Rentismo y la gravísima historia de la fuga de capitales en Venezuela

El autor pertenece al

Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO_ALEM)

 

La dificultad de hacer una medición precisa de la Fuga de Capitales (FC), parte del hecho de que buena parte de los capitales que se fugan son producto de actividades ilícitas y son destinadas a paraísos fiscales, en los cuales es difícil determinar su origen. M. Sutherland (2013)[1] recientemente ha realizado una aproximación en base a los datos suministrados por el Banco Central de Venezuela (BCV) en la cuenta denominada: Posición de Inversión Internacional, en la cual se muestra que por ejemplo entre 2003  y 2012 los activos privados en el extranjero (principalmente depósitos bancarios) pasaron de US$ 53.072 millones a 164.414 millones, lo cual da cuenta de un incremento de 111.342 millones de dólares en dicho período, a pesar del control cambiario existente. Sin embargo, esto es solo la punta del iceberg, ya que según la organización internacional Justice Tax Network[2] durante el periodo 2001-2010 salieron de Venezuela, ya sea de forma legal o ilegal, la cantidad de 153.000 millones de dólares.

 

Ahora bien, independientemente de la exactitud de las cifras, vale la pena hacerse un interrogante: ¿Qué es lo que produce la salida de enormes sumas de capital fuera del país? La economía burguesa nos da una serie de explicaciones a este respecto, como por ejemplo la existencia de un ambiente político desfavorable, las perspectivas de devaluación y el régimen tributario. Frecuentemente, los operadores políticos de la burguesía local se valen del primer argumento al sostener que la inseguridad jurídica, provocada por la política de expropiaciones y regulaciones es el factor clave en la caída de inversión privada y en la salida de capital del país. Lo que no dicen estos sujetos es que este fenómeno no es nada nuevo en Venezuela y difícilmente puede ser achacado con exclusividad a los cambios en  la política nacional posteriores a 1999.

 

El periodo 1950-1999

 

En un trabajo de investigación ganador del Premio Ernesto Peltzer de 2005, el ya fallecido profesor de economía de la Universidad de Carabobo, Emilio Medina Smith[3] realizó una importante recopilación de datos correspondientes a la fuga de capitales entre 1950 y 1999, utilizando varios métodos de medición[4]. En dicha investigación se deja en evidencia la cantidad importante de recursos financieros que salieron del país en una de las etapas históricas de mayor crecimiento económico, menor inflación y “mayor estabilidad política”. En la gráfica Nº 1 se muestran los datos resultantes de esta investigación, utilizando para ello el método de medición del Banco Mundial.

 

Grafico Nº 1: Fuga de capitales en Venezuela 1950-1999 (millones de dólares de 1995)

 

Imágenes integradas 1

Tomado de Medina Smith (2005)

 

Como se puede observar, la fuga de capitales es un fenómeno crónico en Venezuela desde finales de la década de 1950, con muy pocos periodos de entradas netas de capital (saldos negativos) pero con un notable incremento a partir de la segunda mitad de la década de 1970. Es necesario recordar que durante el periodo 1976-1982, la inflación anual  en Venezuela tuvo un promedio apenas superior a un digito (11,5%), el crecimiento del PIB promedio fue de 2,5% anual, existía una indiscutible estabilidad política con los dos partidos defensores del status quo (AD-COPEI) alternándose en el poder, controles de precio, un tipo de cambio fijo con libre convertibilidad a una tasa de Bs. 4,30 por US$ y un marco legal e institucional garante de la propiedad privada sobre los medios de producción. Ya en 1983, como producto de la crisis de la deuda y la inminente devaluación del bolívar, la fuga de capitales alcanza un nivel record, tanto que en apenas un año la burguesía sacó del país una cifra equivalente a más de la mitad de la deuda externa venezolana de aquella época (27.000 millones de dólares).

 

Al final de la década de 1990. el monto acumulado de capitales fugados llegaba a 70.000 millones de dólares, lo cual representaba el doble de la deuda externa venezolana de aquel año, razón que llevó a Medina-Smith a afirmar que: “A saber, por cada dólar estadounidense (US$) de la deuda externa acumulado por el país, los residentes venezolanos acumularon al menos dos dólares de activos en el extranjero”[5] De mantenerse esta relación entre deuda externa y activos en el extranjero, en la actualidad el monto total acumulado que la clase capitalista local se ha llevado del país estaría por el orden de los 240.000 millones de dólares, lo cual se acerca al monto calculado por la organización Tax Justice Netwok para el periodo 1970-2010 (278.200 millones de dólares)  

 

Se incrementa la renta y la burguesía se la lleva   

 

Lo anteriormente señalado es otra evidencia de lo que han sido las políticas económicas en Venezuela durante medio siglo: la utilización de la renta petrolera para enriquecer a la burguesía local. No es casualidad que los períodos de mayor fuga de capitales (a precios constantes) hayan sido los años de mayor ingreso petrolero. La línea continua de la grafica Nº 2 proporciona información en torno a los períodos en los cuales la cotización del barril de petróleo (a precios constantes del año 2000) han tenido sus niveles más altos a partir de 1970:

 

 Grafica Nº 2: Precios del petróleo (constantes del año 2000)

 

Imágenes integradas 2

 

 

Tomado de:  http://www.eia.gov/totalenergy/data/annual/archive/038406.pdf

 

Siendo Venezuela un país que depende casi en la totalidad del ingreso proveniente de exportaciones petroleras, obviamente un aumento en la cotización del barril de petróleo implica un aumento en los ingresos por concepto de exportaciones. Esto supone un ingreso importante de divisas al país, que comúnmente se le conoce como renta petrolera. Este aumento en la captación de renta petrolera coincide con un crecimiento en las salidas de capital desde Venezuela. Si se observan las graficas 1 y 2, es notorio que la configuración que muestra la fuga de capitales (grafico Nº 1) es muy similar a la que muestran los precios internacionales del petróleo (grafico Nº 2). Efectivamente, se hace evidente en ambas un crecimiento continuo desde 1976 hasta principios de la década de 1980, luego se muestra un repunte a principios de la década de 1990 (guerra del golfo pérsico). Finalmente, es bien conocido el auge petrolero en la primera década del siglo XXI, década en la cual según Tax Justice Netwok salieron de Venezuela 153.000 millones de dólares.[6]

 

Un incremento en la salida de capitales del país a la par de un auge en los ingresos provenientes de exportaciones petroleras, constituye una evidencia más del carácter parasitario de la burguesía local, la cual no solo se ha dedicado a utilizar la renta petrolera en la actividad importadora, sino que han sacado del país recursos que hubiesen evitado la pesada carga que significó para la clase obrera venezolana el pago de la deuda externa, los “acuerdos” con el FMI y sus programas de ajuste macroeconómico.

 

Esta situación reviste mayor gravedad cuando se considera que la mayor parte de los capitales que la burguesía se llevó de Venezuela, fueron adquiridos a un tipo de cambio sobrevaluado, lo cual implica que ha sido el Estado venezolano el que históricamente ha facilitado y de hecho ha subsidiado la salida de capitales del país. Nada mejor para la burguesía local que adquirir divisas a un tipo de cambio fijo por debajo de su valor real, para luego sacar esas mismas divisas del país a la espera de una próxima devaluación y obtener una ganancia cambiaria, o mejor aún, utilizar esas divisas para venderlas en el mercado paralelo obteniendo de esta forma beneficios extraordinarios.

 

Ahora bien, la explicación a la fuga de capitales pudiera limitarse a afirmar que todo es culpa de los capitalistas locales y de las políticas implementadas por el estado burgués. Tal explicación raya en lo ideológico y deja de lado el elemento fundamental, que no es otro que la forma que toma el proceso de acumulación de capital en Venezuela, el cual se basa en la captación en el mercado internacional de la renta petrolera. Dicho proceso de acumulación permite al Estado propietario del recurso petrolero, obtener importantes ingresos en el mercado internacional y mantener un tipo de cambio sobrevaluado como mecanismo de subsidio a las importaciones.

 

Con dicho mecanismo, la burguesía local se dedica a la actividad importadora de bienes de consumo, en primer lugar porque le resulta mucho más barato importar que producir, en segundo lugar, porque el tipo de cambio sobrevaluado le resta competitividad en el mercado internacional a las pocas mercancías que pueda producir internamente y en tercer lugar porque la fragmentación de capitales y lo limitado del mercado interno no permiten una escala de acumulación de capital ni una tasa de ganancia tan elevada como la obtenida en la comercialización de productos importados. Las actividades más atractivas para la clase capitalista local en esas condiciones son, por un lado la más vulgar especulación en el mercado interno y por el otro, la adquisición de divisas a un precio artificialmente bajo para su colocación en el extranjero.    

 

Conociendo de manera más exhaustiva los determinantes de la fuga de capitales en Venezuela, que se derivan del modelo de acumulación rentista que caracteriza a la economía venezolana, es posible reconfigurar una política económica integral que apuntale la transición al socialismo. Esto pasa necesariamente por la concentración de capital estatal y la participación directa de la clase obrera en la gestión de una serie de actividades hasta ahora controladas por la burguesía local, como por ejemplo la actividad importadora. Para frenar la fuga de capitales hay que detener antes que nada la entrega de divisas a la burguesía, para luego emprender la industrialización y el desarrollo de la fuerzas productivas del país. Esta tarea recae necesariamente en manos de la clase obrera ya que la clase capitalista local y su estado burgués es materialmente incapaz de hacerlo.        

       

            

         Juan C. Villegas P.                      (Valencia, 18/12/2013)

 

        alemcifo@gmail.com            www.alemcifo.org       

 

        Centro de Investigación y Formación Obrera CIFO-ALEM

 



[2] En su página web dicha organización expone en varios idiomas sus propuestas y trabajos: http://www.taxjustice.net/cms/front_content.php?idcat=2&lang=1

[3] Medina Smith, Emilio. La fuga de capitales en Venezuela (1950-1999), disponible en: http://www.bcv.org.ve/c1/Publicaciones.asp?Codigo=4588&Operacion=2&Sec=False

[4] Los métodos de medición utilizados por Medina Smith se basan en información publicada sobre la Balanza de Pagos, con lo cual queda excluido el denominado “método de la economía oculta” que considera fuga de capitales provenientes de actividades ilícitas, esto supone que la medición puede estar subestimada de manera importante.  

 [5] Medina Smith, Emilio. Op cit. pag. 72

 [6] Léase de M. Sutherland  La Fuga de capitales, Central de importaciones y propuestas socialistas. Disponible en   http://www.alemcifo.org/

Este artículo puede ser copiado y difundido libremente.
En la  página Web de la organización CIFO_ALEM: http://www.alemcifo.org/index.html  Se puede descargar el artículo con todas sus gráficas y tablas.
 

 

 



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