Comienzo estas líneas con unas palabras pronunciadas por el Comandante Fidel Castro, en el año de 1959, durante la clausura del X Congreso de la Central de Trabajadores Cubanos: “Es necesario saber que una revolución no es un juego de mesa, que una revolución no es una fiesta, que una revolución no es una obra teatral. Es preciso saber, y recordar, y conocer —aquellos que no hayan tenido tiempo de pensar en ello— que una revolución es un proceso muy serio y muy trascendental en la vida de los pueblos, y que con un proceso revolucionario no se juega; que en un proceso revolucionario no se pueden cometer grandes errores, que en un proceso revolucionario no se puede ni pestañear, porque los que pestañean pierden.” Me pregunto: ¿No estaremos, más que pestañeando, cerrando los ojos ante duras verdades?
Muchos teníamos la esperanza de que el III Congreso fuera un real escenario de debates que posibilitaran corregir o, al menos, cuestionar de manera abierta, deformaciones que se han venido expresando en lo interno del Partido, así como deficiencias o retos pendientes en las labores de gobierno. No obstante, la organización y conformación del evento fue sistemáticamente calculada para terminar siendo unas simples jornadas de ratificación del poder constituido, cuando no una aplanadora de la burocracia estatal para acallar las voces y posturas críticas.
A los llamados delegados “natos” (“natos” porque fueron “elegidos por el pueblo” en elecciones regionales o municipales según la palurda explicación de Aristóbulo Isturiz o “cooptados” para las direcciones regionales), se sumó la manipulación de alcaldes y gobernadores, que usaron maquinarias y recursos para terminar imponiendo, en una cantidad abrumadora, a sus adláteres o subalternos. Como prueba de esto, pondremos un ejemplo al azar. En Aragua, 13 de los 30 delegados ocupan los siguientes cargos en el gabinete de la Gobernación, a saber:
Presidente de FUNDARAGUA; Presidencia del Instituto para el Desarrollo del Municipio Mario Briceño Iragorry; Secretaría Sectorial de Cultura de la Gobernación; Presidencia de CORPOSALUD; Presidenta del Sistema de Administración de Tributos de la Gobernación; Secretaría Sectorial para Asuntos Económicos de la Gobernación; Secretaria Sectorial para Asuntos de las Comunas de la Gobernación; Secretaría General de Gobierno del estado Aragua; Secretaría Sectorial para Intermisiones de la Gobernación; Secretaría Sectorial para Asuntos de Vivienda; Presidencia del Instituto para el Desarrollo del Municipio San Sebastián; Secretaría Sectorial para Asuntos de la Mujer de la Gobernación y la Secretaría Sectorial para el Desarrollo de la Agricultura. Ñapa para despejar cualquier duda sobre el ejemplo: delegado y delegada números 14 y 15, ex-Secretaría Sectorial de Educación y ex-Jefatura de la zona Educativa (actual Viceministro de Educación) y Presidencia del Consejo Legislativo estatal, respectivamente.
No creo necesario aclarar que los precitados obedecen lineamientos del gobernador del estado. El caso, si bien uno de los más evidentes del secuestro del Congreso por la burocracia estatal, es parte de una lista más amplia que incluye otros estados y municipios.
El presidente Maduro ordenó reorganizar y renovar la estructura del partido utilizando la metodología de abajo hacia arriba "desde las UBCH hasta la dirección nacional". No obstante su llamamiento cayó en saco roto. El duro cuestionamiento recogido en incontables UBCH al artículo 5 del Libro Rojo que consagra la llamada “cooptación” como un método regular de escogencia de las autoridades partidarias y candidatos a cargos de libre elección popular, fue despachado con un discursito manipulador que lo define como parte del legado de Chávez. Por ese camino, suponemos que el gobernador que afirmó tamaña barbaridad, a cuenta de legado y tal, repetirá como abanderado del Partido en las próximas elecciones, ya que alegará que su candidatura, refrendada por el comandante Chávez mientras convalecía, también forma parte indiscutible del legado.
Temas como la democracia interna, el robo de las divisas, la ineficiencia productiva, la corrupción, el burocratismo, entre otros que son de honda preocupación para el grueso de la militancia, han sido tratados de soslayo o ignorados en las mesas de discusión. Ningún dirigente de la Dirección Nacional rinde cuentas. Se enuncian las problemáticas, pero no se debaten ni establecen responsabilidades. Las relatorías registran las críticas que se asoman pero no se decide, ni se vota, de forma vinculante con el sentir colectivo. La única decisión tomada hasta ahora de manera resuelta fue la elección del compatriota Maduro como presidente del Partido “por aclamación.”
No hay hasta ahora ninguna conclusión del Congreso consecuente con el Golpe de Timón que, con cierta angustia, clamó el Comandante. No se adelantó ni debatió nada sobre el “sacudón” que anuncia el presidente Maduro. Ni hablar de las críticas de Giordani. Hector Navarro silenciado y fuera, William Ojeda dentro y dando lecciones ante un auditorio estupefacto. Nada más se podía esperar de un congreso en el que predominan cooptados y cooptadores: rezongos en los pasillos, sonrisitas, abrazos fraternales y “buen provecho, compatriota” en las comidas. Las conclusiones fueron selladas cuando el camarada Cabello expresó hace días: “¿Acaso la crítica es más importante que la lealtad. La crítica es más importante que el humanismo. La crítica es más importante que el compañerismo? Bueno, yo creo que no.” En otras palabras, quien critica se arriesga a ser desleal, antihumanista y traiciona al compañero. Fin del asunto.
El Partido Socialista Unido de la Revolución dejó escapar su oportunidad histórica de ser la vanguardia de la Revolución, tan solo queda su fantasma. Igual soy optimista. Incluso, aunque sigamos militando en él, hallaremos otros cauces, mecanismos y formas organizativas para seguir profundizando la Revolución. Los caminos del pueblo son infinitos y la parranda bolivariana contra la burguesía seguirá por mucho tiempo. A pesar de la reacción, a pesar del PSUV...