Me encontré al azar, cambiando canales ayer, con un programa del canal religioso EWTN donde decían que el antónimo de Amor es Egoísmo, que amor significa dar al otro con generosidad, con desprendimiento, incluso con sacrificio; como misión de vida; mientras que egoísmo es quitar, despojar, aprovecharse e incluso traicionar al otro, por provecho propio. Salí a caminar y estuve reflexionando sobre estos 2 conceptos. Creo que sin querer me topé con una estrategia de análisis muy útil, y, como dije a una vecina, me dispongo a utilizarla ya:
Un grupo social que adopte la premisa del amor, terminará valorando y admirando la generosidad y el vivir para dar. En tanto que otro que favorezca la premisa del egoísmo considerará el amor como una cosa de pendejos. Si se asume como cierto que a diario te consigues personas cuyas acciones y opiniones vienen dictadas desde el amor o el egoísmo, y que las definiciones aludidas pueden servir para predecir su conducta ante distintas situaciones o incluso para deducir cuál premisa ha venido gobernando sus actos y decisiones, entonces podremos pensar en usarlas también para entender la motivación al voto en nuestro país. Y asi se decide.
En efecto, estaría actuando desde el egoísmo cualquiera que se aproveche de los beneficios de las misiones sociales bajo la premisa de despojar a un gobierno dedicado a aliviar necesidades largamente insatisfechas, particularmente si luego termina actuando u opinando en contra de su benefactor. Presumo que, para justificarse, le escucharíamos proferir argumentos ruines, tipo “no tengo la culpa de que anden regalando, y no voy a ser tan pendejo para no aprovechar”, o “eso se compró, o se distribuye, con el dinero de todos los venezolanos”, como si ese hubiese sido el caso de las últimas 5 décadas.
Uno tendría que preguntarse entonces: ¿y cuál es la diferencia con un ladrón si ambos están partiendo de la misma premisa de aprovecharse de la buena fe de los demás?
Con seguridad un egoísta admirará y respetará a los que hayan logrado autoexiliarse en Miami luego de haber escamoteado grandes sumas al fisco o a los ciudadanos clase media. Y delirará al enterarse que los gusanos le han conseguido de manera expedita el status automático de perseguido político. Querrá parecerse entonces a su Barrabás o a su Matavotos preferido o a su candidato de Oposición, a sus héroes. Recuérdese que se trata de un egoísta.
Debe resultar evidente, del otro lado de la acera, que el presidente Chávez era todo lo contrario. El tipo era puro políticas solidarias en educación, vivienda, alimentación, salud, seguridad social. Estaba lleno de gestos y acciones tiernas; observables en el sentido abrazo a un niño, en el beso a un adulto mayor, en su don de gentes con la gente sencilla. Además era puro trabajo sin vacaciones, casi no dormía, y trataba al pueblo de a pie del país, de Latinoamérica y del mundo como si fuera su propia familia y estuvieran todos bajo su responsabilidad. Tan evidente debe haber resultado, que el presidente Mújica del Uruguay llegó a afirmar que era el hombre más generoso del mundo… Y habría que agregar : “el más amoroso”.
Sin embargo, no siempre resultó obvio que detrás de esa generosidad hubiera tanto amor. Por tanto se consideró necesario y conveniente que se supiera, que el otro escuchara que lo amaban. Y fue entonces cuando los estrategas chavistas vinieron con el “Chavez Corazón del Pueblo”, el “Misión en Amor Mayor” y el “Amor con Amor se paga…” Palabras sinceras y certeras con las que El Comandante enamoró a su pueblo; mensaje legítimo que hizo que el pueblo le correspondiera.
Y así sucedió y sucede aun. Comenzamos a ver mujeres enloqueciendo de frenesí con su sóla presencia en vida, hombres rudos en la calle afirmando que amaban a Chávez y llorando por su muerte, funerales como los que presenciamos, signados también por las lágrimas de gobernantes recios como Evo, Ahmadineyad y Lukashenko… Amor confeso.
Debe resultar evidente también que los resultados electorales de 2012 han sido un triunfo del amor sobre el egoísmo.
Todo esto de verdad me da mucha esperanza, y me llena de gran optimismo y orgullo: Soy ciudadano de un país donde el amor cuenta. Y cuenta de verdad. Este sentimiento mayoritario debe reflejarse el 14 A, porque Chávez vive y la lucha sigue. Tengo suficiente razones además para pensar que el egoísmo y su máximo representante global, el capitalismo neoliberal salvaje (perdón por la redundancia), continuarán en picada. Así se decide.
¿Listos para hacerle caso al otro presidente, al Lula? Elijamos a Maduro entonces, porque estamos en la era del amor presidencial, y porque así lo quería el Chamo Corazón del Pueblo.
Tenían razón los de EWTN: el Amor se impondrá al egoísmo.
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