La afortunada saparapanda producida por la carta testimonial de Giordani, donde brotes críticos se da de carajazos con brotes autoritarios, avizora severas alteraciones en el ambiente de paseo campestre (incluyendo mantel de cuadritos rojos y blancos) con el que se pensaba realizar el III Congreso del PSUV. Si así fuera, gracias Giordani.
Alguna vez el camarada Mao dijo: hay una gran confusión bajo los cielos, eso es bueno… Como el camarada Mao no era un loco desatado sino un marxista convencido, me resulta obvio que tal expresión estaba entroncada con las rutas que transita el materialismo dialectico, que son trochas diferentes a las de la predestinación providencial.
Será ahora más cuesta arriba que el documento que la Comisión Ideológica y Programática del PSUV puso a circular (en su versión preliminar), logre un bosque de manos alzadas en ese congreso (no, perdón, ese no es el método), un estruendo de aplausos arrebatados, como si quince años no es nada, ¿algo así dice el tango?
Ya no será fácil decirles a los que critican que se vayan a criticar a sus madres, salvándose, quienes lo dicen, de tener que explicar sus propias y enormes responsabilidades. Y como sé que quienes se escandalicen por estas aseveraciones me pondrán también en ese grupo de hijos de puta madre; en mi manía de escribir corto, sólo les pediré a tan alterados camaradas que traten de encontrar una explicación a este palabrerío: La economía popular y comunal en el Modelo de Desarrollo y en el Modelo de Acumulación Socialista Bolivariano debe estar estrechamente vinculada con la economía real…
Me molestan los que llaman economía feudal a los gallineros verticales del ex-ministro, pero, con eso de la economía real no queda más remedio que pensar que ellos no son otra cosa que la bolsiclona economía de los simples. Y si a aquel galimatías anterior le agregamos la novedad de un Estado Comunal (!) con una fuerte economía estatal socialista… la gran confusión de la que hablaba el camarada Mao se nos queda chiquita.
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