¿Manuel Sutherland, Guerra Económica o el Síndrome Cara de Pendejos?

Leo y con un alto interés, los análisis que nos ofrece regularmente Manuel Sutherland. Leo sus artículos con el mismo interés que vengo siguiendo los análisis de Víctor Álvarez, Javier Bierdau y otros analistas que le han puesto empeño por describirnos el devenir del proceso económico venezolano.
 
Manuel Sutherland, tiene una particular tesis sobre la guerra económica, que muchos cuestionan. En discusiones en las que he estado y artículos que he leído, se comparte el análisis Sutherland más no su tesis de  sobre una “guerra económica” que ha considerado en anteriores trabajo, pero que en una que publicó recientemente en Aporrea y Rebelión; la calificó como  una “especie de conspiración novelística en la cual todos los empresarios del país (chavistas y antichavistas) y empresas estatales (presumiblemente infiltradas por la CIA) realizan una conjura malévola que consiste en dejar de vender las mercancías adrede, aun teniendo los inventarios más repletos que nunca”
 
No pretendo salir de esta confrontación entre tesis, con una salomónica posición, argumentando que Manuel Sutherland tiene algo de razón y los que piensa que efectivamente hay una guerra  económica declarada, también pueden tenerla. Digo que la situación es relativa y esta aparente relatividad puedo argumentarla a través de varias situaciones o razones. Pudiera decir, que la guerra económica es una verdad, si Venezuela como país hubiese roto su condición de país rentista, quebrando la condición de alta dependencia para sustentarse alimentariamente y desde hace aproximadamente dos años; los empresarios, que así solemos llamar a los importadores, hubiesen decidido cerrar sus  centros o mantener sus empresas produciendo a una baja capacidad.
 
No es este el caso nuestro.  El gobierno, como muy bien lo registra Sutherland  ha “vendido” a lo que denominamos empresarios una cantidad no muy pequeña de dólares a 6,30 “para la compra de maquinaria y equipos” [y este] empresariado se ha dedicado al ciclo: Importar barato mercancías elaboradas y revenderlas (especular)  y/o importar cajas vacías para apropiarse de los de los EEUU y revenderlos en el mercado paralelo” Entre el 2003 y 2012, esta “pequeña” cantidad de dólares vendidos a los grandes buhoneros disfrazados de empresarios, según los datos que ofrece Sutherland, está un pelín más allá de los 317 mil millones de dólares.[i]
 
Si yo como persona, le doy a otra una cantidad de dólares para que me traiga de EEUU u otro país un par de zapato y tengo por eso una caja vacía y no ve doy cuenta de eso, sino tiempo después, cuando voy a estrenarme los zapatos, creo estar frente a ese viejo truco del “paquete chileno”. Esta es la mejor calificación que puedo darme, porque la otra sería la de ser un soberano pendejo. Así que desde esta perspectiva o desde esta mirada; la guerra económica es como una excusa que me monto para justificar mi situación de ser o haberme comportado, frente a un enemigo declarado, como un soberano y gran pendejo.
 
Pero hay “cajas vacías” y hay también  galpones full con productos de primera necesidad, que los grandes buhoneros que nosotros denominamos empresarios y que están asociados en Fedecámaras, vienen reteniendo productos para producir escasez, especular y limpiar el bolsillo de las familias venezolanas. Esto también es una realidad que se ha hecho posible porque los grandes buhoneros que llamamos empresarios, se aprovechan de otra oportunidad que el proceso le ha dado. Estos grandes buhoneros pueden hacer esto, porque de este lado se ha tenido otro descuido o seguimos mostrando nuestra cara de pendejo frente a un enemigo que  clara y a viva voz ha venido apostando por un golpe de Estado. Siendo cierto el acaparamiento y todo eso, tiene cierto sentido la guerra con un alto nivel de ineficiencia por parte de entes del Estado.
 
En un reciente trabajo que publico Manuel Sutherland en Aporrea y Rebelión nos coloca frente a esta realidad:
 
Analizando las estadísticas del extinto CADIVI, podemos notar que al sector de la farmacéutica se le ha aprobado la bicoca de 11.534 millones de dólares (2004-2012). Dicho monto equivale a la construcción de cuatro enormes siderúrgicas como SIDOR, o a la elaboración de ocho puentes sobre el río Orinoco, un verdadero dislate si lo comparamos con el pobrísimo abastecimiento de medicinas en el país” (subrayado nuestro)
 
Luego nos dice:
De las 100 empresas que más recibieron divisas preferenciales, 16 están en el rubro farmacéutico y el 100% de esas empresas son grandes consorcios multinacionales, es decir, acá no hay empresas fantasmas o de maletín. En la tabla tres, extraída textualmente del trabajo de Luís Galvazut, se muestran que las nueve (9) empresas del rubro que más solicitaron divisas a CADIVI, representan el 25% de la lista de las primeras 36 empresas. Claramente se observa que es un rubro bastante privilegiado.
En una parte de este penúltimo trabajo de Sutherland agrega esto:
Un pingue aumento en la importación de medicinas debe reflejarse en un incremento similar en las cantidades que de dicho rubro que ingresan al país. Si alguien se le ocurre argumentar que el precio de las medicinas ha crecido en alta proporción, debería saber que los países que nos venden medicinas: EEUU, Alemania, Suiza etc., tienen una inflación acumulada muy baja en el período de estudio que trabajamos. Por ende, el aumento del precio de las mercancías en magnitudes bajas, no explica el aumento de 1345 % en la importación de las mismas. La expansión de la cantidad de mercancías importadas no se dio en ningún momento, sino que el aumento de casi catorce veces en la importación (medida en dólares) se vio correlacionado con un descenso de 75 % en la cantidad de kilogramos de mercancías que ingresaron al país. Este hecho concreto, o mejor dicho, este fraude descarnado, se plasma a continuación en el gráfico dos y en la tabla dos”[ii]
Si observamos este párrafo, vemos el fenómeno del “paquete chileno” o el de la cajas vacías. Toma aquí sentido la situación de relatividad de la guerra económica.  Prevalece más bien el síndrome de cara de pendejo, más que el de una auténtica guerra económica. En todo caso, si decidimos apostar por una guerra económica, que puede tener sentido, tenemos que admitir, que desde el gobierno se le ofrecen toda la artillería a los grandes buhoneros del país que llamamos empresarios para que nos hagan la guerra. 
Marcano.evaristo@gmail.com
@evaromar
 
 


[i]    Puede verse Análisis de Manuel Sutherland: estatizar el comercio exterior es frenar las importaciones fraudulentas, la inflación y la próxima devaluación en este enlace: http://www.alemcifo.org/ArticulosHTML/EstatComEx.html
 

[ii]         Manuel Sutherland. La enorme escasez de medicinas y la gran estafa en su importación: Farmafraude. Este artículo se publicó en Aporrea.  Al momento de redactar esta nota, no pude localizar el enlace en Aporrea. Pero pueden revisarlo en el portal de Aporrea. Me disculpa el camarada Manuel Sutherland.
 



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Evaristo Marcano Marín


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