Ante la arremetida de ataques perpetrados contra el Proceso Revolucionario Bolivariano por el imperio estadounidense y sus cómplices mundiales, con el apoyo interno de los hijos bastardos de nuestra amada Patria, hemos creído llegado el momento de las definiciones individuales y colectivas que nos permitan salir del trance irrecuperable de la pérdida física de nuestro conductor supremo y constructor de un nuevo mundo posible, el comandante eterno: Hugo Rafael Chávez Frías.
Con la guerra mediática, la conspiración económica, la disociación mental y el uso constante de la desinformación y las mentiras políticas, la oligarquía criolla con la anuencia de los sectores más conservadores y perversos como la conferencia episcopal, Fedecámaras, los medios de comunicación privados, Universidades y Colegios Profesionales; han venido creando un piso desestabilizador político al Gobierno Nacional con el firme propósito de desprestigiar a los sistemas más legitimadores de éste como son el Consejo Nacional Electoral, la Corte Suprema de Justicia, la Asamblea Nacional y el Poder Ejecutivo.
Por lo antes expuesto ha llegado el momento en que sin dilación alguna, todo aquel compatriota comprometido con la causa revolucionaria no puede permanecer indiferente; es necesaria la pronta acción revolucionaria ante los hechos suscitados desde el mismo día 14 de abril cuando se conociera la victoria electoral presidencial del camarada Nicolás Maduro Moros para regir los destinos de la Patria y la conducción del proceso político-social, como cumplimiento de nuestro heroico pueblo, de la voluntad que nos dejara como parte importante de su legado, nuestro máximo líder.
¿Qué hacer? Es la lógica y acostumbrada pregunta de quién se siente preocupado por las circunstancias poselectorales presentadas en el acontecer histórico que vive el País. Por lo pronto se me ocurre que las soluciones a implementar no son de la entera competencia de los aparatos del gobierno, aun cuando la cuota de responsabilidad en apariencia parece descansar sobre los hombros del mismo, cuando no combate el dolo y la corrupción interna de funcionarios, la lenidad e impunidad con que se permiten violaciones legales y la costumbre de denunciar y amenazar con aplicar correctivos sin la consecuente ejecución de los mecanismos legales correspondientes.
Nos toca entonces salir de nuestra preocupación individual para construir organizaciones de participación colectiva, no para atomizar las fuerzas revolucionarias sino por el contrario para la creación de un significativo grupo de asociaciones culturales, sociales económicas y de cualquier otra índole que vayan tejiendo una red de comunicación que nos permita la plena discusión y participación en la creación de Comunas. La crítica y la autocrítica que tanto preocupaban al Comandante eterno, la falta de seguimiento de todas las obras y procedimientos traducidas en la falta de eficiencia son básicamente las causas inmediatas de la necesidad del “Golpe de timón” que nos ofreció en su primer consejo de ministros del nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana, celebrado el 20 de octubre de 2012 después de su victoria electoral del día 07 del mismo mes.
¡UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA!