Estoy entre los que consideran que el chavismo podría convertirse en una teoría política, es decir en ideología, contiene todos los elementos necesarios que comprueban tal aseveración, no se trata de algo acomodaticio como podría verse a la ligera. El chavismo es una aplicación en todo orden de vida, de lo social, lo económico, lo cultural hasta en lo personal, porque nos trae desde normas de conducta hasta el modo de relacionarnos con los demás.
El chavismo es socialismo venezolano, internacionalista porque aboga por la solidaridad entre pueblos, solidario hasta la saciedad, cristiano en el decir y el hacer. Una gran espiritualidad se desprendió en toda época del líder comandante supremo, al punto que su motivación lo llevó a dar la vida en sacrificio por el pueblo, reconocimiento dado por países y lideres en todo el mundo.
La huella dejada, los hijos herederos de su voluptuosidad y lucha, han de seguir sus pasos a través del chavismo como ideología y forma de vida, el presidente Maduro ha demostrado en poco tiempo que tiene la madera para continuar la obra dejada en fáciles entendimientos por el comandante supremo y eterno. El chavismo como teoría y practica nos convierte en sus propios hacedores y aplicadores, esa es la tarea a cumplir por los que tienen responsabilidades para que su legado sea por siempre guía en la madurez y experiencia, la creatividad, el empeño, la honradez, la amistad entre hermanos de una misma cuna venezolana y latinoamericana, nos obliga a sentirnos cada vez más chavistas, por ende sentir el orgullo venezolanista de ser chavistas, antiimperialistas, socialistas y profundamente humanistas.
Orgullosos de ser chavistas significa que cada día le demos a la patria, lo mejor de nosotros, dejando a un lado pequeñeces, egoísmos, individualismos, radicalismos estériles y haciendo uso de la palabra para dialogar, sin dejarnos arrollar ni avergonzar. Las organizaciones políticas de la revolución deben estar a la altura de todos estos principios y el carácter colectivista en la dirección no signifique trancar el juego, por el contrario, convertirnos en Chávez en cada oportunidad que se nos presente y convertirla en la unidad que tanto clamó y requerimos en esta hora, donde debemos superar la tristeza y convertirla en plataforma de lucha y esperanza.
Es por todo ello, que hoy más que nunca debemos gritar a los cuatro vientos, Soy Chavista y que…
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