Estimados camaradas socialistas, a ya tres meses de la victoria de nuestro nuevo líder y presidente, Nicolás Maduro, se puede decir con completa firmeza y contundencia que definitivamente el nuevo capitán del barco llamado “Revolución” ha dado un sonoro y cataclísmico golpe de timón a la embarcación y esto ha traído consigo serias y muy profundas consecuencias.
Quiero en este punto acotar que este golpe nada tiene que ver con aquel tan cacareado en los primeros días del nuevo gobierno revolucionario por una serie de camaradas que de una u otra manera se vieron afectados, sobre todo a nivel farandulero, que trajo consigo el consabido malhumor de los afectados, sus reclamos -algunos nada socialistas y aun menos revolucionarios- y su ya antes citado grito de golpe de timón a la revolución. NO, ese no era un golpe de timón, o por lo menos no es el golpe de timón del cual yo les vengo a hablar.
Bien es cierto que han ocurrido algunos sucesos en los cuales nuestro nuevo gobierno se ha visto incurso con los que yo podría tener alguna discrepancia, ciertamente casi todas mis discrepancias han de ser de forma y casi ninguna de fondo, para ello solo citaré una: la reunión con la gente de producción masiva de alimentos, en particular el tan publicitado encuentro entre nuestro líder y presidente Nicolás Maduro y el niño de marras dueño de una cervecera que enloda siempre el buen nombre del “oso polar”.
Mi crítica cierta a este encuentro fue a la FORMA en la que se trató, la publicidad que se le dio en todos los medios, entendámonos, nos repitieron una y mil veces -y en ello también estuvo incurso nuestro líder y presidente Nicolás Maduro- (disculpen que lo miente tanto y con sus títulos, pero es para que a ningún camarada se le olvide que nuestro líder y presidente es Nicolás Maduro) que iban a retar al señorito de marras y hasta lo amenazaban con drásticas medidas expropiatorias y al final se dio la reunión y a simple vista el gran ganador fue el señorito de marras. Esto a mí, como a muchos otros que nos quedamos en la forma, nos indignó de manera muy fuerte, pero...
...siempre hay un pero, la realidad es que Nicolás no hizo nada que no hiciera con antelación nuestro líder y Comandante Hugo Chávez, se reunió con la gente de los alimentos, ajustaron los precios que había que ajustar y en cierta medida acabaron con el acaparamiento, claro, estos beneficios logrados por el Estado y el sector productivo en mutuo acuerdo me sabían muy mal luego de tanta alharaca, pero después de hablar con un camarada amigo, éste me hizo ver la realidad de fondo que subyacía en esta reunión y que no era otra que lograr cercenar el apoyo económico a los grupúsculos neo-fascistas encabezados por el eterno perdedor y casi de un zarpazo (excelente maniobra política) sacar al pendejo dizque justicialista del plano público del plano de los medios. Vistos los resultados, la maniobra fue excelente y de ahí que mi posible crítica a la forma se perdiese en el fino humo del olvido del tiempo.
Ahora entremos en materia y veamos cuál ha sido el golpe de timón que tanto anuncio yo en el título de este artículo y que, como ya he dicho, nada, absolutamente nada tiene que ver con el tan cacareado por ilustres camaradas tres meses atrás. El gran comandante Chávez sabía lo que tenía en manos aquel 8 de diciembre, sabía muy bien la podredumbre que amenazaba ya los cimientos de la nave revolucionaria y no me cabe duda que sabía, aquel 8 de diciembre, lo que le pasaría unos meses después, así que con esa eterna sapiencia que siempre demostró a lo largo de 14 años sabía perfectamente que al único de sus navegantes que no le temblaría el pulso ni por un segundo para sacudir de manera dura y efectiva la nave era al que ahora es nuestro líder y presidente Nicolás Maduro.
Fue así que apenas tomo el poder del timón (en mala hora por el acaso doloroso, pero en buen momento por su aplomo demostrado) sacudió la nave de una manera tan fuerte, tan poderosa, tan contundente, que ya han comenzado a caer por la borda miles de ratas, miles de corruptos, cientos de ineptos, decenas de criminales que arteramente se colaron, calando en las entrañas de la nave que con tanto amor había construido nuestro padre ideológico, el gran eterno Comandante, Hugo Rafael Chávez Frías.
Ese, señores, es el golpe de timón, ese es el gran movimiento que hoy todos tenemos que aplaudir y apoyar, ese es el gran zarpazo de Nicolás, limpiar el legado, limpiar la nave de todos aquellos corruptos que le tocó heredar del gobierno de Chávez, seguramente el Comandante estuviese haciendo EXACTAMENTE LO MISMO que esta haciendo su hijo político, Nicolás Maduro, nuestro líder y presidente.
Toca el momento de la verdad, toca el momento duro, toca el momento de la crítica CONSTRUCTIVA, si en verdad queremos que el gran legado de nuestro eterno Comandante no se hunda, no zozobre y siga flotando con su mascarón de proa revolucionario muy en alto por las turbulentas aguas del futuro que nos va a tocar lidiar. UNIDAD, señores, pero UNIDAD en torno a la ideología de nuestro gran líder y Comandante y, sobre todo en estos momentos, UNIDAD en torno a la figura de nuestro gran líder y presidente Nicolás Maduro.