Con el pasar de las horas y los días, Venezuela se ha ido enamorando de su nuevo mandatario nacional Nicolás Maduro. Todo en una realidad donde el país está reclamando cambios estructurales y profundos en cada ministerio, pues los mismos deben ser tomados definitivamente en serio.
La falta de ética, por no decir la nula solidaridad de la gran inmensa mayoría de los funcionarios públicos es muy grave, delicada, quizás espantosa por las imprecisiones que diariamente nos van colocando como una nación integralmente burocratizada, sin respuestas, apartada del sentir de las verdaderas necesidades de la población, quienes en definitiva son quienes pasan trabajo en las calles.
Los recientes resultados electorales del pasado 14 de abril de 2013 son un aviso al pueblo chavista. No son los más halagadores después de 14 años de revolución, donde han imperado pero solo para algunos sectores las ayudas, trabajo y asistencia, pero que no van a las primeras necesidades de la población.
Aquí muchos deben voltear su mirada hacia el frente. Eso que a diario nos restriegan de la boliburguesia, lamentablemente es verdad. Pienso que es la única verdad que educadamente han logrado confeccionar los sectores opositores.
Yo los llamaría la generación Hummer. Son los nuevos ricos, los de jugosos y millonarios contratos, especialistas en comisiones. Supuestos revolucionarios recién llegados, más izquierdistas que el Che Guevara, quienes ven con desprecio a su propio pueblo.
Esto lo ha creado esta revolución. Ellos y sus familias se han acomodado con millonarios recursos del Estado y no fueron a votar por Nicolás Maduro. Muchos de estos vagabundos son quienes PDVSA les financió millonarios contratos de flotas de vehículos en la zona andina (Táchira, Mérida y Trujillo) .
Lujosos vehículos últimos modelo exigidos por la industria petrolera a precios desorbitantes. Estos grupos se enriquecieron y mientras PDVSA les otorgaba millonarias sumas a las fulanas cooperativas, estas financiaban afiches de la fenecida Coordinadora Democrática.
La aberración llegó a tanto que una ex directora del Consejo Nacional Electoral del estado Táchira, era socia de estas cooperativas, cobraba comisiones junto a su novio un ex militar del componente aviación, quien pidió la baja por los millonarios contratos que lo empichaban de dinero.
Estas cooperativas facturaban las camionetas oficiales del CNE, color blanco, marca Nissan para hacer viajes a Maracaibo. Carros oficiales del Estado con los cuales ganaban millonarias sumas de dinero y los cuales eran prestados para estas vagabunderías, pero nadie hizo nada.
Personalmente estoy de acuerdo con el equipo de inteligencia clandestino que acaba de anunciar el Presidente Nicolás Maduro para descubrir y castigar estos actos de corrupción y ojala den como resultado el descubrimiento de lo que todo el mundo sabe, pero que hasta ahora muchos han ignorado dentro del gobierno.
Nada le pasará al chavismo y a esta revolución que no se le haya advertido. O cambiamos, o estos serán los últimos seis años de este gobierno. Un giro de timón sería un verdadero milagro nacional.
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