“Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”
Voltaire…
Más allá de este asunto del problema con el imperialismo norteamericano, explotado por quienes quieren dividir al movimiento bolivariano, se plantea concretamente cuál es el derecho de cada militante de izquierda a disentir -dentro del chavismo- con las políticas, y resoluciones que surgen del mandato de Nicolás Maduro Moros.
La historia del chavismo está llena de trepadores, y bajo la conducción del presidente Hugo Chávez, al menos se permitió el ejercicio de disentir, y discutir en el seno del gobierno bolivariano hoy con la escasez, inflación y especulación, un pueblo entero, en la más grandiosa manifestación que a diario vemos en las aberrantes colas, manifiestan su descontento por esta situación. Así lo expresan frente a mi muchos de ellos, a tal punto que no puedo publicar lo que me dice la masa porque me agarra la censura.
Los diputados del psuv han aprobado varias veces proyectos que surgen del ejecutivo, desde una posición de obediencia sin disidencias. y votan todo lo que viene del Ejecutivo. El mismo Hugo Chávez expresó que en la Asamblea Nacional podía discutirse, y aprobarse leyes o no aprobarse si le hacían daño al país. Pero ahora se ha alentado más esta práctica interna.
El problema de la revolución bolivariana es que no se ha establecido bien la diferencia que hay entre disentir, y traicionar; o entre el fanatismo irracional, y la lealtad.
Muchos revolucionarios desde la lealtad se atreven a pensar y disentir, y se diferencian de aquellos que se ocultan en el fanatismo, y la traición para robar. Y también de aquellos que con el cuento del radicalismo ultroso ocultan muy bien su oportunismo mientras se enriquecen con los dineros públicos mal habidos, exhibiendo la rastrera mediocridad mental del individuo que no se atreve a pensar aunque sea para equivocarse. Digamos que entre un revolucionario, o un burócrata, que defiende su puesto bozaleado repitiendo consignas vacías de contenido, hay una gran diferencia con eso que la nomenklatura llama traidor. Uno quiere hacer las cosas mejor para que el gobierno bolivariano corrija sus errores, mientras los corruptos causantes de la inflación traicionan miserablemente. Yo hago críticas desde una lucha limpia, y sin intereses personales, el que me ataca es “leal” desde su alianza con el enemigo. Prefiero la disidencia de un revolucionario de verdad, al aberrante fanatismo de “lealtad” de un radicalista ultroso que se pone franela, y gorra roja, y con sus cegueras de que el imperio nos va a invadir nos está entregando en bandeja de plata a la oposición. Esas lealtades irracionales terminaran con una aplastante derrota en las parlamentarias de este 2015. Es que desde hace un tiempo, los aspirantes a herederos de Chávez no tienen otra idea fija que sucederlo, y han inventado lo de la intervención armada del imperio norteamericano, utilizando el subterfugio obsecuente, y el asentimiento a todo lo que se diga desde el alto gobierno pero soñando con el testamento de Hugo Chávez. Quieren convertir a los revolucionarios pensantes en una masa de mongólicos (y me perdonan lo que sufren esa enfermedad del síndrome de Down), ya que no le está permitido ni siquiera pensar menos opinar.
Un líder, siempre se alimenta de la opinión de su pueblo. Chávez decía que mandaba obedeciendo al pueblo, pero muchos funcionarios enchufados mandan robando al pueblo, a través de las colas, la especulación, la inflación etc. Con la gente de a pie en esas deshumanizadas colas; desorganizados, desmovilizados, reprimidos. Con esto quiero decirle al presidente Nicolás Maduro que los aduladores palaciegos lo están alejando del elemento más rico de su condición de jefe de Estado que es la voluntad del pueblo soberano. Algo tiene que ocultarse detrás de estos personajes; así cuando uno manifiesta una disidencia limpia y honesta, no oculta nada más que la vocación de servicio a la causa por la que se me enseñó a luchar desde las filas de la izquierda cristiana. Me empujan desde adentro, y me llaman desde afuera pero, ¡pinga! Voy a pelear desde adentro. Esta es mi mejor muestra de lealtad a la clase trabajadora, al pueblo venezolano, al Movimiento Bolivariano, y a la Patria, para que desaparezcan las colas, la inflación, la inseguridad y el venezolano tenga calidad de vida.