Un Forestal al frente del MINEC

Nuevo ministro de ecosocialismo, ingeniero Ricardo Molina: mi respetuoso y afectuoso saludo, bolivariano y chavista. ¡Congratulaciones! El gremio y sector forestal del país nos felicitamos. Sin duda que aplaudo la designación hecha por nuestro presidente Nicolás Maduro: cuadro probado por la revolución, ingeniero forestal egresado de mi alma mater (además, de mi generación) que ha venido trabajando con el asunto ecosocial y con gran experiencia parlamentaria.

Su designación trae mensajes muy trascendentes: Profundizar la revolución. Profundizar en el tema del ecosocialismo. Insistir en los objetivos históricos (plan de la patria) atinentes a la salvación de la vida en nuestro planeta. Insistir en el tema medio ambiental, pero también en la nueva economía de nuestro país y, muy particularmente en consolidar la aparición de nuevas formas socio productivas y de una adecuada relación hombre – naturaleza, sociedad - naturaleza (7T). Sin duda, su designación trae esperanzas para el país y su reto es enorme.

A muchos nos alegra su designación, colega. Los forestales creemos que es una oportunidad única para relanzar nuestro alicaído sector del quehacer nacional. No viene usted al cargo para "rescatar al sector forestal" particularmente, pero resulta que el tema forestal es escenario de gran ventaja para el hecho ecosocialista (usted mejor que yo lo sabe). No hay tiempo que perder para el rescate de nuestros ecosistemas: nos estamos quedando sin agua, nos estamos quedando sin bosques, nos estamos quedando sin biodiversidad. No hay tiempo que perder: nuestras comunidades rurales, nuestros hermanos indígenas, nuestras vecinas y vecinos, esperan por una mejor calidad de vida, y en todo esto, el ministerio de ecosocialismo tiene muchísimas cosas que hacer.

El sector forestal venezolano es una de las grandes potencias dormidas de nuestra maravillosa patria y es doblemente lamentable nuestra situación: Por un lado, no lo estamos aprovechando y por el otro, lo estamos terminando de destruir. No me canso de repetir las afirmaciones a este respecto que realizó el antiguo ministerio de planificación en su "Plan Nacional Forestal" de 2003 (que quedó en el tintero):

"El Sector Forestal de la economía venezolana tiene, frente a la necesidad ineludible de diversificación de la base económica nacional, una extraordinaria oportunidad de ser promovido por los sectores público y privado como un componente clave para el desarrollo social y económico del país, a corto y largo plazo."

"Conviene destacar, que el conjunto de las actividades forestales, tanto protectoras como productivas, está entre los que genera más empleo por capital invertido, requiriendo abundante mano de obra no calificada en el campo. Al mismo tiempo, ofrece amplias posibilidades de crecimiento y participación aguas abajo en múltiples actividades transformadoras, industriales y comerciales, en las cuales radica su mayor potencial de beneficios sociales directos."

El ministerio de planificación y desarrollo, se sentía con seguridad de "transformar al Sector Forestal en uno de los tres principales soportes de la Economía Nacional y en un instrumento fundamental de desarrollo del medio rural, junto con la agricultura y la ganadería, bajo el concepto integrador de la agroforestería y el desarrollo industrial para el mercado nacional y externo."

Y todo este portento podemos y debemos convertirlo en realidad. La empresa privada, la iniciativa particular, tiene un papel importante que jugar, pero la organización social, en todas sus múltiples formas (grupos ambientalistas, EPS, empresas comunitarias, empresa familiar, etc.) debe ser protagonista en mayor medida.

Despertar a este gigante dormido requiere de claridad, de decisiones acertadas, de ejecuciones eficaces, de mucha constancia. Y se requiere de un instrumento guía que alumbre el camino hacia donde queremos/debemos ir en materia forestal (que también es ambiental): UN CONJUNTO DE POLÍTICAS FORESTALES, tanto en materia de conservación, como en temas de desarrollo productivo, genéricamente llamadas "política forestal". Existen propuestas a este respecto que se vienen debatiendo dentro del gremio forestal y más allá; algunas "fuera de lugar", otras cónsonas con el pensamiento socialista (ecosocialista).

Existen dos grandes visiones del mundo, excluyentes. La una, cree en la "libre competencia" y en la iniciativa y prosperidad particular o individual por encima o indistintamente de lo colectivo, que cree que los recursos naturales (y el planeta todo) es de quien pueda comprarlos, que no cree en la obligatoria necesidad de ayudarnos entre toda la humanidad, que cree que "salvándose ella o él" logrará salvar a los suyos, a sus hijos y a su familia. La otra visión (en la que yo milito) cree que solo se puede estar bien como individuo, si el que está a nuestro lado y más allá, nuestra vecina nuestro vecino nuestro congénere, también vive bien. La visión de un mundo que, de no hacer cambios fundamentales en nuestro modo de vivir, estaremos extinguiendo prontamente. Estamos los que creemos en la responsabilidad natural y moral de ayudarnos entre todas y todos si queremos preservarnos como especie, si queremos que nuestra descendencia tenga un mundo donde existir plenamente, las y los que queremos un mundo mejor lleno de gente feliz, no de explotadores y explotados. De este último grupo de gente debe surgir toda política. ¡Convoquemos, camarada ministro! ¡Escúchenos! No cometamos el error de siempre: creer que, al llegar a un cargo de toma de decisiones, se las sabe todas y no tiene por qué oír nada más. Sé que este no es su caso, y de allí mi afirmación de que su designación es esperanzadora.

Dicho esto, cierro acá con dos pedidos urgentes:

No permita que introduzcan Acacia mangium en nuestras reservas forestales ni en nuestros parques nacionales ni en nuestros muy especiales y particulares ecosistemas del sur del Orinoco. Lo digo en referencia al "plan de recuperación de áreas afectadas por minería", que su ministerio ha venido promoviendo (es socio en dicho plan), y

Frene de una vez por todas, contundentemente, definitivamente, la explotación irracional y criminal de nuestros ecosistemas del "semiárido" larense y en general de la zona norte costera del país, que viene ocurriendo con fines de producción de carbón vegetal. Están arrasando con ecosistemas completos, desapareciendo una biodiversidad maravillosa y condenando la vida de cientos de miles de personas.

¡Éxito, camarada ministro!

Maturín, 19 de febrero 2025.



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Inocencio Soto C.

Ingeniero Forestal

 ingenieroisoto@gmail.com

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