opinión posible. Quien se atreva a criticar esta línea oficial, de ipsofacto es tildado por algunos sectores del proceso bolivariano de ser agente de la CIA, o de hacerle el juego a la oposición. Esto lo manifiesto cuando se me llama fascista, por gente que habla de esto sin interpretar realmente lo que es o fue el `Fascio`, comparando esta intransigencia con lo más burdo del extinto totalitarismo estalinista.

Notando las muchas de las veces la posición de algunos compatriotas, como de excesiva intolerancia. Cualquier crítica al proceso bolivariano es desechada cortando de raíz cualquier aporte que pueda interesar acerca de las contradicciones que genera un proceso tan complejo como este, como muchas veces lo manifestó Hugo Chávez, en los archivos existentes que dan fe sus testimonios.

Estas actitudes intransigentes y de cortes autoritarios, refuerzan mis argumentos para desechar a `dirigentes`, por muy revolucionarios que sean: Cuando recibo en mi correo: “amenazas, groserías, descalificaciones adhominem etc.” Por la actitud soberbia de mucho radical ante la crítica, puedo intuir como actuarían si implantan totalmente el modelo estalinista desde el poder.

Estoy muy alejado de la solidaridad incondicional, hacia el burocratismo incompetente, de estructuras rígidas, del borreguismo revolucionario militante, y de las ciegas mitificaciones.

La idolatría ciega, implica la aceptación de métodos nada socialistas, y mucho menos pueden llamarse revolucionarios, que al observarlos caminan en dirección opuesta a la empoderamiento del pueblo, y a su autonomía.

No puedo solidarizarme, con conductas que intentan instalar estructuras represivas que atentan contra el Estado de Justicia y de Derecho, articulo dos de la CRBV, de la democracia parlamentaria, y de los medios de comunicación en manos de una minoría.

La perpetuación del `enroque` en cuanto a responsabilidades políticas, la imposición sobre las minorías que disienten, la implantación de un modelo improductivo etc.

El dogmatismo como lo manifestaba Chávez hay que analizarlo conscientemente, porque con el paso del tiempo será rechazado por muchos de los que hoy, lo aplauden ciegamente. He aquí el verdadero meollo, y critica del asunto incomento. Declararse antiimperialista no da garantías de libertad, para nada señores de la intolerancia.

¡La lucha social, y sindical controlada por el estado, y donde este ausente la falta de crítica; asusta! Cambiar el capitalismo neoliberal salvaje, por un capitalismo de estado salvaje, no puede ser recibido con los brazos abiertos. Cuando se intenta olvidar las lecciones históricas del siglo XX.

Una verdadera sociedad socialista democrática, no puede cohabitar con la corrupción, la falta de libertad y la impunidad, y controlada por una minoría dirigente sobre nuestras vidas.

Hay que desarrollar una verdadera participación, y protagonismo político. Para poner en su sitio un estado de cosas que introduce en su seno muchas contradicciones. No estoy con esto intentando descubrir el agua tibia.

El acaparamiento, la especulación, el desabastecimiento, y el control de los medios que no le da cabida a la crítica, son los motivos que nos han llevado a la situación actual.

No es lo mismo que los medios estén controlados por unas minorías que niegan el libre acceso a la crítica; al igual que los especuladores, y explotadores que niegan el libre acceso a los bienes necesarios, para una mejor calidad de vida.

¿No es la eliminación en teoría de las clases lo que busca el socialismo? ¿Porque aplaudimos entonces un estado de cosas, donde una elite en el poder, y una clase productora, y propietaria hacen lo mismo?

La defensa de las políticas socialistas, y progresistas de Hugo Chávez, en contra de la derecha neoliberal salvaje, no puede seguir siendo convertida en una forma de capitalismo de estado salvaje. ¡Lo que deseamos es un socialismo humanista, y democrático en pleno siglo XXI!

Percasita11@yahoo.es