1. Históricamente, los procesos sociales, de implicaciones transformadoras y perfil revolucionario, en tanto y en cuanto se desarrollan, de entera manera dialéctica, exigen la capacitación y la formación permanente de sus hombres y mujeres para que alcancen a comprender la dimensión política del proceso y convertirse en revolucionarios(as) críticos(as), de comprometido largo aliento, así como para estar en permanente sintonía con el ir y el devenir de los tiempos. Uno de los deberes de los revolucionarios y las revolucionarias es ser un ser de su tiempo. Así que contenidos programáticos como el Manifiesto Comunista desde América Latina y vida y tiempo del socialismo; el paradigma políticos de las constituciones de Venezuela, (1961-1999); el retorno de Marx, las historia de los que no tienen historia; el poder de los que no tienen poder; entre lo comunitario, popular y alternativo y una panorámica del Libro Azul de Chávez, podrían constituirse, entre otros muchos, en temas de requerido estudio e impostergable investigación.
2. La historia de las sociedades de clases constituye la prehistoria de la humanidad, a decir de Marx. Por ello se ha afirmado desde la digna y contundente Revolución Cubana, la historia tendrá que contar con los pobres de América. Y es precisamente, esa gran humanidad ha dicho basta y ha echado anda y su marcha de gigante ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, (Castro, 1962). Los procesos de independencia traicionados, las dictaduras gorilas y las democracias burguesas sólo han servido para mantener el sistema de explotación capitalista en franca sumisión al imperialismo. Nuestros pueblos desconocidos hasta hoy, han comenzado procesos sui generis, telúricos, propios, revolucionarios, con toda la heredad de la teoría revolucionaria, y han puesto en marcha lo afirmado por el Maestro Simón Rodríguez: ¡o inventamos o erramos!
3. En ese transitar, entre derrotas, parciales triunfos e indudables traiciones, esa gran humanidad doliente, sabia y sufrida, se ha transformado en los Poderes Creadores del Pueblo, (Aquiles Nazoa, 1920-1976), y se han trajinado, junto a la memoria de todos sus mártires y sus hermanas y hermanos caídos, hacia el camino de la Patria Buena, (Alí Rafael Primera, 1941-1985), ahora expresada en el Socialismo del Siglo XXI. La Patria Socialista es irrevocablemente libre e independiente. Existe una sola y poderosa razón por la que estamos aquí anunciado cambios profundos: es el proyecto de Simón Rodríguez, el Maestro; Simón Bolívar, el Líder, y Ezequiel Zamora, el General del Pueblo Soberano, (E l Libro Azul, 20013).
4. La personalidad cultural de la Patria Buena, la Patria Socialista, fundamenta su patrimonio moral y su histórico compromiso político, sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, raquis fundamental, filosófico-conceptual de todo un proyecto de Nación Liberada. Los derechos irrenunciables de la Nación tienen que concretarse en la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integración territorial y la autodeterminación nacional, (CRBV, 1999),
5. En ese sentido, hombres y mujeres de la República deben manejar con supino compromiso, alegre victoria, fidelidad histórica y compromiso revolucionario. La dimensión del conocimiento, el alcance valorativo y el proceso político, en los términos, categorías y conceptos que sirvan de base y orienten el Proceso Bolivariano, los cuales fueron plasmados en la Carta Magna, hasta hacer entrar en nuestra praxis cotidiana, y de todos los días, la construcción del Hombre Nuevo. La formación juega aquí un papel significativo. Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria; sin práctica revolucionaria no hay teoría revolucionaria. Un todo, articulado y manifiesto, una totalidad dialéctica, frontal y decidida. Un entrompe teórico para una práctica más acertaba, exacta, triunfal, total.
6. La Formación y Capacitación Permanente, (FCP), en el área política facilita refrescar saberes, compartir aprendizajes, volver sobre temas trajinados, reflexionar persistentemente. La labor de actualización debe ser permanente. Se trata de ir a un antiguo recorrido de saberes, que resultan necesarios actualizar y renovar. Se intenta redescubrir aquello que aprendimos, aquello que se sabe y que por múltiples razones no hemos vuelto a repasar y resulta necesario e ineludible transitar esos saberes, conocimientos y teorías que son parte de la formación revolucionaria. Un encuentro con el pasado-presente teórico. La práctica social y política, la está exigiendo.
7. Hoy, el planteamiento sobre el Socialismo no se limita al Socialismo Científico. Se asume con dignidad histórica pero se nutre y alimenta del Cristianismo, del Humanismo, de la experiencia de los Grupos de Base, de la Teología de la Liberación, del Marxismo Crítico, de las Culturas Populares, del Pensamiento Filosófico Contemporáneo, de la experiencia cubana y del legado teórico-práctico del Comandante Chávez. Una gran síntesis teórica-práctica-espiritual conforma al Socialismo dl Siglo XXI. Los aportes a través del estudio, investigación son demandados. Un proceso de formación revolucionaria y política emplaza al combate de las ideas, al estudio resuelto y decidido. Todas las tierras del mundo reclaman el concurso de modestos esfuerzos, intelectuales, de aprendizaje, de enseñanza, de búsqueda, de realización, de investigaciones permanentes.
8. Desde estos contextos de enseñanza-aprendizaje es vital y inexcusable dejar un aporte de significativa instrucción política y decidida re-creación de la experiencia social de seguro impacto en la comprensión y praxis del participante. Este concurso sobre el conocimiento, que acompañe el compromiso militante, es una prueba más del legado histórico-futuro, desde el presente, desde el aporte de las revoluciones y procesos sociales de largo aliento. El apoderarse de la Teoría Revolucionaria representa un arma, un fúsil de inquebrantable ética socialista, de sapiencia comunista, de compromiso de fe, todo por la opción preferencial por los pobres. Con los pobre de la tierra/ quiero yo mi suerte echar, dijo el poeta José Martí.
9. Volver sobre los socialismos y al marxismo crítico; revisar el ancestral y originario indo socialismo de las comunidades y pueblos originarios y al eco-socialismo, acercarse a la teología de la liberación y a la teoría del género. Revisar la historia de la patria y su particular desarrollo reciente. Pasearse por los paradigmas políticos que signaron el devenir histórico-social contemporáneo; analizar el derrumbe del socialismo real y el triunfo de la experiencia cubana y las telúricas experiencias de América Latina y el Caribe. Adentrase en la crisis mundial del capitalismo, conocer la específica experiencia venezolana, entre otros muchos temas, podrían brindar luces para el análisis y la comprensión del mundo actual y ofrecer aportes de muchos y variados elementos para la construcción del socialismo del siglo XXI.
10. Volver sobre los conceptos básicos del materialismo histórico y dialéctico; sobre la teoría del partido de Lenin, sobre la revolución por etapas de Stalin y la revolución permanente de Trotsky. Acercarse a la revolución bolchevique, a la cubana, a la experiencia chilena, a la china. Transitar la lucha revolucionaria de muchas experiencias de América del Sur y, particularmente, a la experiencia de la democracia burguesa de Venezuela hasta alcanzar el triunfo del chavismo con y sin el Comandante Eterno Todo ello, brindan elementos para encaminar una formación política de vital significación histórica. Existe una trinchera de las ideas, una batalla de las teorías y resulta justo y necesario estar preparado para esa gran batalla intelectual, teórica-práctica y cultural. Se trata del Poder Popular del Conocimiento.