Por “Cultura” se entienden muchas cosas, pero aquí la quiero definir como el cultivo de las ideas que produce cambios en el intelecto y en la conducta humana individual y colectiva, que ilustra y desarrolla lógica y sentido común, que crea civilización y nuevas mujeres y hombres, que en definitiva eleva el espíritu humano. Este concepto amplio, recoge las manifestaciones colectivas y la actitud personal, lo cotidiano y lo extraordinario. Es también identificador de pueblos (Tradiciones, costumbres, folclor). Va desde lo artístico hasta lo científico, lo religioso y lo cotidiano.
El cultivo de las ideas per se es productor de cambios. En la medida que uno aprende cosas, va cambiando para bien o para mal, dependiendo de qué aprendes. Sembrar nobles ideas, principios y valores, ética y moral socialista, sentido de pertenencia, responsabilidad social, conciencia ambiental (los principios ecológicos de la interdependencia y los de unidad cósmica) valor enaltecedor del trabajo, amor a la familia, amor a la patria, amor por la humanidad, hacen germinar altos espíritus, mujeres y hombres nuevos dedicados al bien común. Estos son ideales socialistas pero, ¿no parecen también ideales cristianos…y musulmanes y budistas?
De aquí la importancia de la lectura, del estudio, la investigación, el intercambio y debate de ideas, por ende de la comunicación las reuniones y la organización; de aquí la importancia de la escuela y la familia, de la iglesia verdaderamente popular, de los llamados medios de comunicación (prensa, radio, televisión) de aquí la importancia de un Gobierno comprometido con el pueblo y de un partido revolucionario, socialista y militante.
El partido posee rol fundamental en la culturización del pueblo; como vanguardia revolucionaria orienta, muestra el camino, trasmite ideas, organiza a la gente, facilita encuentros y conduce la batalla por el nacer de una nueva sociedad. Aplaudo el hecho de que por fin la Escuela de Formación del PSUV se ha hecho realidad. Lamento que una escuela de formación política tan importante, histórica como la del Partido Comunista de Venezuela, no muestre la misma relevancia de hace años.
Nuestro Gobierno revolucionario ha venido haciendo un épico gigantesco trabajo de educación (culturización) de nuestro pueblo. Desde un primer momento y hasta el sol de hoy el Gobierno quinto republicano no ha cesado de educar, formar, ideologizar; desde enseñar las primeras letras hasta formar para el trabajo, desde la siembra de conciencia social local y nacional hasta internacional y mundial, desde el rescate de nuestras tradiciones y todo tipo de expresiones culturales ancestrales hasta las manifestaciones culturales vanguardistas. Este ha sido creo yo uno de los mayores éxitos de nuestra revolución.
Doy fe, por conocer de primera mano la vivencia de mi hijo en escuela básica y ahora secundaria, que su educación formal ha sido enriquecida (hasta nivel de asombro para mí, lo confieso) con temas permanentes sobre familia, ambiente, agricultura, riesgos y protección contra desastres (cosas inimaginables en mi época de estudiante)
La municipalización de la educación técnica media y superior universitaria también es una fortaleza que no debemos perder; debemos mejorarla pero de por si es un milagro hecho realidad para muchas personas y familias. Creo yo que debería acentuarse más, en el ámbito de la Misión Sucre y la UBV, la formación ideológica y política, indistintamente de la carrera que se estudie. Esto también lo digo como testigo de primera mano (más bien, participante) por ser docente – colaborador de estas instituciones.
De aquí también la importancia de los cultores populares, los portadores de una sabiduría ancestral que nunca renunciaron a ella y que ahora, gracias al proceso bolivariano y chavista, están viendo renacer conocimientos, culturas, tradiciones, que iban en vías de extinción. El rescate, protección exaltación y conversión en hecho cotidiano de nuestras expresiones ancestrales, como lo ha venido promoviendo nuestro Gobierno revolucionario, es también trascendental para reafirmar nuestro sentido de pueblo, nuestra identidad nacional y nuestro destino común.
Creo que dos elementos son primordiales para la labor cultural revolucionaria: primero, el espíritu de unidad en la diversidad, el hecho de vernos como un solo y mismo gran pueblo latinoamericano y caribeño, la conciencia de que cada quien tiene una responsabilidad social, el compromiso solidario, y segundo, la conciencia de preservar la ecología para poder persistir en el tiempo como civilización; en este particular es necesario mayor esfuerzo y es aquí donde los movimientos ambientalistas del país están llamados a cumplir con la tremenda tarea.
La conciencia ambiental debe nacer de la educación y el trabajo, de la teoría y la práctica, del ejemplo. Educación formal e informal y vinculación del trabajo a lo ambiental son claves para generar la nueva mentalidad que necesitamos. Dicen que las ideas cuando no entran por la cabeza, entran por el estómago. El idealismo de un mundo “bello” rinde mejores resultados si, en la práctica, la gente vive trabaja y depende de la calidad ambiental.
Sembrar una cultura socialista entre nosotros permite abrir la mente al hecho vital de que somos uno solo. Sembrar la cultura ecosocialista nos llevará a entender que nosotros los humanos y el mundo somos uno solo, que es necesario mantener y hasta mejorar las condiciones ecológicas del planeta si queremos legar futuro a las generaciones que nos siguen, a nuestros hijos y nietos.
Hace falta una vanguardia social para construir esta nueva cultura. Aquí los Cultores y los ambientalistas tenemos nuestro puesto de lucha.
Debemos derrotar el rentismo, el inmediatismo, el consumismo, el “papayismo”, el ventajismo, el egoísmo sembrados en la mente de nuestra gente por unos poderes que han querido convertirnos en meros entes de consumo. “La mentalidad adeca” sembrada por 50 años de historia es la explicación al comportamiento actual de muchas y muchos venezolanos de hoy, incluidos muchos que se hacen llamar chavistas y revolucionarios.
Nosotros no podemos resignarnos a ser un ente alienado que vive para trabajar y entonces consumir. La vida es mucho más que eso. La imagen fascinante del “american way of life” inculcada en muchos de nosotros debe ser borrada de las próximas generaciones de venezolanos. Debemos desenmascarar el modo de vida gringo – europeo actual; debemos denunciarlo como agotador del ambiente y los recursos naturales del planeta, como eminentemente injusto, basado en el pillaje a otros pueblos, inherentemente destructivo de la ecología vital. Debemos enseñarles a nuestras y nuestros jóvenes que la vida es mucho más que comprar zapatos “de marca” o un BlackBerry o ir a gastar en un “bonito” centro comercial. Debemos enseñarles a nuestros muchachos que es mucho mejor (por deliciosa y nutritiva) comerse una arepa rellena que una hamburguesa de Mac Donals. Debemos enseñar que el placer natural llena mucho más el espíritu que el éxtasis, la cocaína y las cervezas.
El papel de los ambientalistas y sus movimientos sociales no es limpiar la basura que los demás dejan en las playas; ni siquiera es plantar arbolitos en días conmemorativos que luego se dejan en el olvido. Los ambientalistas deben ENSEÑAR con la prédica y el ejemplo cómo podemos vivir armónicamente con nuestro ambiente; deben convencer a la gente de que no todo es mercadeable. El papel de los ambientalistas es exponer y demostrar cómo producir y consumir sin afectar la naturaleza. El papel de los ambientalistas es el de mostrar el camino de construcción del ecosocialismo y demostrar qué significa ser una mujer y un hombre “nuevos”.
Demostración de que ya existen estas nuevas gentes las tenemos en todas partes. De lo que se trata es de organizarnos y empujar todas y todos a la vez, EVITANDO QUE “OTROS” NOS MANIPULEN O PRETENDAN “VENDERNOS” UNA AGENDA DE LUCHA. Un ejemplo de la nueva mentalidad que existe entre muchos de nosotros lo constituyen los jóvenes y no tan jóvenes del Movimiento Ambientalista Paria del estado Sucre; su pensamiento colectivo así lo demuestra:
“la filosofía del movimiento ambientalista Venezolano se basa en los principios sustentables, conservacionistas del ecosocialismo bolivariano que desarrolla en sus miembros los principios éticos, morales, sociales fundamentales en la formación del nuevo republicano, fortaleciendo la enseñanza en valores, para armonizar la relación fraternal del hombre con el planeta y su ambiente.
1) valorizamos el agua que calma la sed y forma parte de nuestro cuerpo
2) reconocemos la importancia del aire que respiramos que llena nuestros pulmones
3) admiramos los rayos ultravioletas del sol, que calientan la atmósfera creando el día y la noche
4) respetamos la tierra fértil que preñada de frutos nos alimenta.
Nos aceptamos seres únicos y especiales llenos de condiciones y capacidades útiles a la humanidad, lo que nos permite asumir el compromiso de proteger y cuidar la flora y la fauna de nuestra patria grande todos los días que exista…. Amén”
Cuando construyamos una nueva cultura, habremos triunfado.
*Ing.