Escribíamos recientemente sobre la oportunidad real y cierta del establecimiento de un sistema social antagónico al sistema capitalista y sentenciábamos que el Socialismo que queremos y aspiramos no está a la vuelta de la esquina, no porque no seamos capaces de construirlo, sino que primero hay que quemar algunas etapas. Muchas razones nos permiten sostener tal posición. En otro trabajo sobre el tema abordábamos varias consideraciones cuyo epicentro colocaba ciertas condiciones sociales e individuales necesarias previamente para adelantar en propiedad la posibilidad de modificar en esencia las estructuras capitalistas existentes. Y más allá de ello, adentrarnos en lo que Martha Hanecker llamó o estableció como la Superestructura.

En referencia a ambas instancias del modelo socio-económico como el eje sostenedor del sistema capitalista que conocemos con todas las implicaciones que derivan del Poder Real, (Poder Político, Poder Económico y Poder Militar), es que planteamos la necesidad de que el Poder Económico, único de los tres que aún no cuenta como elemento de cambio desde el punto de vista del dominio en el seno de la revolución bolivariana, que éste debe ser modificado en su base y dominio, porque no sólo se trata de la representatividad sino del prurito capitalista y burgués que la mayoría de venezolanos y venezolanas tenemos internalizado.

En el caso nuestro han ocurrido muchos eventos que nos permiten construir las bases del como, el para que y el porque del cambio de estructuras sociales y económicas que nos permitan bajo la égida constitucional y democrática, elaborar o contribuir a desarrollar algo distinto a lo que tenemos y algo nuevo de lo que queremos.

Es universal reconocer que el objetivo fundamental es la búsqueda de la equidad y justicia social como elementos o variables sociales inalcanzables en el actual modelo socio-económico que aún constituye el organigrama estructural de la Nación- Estado.

En la construcción de una nueva estructura Política, Económica y Social, radica entonces, la búsqueda del rompimiento paradigmático del capitalismo presente. ¿Es necesario hacerlo?, ¿Cómo hacerlo?, ¿Con quienes hacerlo?, ¿Cuál sería la estructura jurídica de sustentación?. Son interrogantes a resolver para comprender mucho mejor, el camino hacia el presocialismo.

No obstante, la presencia de estas premisas a futuro, porque así es, es lo que representaría el eslabón necesario y útil para su construcción. Podemos afirmar que la génesis del Socialismo en nuestro país, está en marcha y lo constituye, a mi modo de ver, los programas sociales y distintas misiones, principalmente Mercal y Barrio Adentro. Me dirán de que Socialismo estamos hablando y es una pregunta pertinente y su respuesta podría ser esclarecedora del tipo de Socialismo que queremos y es posible, medible en razón de nuestra realidad humana, mental e institucional.

Al respecto, nos preguntamos, acaso Mercal no ofrece alternativas válidas en cuanto a la redistribución de la riqueza, y una generadora de relaciones interpersonales entre el Estado y los ciudadanos, cosa inimaginable bajo el capitalismo que conocemos y sentimos todos los días. Por supuesto, todo depende del concepto de Socialismo que menejemos como contraposición al sistema capitalista antagónico y la pregunta adicional que tendríamos que hacernos respecto al capitalismo que nos impusieron de hecho y de derecho en su alta concepción neoliberal sería ¿Aceptaría como propio el tipo de programa que como Mercal rompe las reglas del intercambio en la economía formal que conocemos y como tal representa en si mismo el traste con el individualismo y el egoísmo?.

Es por ello, que decimos que el programa Mercal, es uno de los factores endógenos contradictorios al capitalismo y que llamamos la génesis del Socialismo que estamos buscando o queremos.

Por otra parte, podemos decir que el Socialismo en Venezuela es un camino que no está delineado en un proceso inédito como este y que ese camino lo construimos en cada oportunidad que tengamos de darle poder al pueblo. Esa es la realidad y como tal, el tránsito al Socialismo depende en grado sumo de los valores que le asignemos en función de una sociedad más justa en lo social, de equilibrio con lo jurídico y la libertad y redistributiva y gestionaria en lo económico.

Hay muchas que tienen que pasar para consolidar un nuevo modelo político, económico y social y una de ellas por ejemplo, es la reversión de la participación del componente importado en relación a la producción nacional y es por ello, que la Seguridad Alimentaria se convierte en la parte fundamental del camino a lo que entonces y por ahora llamamos presocialismo.

La definición de Seguridad Alimentaria incluye o tiene inmersa la Soberanía Nacional y en este caso un nivel de productos o partes importadas del 10% equivaldría a sostener que realmente tenemos Soberanía Alimentaria, lo que nos permitiría de una manera más eficaz y expedita recorrer la vía del Socialismo. Entonces, en nuestro concepto, cualquier camino que conduzca al Socialismo que queremos pasa por el escrutinio del dominio Territorial, la soberanía del Estado- Nación y la Soberanía Alimentaria. Amén de una Política Económica dirigida a incluir a la población históricamente olvidada.

El camino al Socialismo pasa en primer lugar por nosotros mismos, por nuestra evolución y transformación, por la comprensión del valor de la ética como elemento nucleador, por la adecuación ordenada de las Instituciones. Es por ello, que el socialismo se nos presenta como proyecto viable y necesario, porque seguros estamos que podemos superar las exigencias históricas que como un aldabonazo nos señalan que primero hay que hacer lo que primero tenemos que hacer.