"Escucha a tu voz interior y sigue adelante, aún cuando las personas te digan que no puedes hacerlo”… Mary Lou Cook
En Venezuela ahora todo se ve con mayor claridad, por la crisis que esta causando la inflación y el dólar paralelo, y encima nos hablan de la revolución sin solucionar esto. No por casualidad, en los momentos actúales: "La economía se derrumba, y nosotros no nos damos cuenta".
¿Hay derecho a esto en socialismo? ¿Creo no haber derecho en este país para esto? ¿El amor por una revolución, o el derrumbamiento de la economía venezolana? No hay socialismo sin desarrollo y bienestar. Amor con hambre no dura, dice una máxima popular y es una enfermedad, mientras la ‘gran crisis socioeconómica’ es un cáncer terminal. De un lado se halla la muerte, y la vida del otro, donde el amor y el desamor, por un estado de bienestar y de una mejor calidad de vida entran en pugnacidad.
Esta crisis esta apretando hasta extremos criminales y mutilantes, donde no hay lugar para la esperanza. Todo lo construido por Hugo Chávez parece se esta yendo a pique, bajo la piqueta de la especulación, la escasez, la inflación, la inseguridad, la improductividad etc. Siendo los autores responsables en mandar la revolución hacia el cementerio el próximo 8-D.
En muchos que hacemos opinión publica, no debe existir el mutismo ante el decir o escribir, sobre esta grave situación que esta afectando a la sociedad venezolana.
Cuando el alto costo de la vida revela, en estos momentos su fiera gigantesca, no es lo mejor en estos momentos hacerles loas a los jerarcas de la revolución, sino alertarlos sobre el desastre económico que se nos avecina. Claro que habrá quienes nos cataloguen como profetas del desastre, de la oposición, pero no son en definitiva, los médicos o enfermeros para salvarnos de esta enfermedad.
La adulación, por unos míseros mendrugos, el sectarismo, la idiotez son ejemplos pueriles o inocentes en estos tiempos de real crisis económica que esta viviendo Venezuela. De hecho, la gente lee la prensa y los medios digitales. La revolución necesita paz, y pan para consolidarse.
En tanto el alto costo de la vida cunda, los descontentos aumentan, con la gente comprando comida cara no habrá futuro, ni un porvenir mejor, no tenemos que quedarnos callados, y seguir alertando al alto gobierno sobre esta grave situación, no hay que seguir haciendo revolución a ciegas. Creando una constante, y un fatal sentimiento de culpa, cuando nos callamos ante esta grave crisis económica.
La culpa a 14 años del gobierno bolivariano, no vamos a continuar diciendo que es por causa de la IV republica. O que los culpables son los banqueros, los políticos, los empresarios, los sindicatos, los partidos políticos, la fantasía y la especulación. Aquí nadie puede sentirse ajeno ante este grave problema: se pertenece a la revolución, o a la contrarrevolución. Hasta los "ultrosos" se sienten engañados. Cuando mucho funcionario corrupto se ve envuelto en los fardos de la corrupción que la impunidad, de acuerdo a su lentitud, resolverá añejamente en varios lustros quedando exento de sanciones.
La corrupción y la indolencia, no se “tragará” a la patria como lo dijo Nicola Maduro; se “tragará” a la revolución misma. Todo se parece precisamente a esta cadencia desesperante de la justicia revolucionaria, por meter preso a cuatros diputados o gobernadores opositores.
¿Es la libertad de la ficción revolucionaria? ¿Qué farsas o fruslerías son estas? Cómo acabar de una vez por todas con el alto costo de la vida, la improductividad, la especulación y el desabastecimiento, que es a lo que se tiene que dedicar el gobierno bolivariano. No puede haber un socialismo democrático, y productivo sin cultivar. Todo lo que estamos viendo es lo mismo de lo que causó el colapso económico de la EX-URSS. Para Venezuela, todo podría intercambiarse en un tratado de desarrollo económico que no es una cosa del otro mundo.
Justamente Venezuela con su petróleo, no puede ser la patria de la oscuridad, muchos se ofuscan pretendiendo, a estas alturas, entre lo que es una revolución, y una creación. Pero efectivamente Venezuela no puede ser un residuo de la desesperanza.
En pleno siglo XXI la revolución bolivariana tiene que ser auténtica, no puede ser tan lenta como pesada como el tránsito intestinal. El pan nuestro de cada día no puede ser tan caro, y menos escasear.
Esta crisis que hemos descrito esta llevando a padecer una enfermedad óptica en los altos dirigentes del gobierno bolivariano, que no quieren ver su magnitud. Esta crisis levanta una negra pantalla entre la vida y el mal vivir, entre la esperanza, y la desesperanza, entre la ilusión de una revolución, y la estampa de lo real. ¿Cómo acabar de una vez con esta, ‘esta-inflación’ mientras cada día se pone más alto que comer?