Se enfermó el protagonista de la película que siempre es el bueno y a cambio los villanos ahora no sólo se creen protagonistas, sino además dicen que son los buenos.
Sin dejar de lado el asunto de la lucha de clases, que no evoco yo, sino Roig en una versión disfrazada de complicidad, mezcla o unión de clases, recientemente el presidente de Fedecamaras dijo:
“La clase obrera prefiere hoy que los burgueses manejen las empresas antes que el Estado. Se nos han acercado muchos para ver si recuperamos juntos las empresas expropiadas.”
¿Superación de la lucha de clases?, o ¿Sumisión y subordinación de una clase social a otra? En las palabras de Jorge Roig se encuentra la esencia de la burguesía, la arrogancia de pensarse superiores, en la negación de que la clase obrera ante errores del Gobierno en su capacidad productiva entonces la solución maniquea, en blanco y negro es que los obreros reconozcan la superioridad de la burguesía de corregir los entuertos del gobierno heredero del legado de Chávez. “Lo haremos juntos pero nosotros los burgueses manerajeros las empresas”, un poco de ironía no está mal, eh Roig, eso ahora se llama unión “burgo-obrera” en una nueva tesis de cómo decir que te aporreo, pero con tu permiso y con dulzura.
En lo personal no soy de los que asume a toda la burguesía como la clase social enemiga de los pobres, ni pretendo enfrascarme ortodoxamente en una discusión estéril sobre qué implica ser burgués, pero si algo tengo claro es que la burguesía venezolana que tuvo las riendas del país durante 40 años en el marco del Pacto de Punto Fijo y que llevó a la ruina estructural y dependencia a nuestro país, sea quien pueda dar clases de ética económica o me pueda plantear un modelo económico alternativo.
La burguesía venezolana es en su mayoría una lumpemburguesía, entre otras cosas porque no logró cumplir su rol histórico, no sólo poseer los medios de producción, sino hacerlos producir. Con los dedos de una mano podríamos contar los que lo lograron, pero sólo a costillas de la renta petrolera, de la cual aún hoy son dependientes para seguir manteniendo su ritmo de producción, sino de una generación de patrones de consumo que termina afectando negativamente a sus propios consumidores.
El resto de la mal llamada burguesía venezolana sueña con su “tajada” de la renta petrolera, y ve como se arrima al mingo del gobierno, o de la ahora también mal llamada “boliburguesia” aún más lumpen, aún más parasitaria, especuladora, pero burguesía al final.
Sin embargo, mi querido Jorge no satisface su ironía con lo ya afirmado, y asume con contundencia que “Es al revés: si nos va bien, le va bien a la gente”, sostuvo, y agregó que tal éxito del empresario privado favorece también al Gobierno y en general al Estado, “porque pagamos impuestos”. Sin duda Jorge, la mejor referencia de los pagadores de impuesto es la Banca, que con las ganancias más jugosas de cualquier sector no petrolero en el país, cuando se voltea al fisco sólo paga el 2,80% de su ganancia.
Y remata Jorge, volviendo a la ética empresarial venezolana, aludiendo a la corrupción de la que se acusan mutuamente empresarios y autoridades gubernamentales y remarcó que “no hay posibilidad de corrupción sin que algún funcionario del Gobierno esté involucrado”. Entonces para Roig, el problema no es el empresario que corrompe a los funcionarios para delinquir, sino son los funcionarios los que corrompen a los buenos empresarios venezolanos en contra de su voluntad.
Si en Venezuela hubiese una verdadera burguesía, que pusiese a valer las fuerzas y capacidades productivas del país difícilmente Chávez hubiese llegado al poder. Jorge, nuestro pueblo no es pendejo, dejó de serlo hace mucho tiempo. Obviar el control obrero, subestimar el conocimiento de los trabajadores, negar la necesidad de un Estado que sea eficiente, y asumir que todo lo hecho por la burguesía es eficiente y eficaz es negar la realidad histórica de un país rico pero en ruinas por la ineptitud de burgueses y burócratas, sean del color que sea.
La “boliburguesía” porque se pinte de rojo, no deja de ser burguesía, y ustedes los “verdaderos burgueses” porque se pinten de pueblo, no dejarán de ser lumpemburguesía. Sólo el pueblo salva al pueblo Jorge, y aunque los de tu tipo son preferibles a los de la “bolibueguesía”, te aseguro Jorge, que nuestro país no necesita a ninguno de los dos tipos de burguesía para avanzar en la construcción de un camino distinto al actual.