Gilles Lipovetsky (París, 1944) filósofo y sociólogo francés, y Jean Serroy (París, 1946), escritor y crítico de cine, escribieron en el 2008 el ensayo “La Culture-monde”, que llegó a habla hispana en el 2010, con la traducción del novelista español Antonio-Prometeo Moya, y los auspicios de la editorial Anagrama, Colección Argumentos (N°416). El texto, de unas 225 páginas, está dividido en cuatro partes: 1.-La cultura como mundo y mercado; 2.- El mundo como imagen y comunicación; 3.- La cultura mundo como mitos y desafíos; y 4.- La cultura mundo como civilización.
Los autores desarrollan una explicación, descripción e interpretación de las nuevas formas en que se está manifestando la cultura en un mundo que ya no es moderno ni postmoderno, sino hiper-moderno. Argumentan que hay un desconcierto planetario, el cual afecta a todas las esferas de la vida; la familia, la identidad, la vida social, la relación entre géneros, la identidad sexual, la educación, los hijos, la moda, la alimentación, las nuevas tecnologías. La incertidumbre se extiende, se globaliza, es el sentimiento más mundializado hoy en día. En ese contexto, la cultura se ha transformado radicalmente, se ha adaptado a la realidad incierta de los nuevos tiempos; una época testigo del advenimiento de una cultura que conquista todas las esferas de la vida, los estilos de vida y las actividades humanas; una cultura que ya no puede considerarse una superestructura de signos dentro de otra superestructura, la ordenación simbólica del mundo, sino que se ha convertido en el mundo mismo, en una cultura-mundo.
Es decir, una cultura que ha trascendido sus propias fronteras y mediante una ruptura histórica ha disuelto las antiguas dicotomías entre economía/imaginario, real/virtual, producción/representación, marca/arte, cultura comercial/alta cultura; configurándose el mundo y la civilización en una amalgama indescifrable y sumamente compleja. La cultura-mundo, expresan Lipovetsky-Serroy, “…significa fin de la heterogeneidad tradicional de la esfera cultural y universalización de la cultura comercial, conquistando las esferas de la vida social, los estilos de vida y casi todas las actividades humanas…”
Otro aspecto que se destaca en la descripción de esta categoría, es que designa la era de la dilatación del universo de la comunicación, la información, la mediatización. “El auge de las nuevas tecnologías y las industrias de la cultura y la comunicación…”, las cuales han logrado despertar un consumo saturado de imágenes, multiplicando las posibilidades de valorar integralmente la realidad ante tanta desfragmentación y puntos de vista multicéntrico.
La cultura-mundo coincide con el fin de la llamada Guerra Fría y con el inicio de una nueva era occidental, la hiper-modernidad. Ésta se caracteriza por el hiper-consumo y el individuo hiper-moderno; es el ser humano que absorbe e integra cada vez más esferas de la vida social y justifica su existencia a través de consumismo y la satisfacción personal, orientado hacia el hedonismo, sufriendo la tensión que significa vivir en un mundo que se ha disociado de la tradición y afronta un futuro incierto.
En un aspecto puntual, el texto Lipovetsky-Serroy presenta las características de una nueva civilización y con ella una nueva cultura. “El mundo hiper-moderno está desorientado, inseguro, desestabilizado…”; de manera cotidiana, de forma estructural y crónica; no es un “paso de Luna”, es la síntesis de un conjunto de experiencias sociales en las cuales el miedo y la angustia plegaron la existencia del hombre. El libro solamente muestra los impulsos de la nueva sociedad hiper-moderna, no presenta recetas para confrontarla y cambiar sus nuevos hábitos, sin embargo se hace una pregunta que bien sirve para iniciar profundos debates: “¿Qué modelo económico puede despertar ya adhesiones cuando las economías dirigidas han fracasado y cuando la huida hacia delante de la globalización liberal supone big bangs en cadena?” Sentencia los autores: “…Ya no hay ningún sistema económico con aura y con capacidad de atracción”.
En un aspecto puntual, los autores esgrimen que hay tres series de fenómenos que sostienen el fortalecimiento de los problemas culturales en la era hiper-moderna: 1.- el crecimiento de la dimensión económica de la cultura; 2.- La dignificación y democratización de la cultura; y 3.- La comercialización exponencial de la cultura. Con la cultura-mundo, con la sensación de vivir en un único mundo, aparece por primera vez la conciencia de la globalidad de los peligros, la cosmopolitización de los miedos y a su vez la resurrección de la problemática de las identidades colectivas, las raíces, el patrimonio histórico, las lenguas nacionales, adquiere en la cultura-mundo una importancia nueva. En ese mismo sentido, el mercado y las industrias culturales fabrican una cultura mundial caracterizada por una fuerte corriente homogeinizadora, se multiplican las demandas comunitarias de diferencia y cuanto más se globaliza el mundo, más aspira a afianzarse una serie de particularismos culturales.
En el ámbito local esta transformación cultural se está dando. La línea de investigación “Extensión universitaria y pedagogía comunitaria”, que llevo coordinando en diversas casas de Educación Superior en Venezuela (UNELLEZ, UNEFA,UFT, entre otras), ya han iniciado su debate con investigaciones pertinentes en las áreas de ciencias sociales y ciencias de la educación, pero el asunto es complejo y amerita investigaciones interdisciplinarias, pluridisciplinarias, multidisciplinarias y transdisciplinarias que alcancen modelar una aproximación coherente a este fenómeno de la cultura-mundo en el caso específico de los países en vías de desarrollo.