Tres soluciones posibles en transición y un solo camino

La actual encrucijada política y económica de nuestro país, no puede desfallecer el ánimo por impulsar y reimpulsar la construcción del socialismo, muy a pesar de los errores que se estén cometiendo. Si en manos de alguien está el destino de nuestro país, no es en manos de los políticos de turno, es en las manos del Poder Popular, organizado, empoderado y productivo.

Sin embargo necesitamos un mapa claro, que defina rutas y que nos impulse a la certeza de un destino cierto, en ese sentido, les invito a reflexionar sobre tres soluciones posibles en una transición que nos permita enrutarnos nuevamente en el camino de la construcción del socialismo.

1. La transformación del Estado burgués-rentístico en un Estado conducido por servidores públicos y no por funcionarios públicos, que esté adaptado a la ruta de construcción del Estado Comunal, desburocratizado y que comprenda que su razón de existir es la resolución y satisfacción de las demandas ciudadanas, y no al contrario. Esto debe lograrse a través de un conjunto de leyes que transformen a la Administración Pública, al funcionario público, sus perfiles y  procedimientos, a partir de la concepción de un Estado emergente con responsabilidades compartidas, transparente y permanentemente sometido a una Contraloría Social orgánica, fuerte, autónoma e independiente.

2. La demarcación clara de los sectores de competencia productiva entre el Estado, el sector privado, el mixto y el comunal. En una ruta de transición al socialismo, la confianza y la definición clara de las reglas del juego, así  como en Ecuador, sería de mucha relevancia para la superación del rentismo petrolero bajo un criterio netamente extractivista, que en 14 años no pudimos revertir. El centro de todo esto debe ser un Poder Popular productivo a través de las comunas, que no deben existir hasta que no tengan un proyecto socioproductivo en marcha y generando aportes al PIB. Esto podría permitir definir las áreas estratégicas y de soberanía y aquellas que pueden ser susceptibles de inversión nacional o extranjera, además facilitando que el proceso cambiario termine siendo realmente beneficioso para el productor-exportador y no para el parásito-importador.

3. La transformación cultural y educativa, que revierta la cultura rentística con modelos de formación y capacitación productiva, emprendedora y científica, impulsora de una nuevas relaciones sociales de producción, sin dejar jamás de lado la profundización de los valores patrios, identidad nacional y conciencia política. Para esto, el modelo educativo debe ser profundamente afectado, empezando por el estímulo material y espiritual de nuestros educadores. Una revolución de la educación con educadores revolucionados, los mejores remunerados de la sociedad, junto a los médicos y los policías.

Sin embargo, nada de esto se podrá lograr sin el factor determinante que ha permitido un importante avance durante 14 años, pero que aún reclama la profundización y radicalización de lo iniciado por Chávez: el pueblo expresado en Poder Popular y Comunal movilizado, empoderado, autónomo, crítico, propositivo, no conducido, sino conduciendo el proceso revolucionario.

El pueblo en su mayoría comprendió que el capitalismo no es el camino, pero aún dentro de él, debe encontrar en la construcción del socialismo una ruta de eficiencia, eficacia, y de transformación que haga del reto de su concreción una esperanza que nos lleve a buen término. Lo contrario es traición.



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Nicmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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