“No enciendas la hoguera contra tu enemigo tanto, que te chamusques a ti mismo” William Shakespeare…
Ganar la Alcaldía de El Tigre el 8-D, por parte de la Revolución Bolivariana, es para desplegar un programa de mantenimiento integral eficiente para mantener limpia la ciudad, y lograr consolidar mediante obras de infraestructura, el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. Y lo manifiesto de esta manera, y en forma por demás lamentable, porqué ante la descalificación soez y procaz no me queda otra alternativa, ante individuos de la más baja estofa política; sino el mojar la pluma en curare, y contraatacar a los pelafustanes de la revolución, con sus excepciones por supuesto, la cual no puede continuar en manos de ambiciosos, contra revolucionarios y en el peor de los casos de incapaces. El 14-A con la derrota de Nicolás Maduro en El Tigre toda esa gente quedo deslegitimada, al quedar en clara evidencia que no tienen poder de convocatoria.
Tantos años en la lucha política, y en la historia reciente, muchos dirigentes tratamos de concienciar a la población, muchos no pudimos en su momento, de haber sabido que en este pueblo había tantos “revolucionarios”, como pululan ahora, muchos no nos hubiéramos metidos en una pelea frontal contra la oligarquía política punto fijista.
Cuando nació el MVR éramos cuatro pelagatos y peleábamos mucho, ahora “somos” muchos del PSUV, y no peleamos ni confrontamos con nadie, sino que nos dedicamos a contar las pacas de billetes.
La revolución bolivariana en esta ciudad es pura anarquía, muy cómoda ella por cierto, sobre toda la intelectual. Hay una ausencia absoluta de seguridad ciudadana por aplicar, así sean molestosos y desagradables como necesarios los operativos, para ponerle coto al malandraje, y a los azotes de barrios que valiéndose del libertinaje judicial mantienen en zozobra al pueblo tigrense.
Otra causa de la ideología de izquierda, que muchos quieren aplicar es la técnica política del jalabolismo y la incondicionalidad, una rara especie de disciplina aplicada por seres humanos, que consiste en el arte de adular a la persona que tiene mucho poder, sea político, económico o social, a fin de conseguir favores, beneficios personales o grupales.
El jalabolismo y la incondicionalidad, son prácticas utilizadas por personas de diferentes niveles sociales. Personalidades, que detentan grandes cargos por los cuales los adulan, y que fueron en su tiempo para alcanzar dichos cargos grandes jaladores de bolas los cuales le permitieron alcanzar el cargo que hoy detentan. Esta es la gran doctrina del jalabolismo científico, la que determina que no se le puede jalar bolas a cualquier pelele, sino a las personas que te pueden aportar un beneficio determinado.
Hay que aprender a jalar bolas para asegurar el futuro. Esto es, adular a quien te pueda reflotar en tu vida económica, política y social.
En los 14 años del gobierno bolivariano, hemos chocados con muchos inválidos intelectuales y morales. Para estos lo más importante, es satanizar, a quienes quieren atacar los problemas desde su raíz, llamándolos saboteadores, traidores, quinta columnas, escuálidos etc.
Muchos me preguntan ¿Cuándo voy a dejar de echar vaina? Y pueda que sea verdad, dejar de ser subversivo seria ser como estos carajos, un buen revolucionario. Lo malo de todo esto es que hay una incondicionalidad perversa, que no está consciente de su papel histórico, y que el motivo aparente de su existencia es ser pasivo, o unos alienados estomacales o jalabolas. ¿Yo les pregunto a los pelafustanes de la revolución? ¿Cuáles son los principales elementos a discutir para comenzar realmente a construir el socialismo del siglo XXI? Pero como la lucha contra la escasez, la especulación, la inseguridad, será larga, comencemos por cuestionarnos a nosotros mismos, y decidir cambiar nuestra propia realidad, como protagonistas de un tiempo histórico. Reflexionemos y vamos al debate con un poco de más seriedad sin descalificaciones frente a las argumentaciones de las ideas. Lo que Hugo Chávez había planteado en el país era un Proyecto de Reconstrucción Nacional, no un proyecto de incondicionalidad rastrera, y de jaladera de bolas.